jueves, 22 de agosto de 2019

¡Que Dios reparta suerte…!

Un entregado Perera mantiene su idilio con Gijón

Siempre he dicho que lo más difícil de un artículo es el título y cuando tienes éste, parece que la argumentación va sola y más cuando acudes a un espectáculo donde la muerte tiene protagonismo, bien por ausencia o recuerdo, o cuando aparece revestida de tragedia y negro azabache y su campana tintinea en nuestra cabeza por el resto de los días y hacemos nuestras aquellos versos lorquianos de “que no quiero verla, que no quiero ver la sangre de Ignacio sobre la arena…” .

Ayer, última corrida de la Feria de Begoña en El Bibio, Gijón, con un día gris, húmedo y poco taurino – parece que sol y toros van de la mano- , con más de media entrada, llegué con suficiente tiempo. La plaza tranquila, apagada, con menos protocolo que en otras ocasiones, silenciosa, espera ansiosa el inicio de la corrida. La banda de música, ubicada y protegida en lo alto del tendido, ensaya sus primeros sones, entre los que no podía faltar el  “Gijón del alma”. Se cuidan los detalles: Indumentaria de los peones, alguaciles, piezas y calidad de la banda de música. Minutos antes de iniciar el paseíllo la Empresa taurina, a través de la megafonía, da la bienvenida a los presentes, agradece su presencia en la plaza y termina su medido y corto mensaje con el deseo que Dios reparta suerte, que motiva estas letras. Torean Enrique Ponce, José Mari Manzanares y Miguel Ángel Perera.

Ayer, con menos agobios que otros días soleados, la tarde invitaba a pensar, a valorar. Pocas mantillas, abanicos, flores y botas de vino. El  gol del Sporting rompía la tranquilidad. En todo el ambiente destacaba el destello del amarillo  oro de los toreros, entremezclado con sus trajes de  variado colorido de verde, rojo y negro, arropados por unos subalternos elegantes y protegidos por las cuadrillas de picadores montados en sus caballos peteados y defensivos. La lidia empezó puntualmente, no llovió, temperatura agradable y el mozo de las bebidas de un lado para otro en busca de clientela sedienta después de una comida copiosa. La corrida fue de menos a más. Los toros aunque flojos,  con las fuerzas medidas y poco castigados – alguno no recibió ni una pica y el tercio de banderillas tampoco fue completo –,  hubo pares de banderillas de auténtica maestría. Bravos en su salida - alguno hasta rompió la madera de un burladero-, acrobáticos en sus volteretas en la arena con el apoyo de sus cuernos, permitieron a las estrellas del toreo lucirse, aunque , como siempre, la espada quitó triunfo quizás por demasiado pensarlo. Con los capotes todos estupendos, recibían , besaban y soltaban al toro con suavidad y elegancia; con la muleta hubo faenas dispares, desde la autoridad y magisterio del maestro Enrique Ponce en su cuarto de la tarde, que creó muestras de una belleza que merecía buen pintor. Idilio y enamoramiento que cercenó la brusquedad de una espada que marchitaba el triunfo. José Mª Manzanares cumplió con su lote y nuevamente la espada quito alguna oreja. Su quinto de la tarde, muy débil, sin fuerzas para la envestida, no facilitó la espada. Por último , el triunfador de la tarde, Miguel Ángel Perera, que en el primer toro de su lote dio muestras de su buen hacer, de su fuerza y valentía. Recibió y encandiló al toro con el capote, como mandan los cánones, sin mover los pies y después de sus buenas recetas y precisos pases, empezó su faena con la muleta, de rodillas, en medio de la plaza, como si rezará e implorara a Dios y el toro respondía noblemente al engaño. A partir de ese momento la plaza entregada y la intensidad de su aplauso envalentonaba al torero que desplantado abría su chaquetilla ante la atenta mirada del toro. Por la izquierda, por la derecha, cambio de mano, de espaldas, de frente, las esencias del torero entusiasmaron al público, pero nuevamente la espada impidió  que el triunfo fuera de época, de esos que quedan en la memoria de los aficionados,  y después de un estoque fallido, tuvo que contentarse con una sola oreja. En su último toro y que cierra plaza, se mostró más conservador, seguro, templó más la faena y ansioso de ser el vencedor de la tarde, ofreció unos elegantes y suaves capotazos y unas medidas chicuelinas que provocaron el delirio del público; ya con la muleta, sus pases de engaño, adelante y atrás, nos tuvieron en vilo, temerosos que el toro trocar engaño por torero. Nuevamente la espada le impidió un triunfo más abultado. Pasó y triunfo en Gijón Miguel Ángel Perera y se fue con dos orejas que nos supieron a poco, pero dejó muestras de un toreo fino, cargado de esencias y valor, quizás, por decir algo, yo le pediría algo más de reposo, de tranquilidad. De seguir en esta línea dará que hablar. Ayer, no sé por qué, a la hora de matar, todos los diestros usaron la misma técnica -no sé si por comodidad, eficacia y seguridad-  que no es otra que la de recibir al toro para introducirle la espada, pero con toros que miran para todos menos para el torero – como dijo Manzanares- , el fallo estaba anunciado y así resultó.

Tarde de toros en el Bibio, acaba la temporada, y como todos los años acudo a la misma, no en busca de tragedias sino de arte, sueño y gloría, aunque sea efímera, titular de prensa, radio o televisión, que los que ya tenemos ciertos años sabemos que las glorias son efímeras y si alguien lo duda que se lo pregunte a Magallanes o lea a Manrique. Una vez más Dios ha repartido suerte. No  hubo heridos, ni muertes, y yo como aficionado esporádico que soy,  se lo agradezco, pues no quiero que  la muerte, toro negro azabache, acabe con mi fantasía, mi sueño, mi traje de luces. Pues como ya dijo Lorca: “ !que no quiero verla, que no…!

¡Que Dios siga repartiendo suerte no sólo a los toreros, sino a todos nosotros, que buena falta nos hace!


                                                         José Antonio Noval Cueto.



martes, 20 de agosto de 2019

“En Traspando no tenemos mar, pero tenemos teatro…”



·       Y todo gracias al grupo de “Teatro Valdesoto”, que desde hace unos años da el chupinazo de nuestras fiestas de la Virgen del Carmen, con la representación de una obra de teatro, en este caso con “Cróniques de Valdesoto”. Cuatro escenas de costumbrismo asturiano, de creación propia, con diálogos directos y jugosos, donde no faltan las preocupaciones personales, vecinales, llámese enfermedad, en la persona de un abuelo tembloroso y enajenado, que pregunta insistentemente por su esposa Adela y por su “má”, que pone a prueba el amor y la entrega de los suyos; ya las preocupaciones de un joven matrimonio, cuyo marido, Pachín, empieza a conocer los desvelos y preocupaciones que supone ser “concexal”; ya la típica escena de la vendedora de sardinas que aire su mercancía y las bondades de la misma, y el cliente que no logra disminuir su precio, a pesar de los muchos argumentos y motivos que esgrime, o ya las ilusiones que aportaban las quinielas a últimos de los 60 – más al conocer los millones que se ganó un humilde campesino castellano de nombre Gabino- , donde toda persona con dificultades y escaso salario veía la solución a sus problemas y al pago de la amenazante deuda contraída con don Fulgencio, el prestamista del pueblo.

·       Durante el tiempo que duró la representación se oía la risa de todos, incluso de los más pequeños, que el día de mañana tendrán el privilegio de recordar esos momentos tan agradables – que no todo ha de ser televisión y videojuegos- , que tenemos un procedimiento muy nuestro para pasarlo bien, el humor, la sátira, la palabra y el afán de mejora, de felicidad, de auténtico progreso.  Y para ello bastan pocos recursos, como ayer, 16 de agosto, a las 20:30 horas, quedó evidenciado: un patio de escuela, un sobrio decorado, un cuadro, una mecedora y una manta, y al fondo unas cortinas, un cuadro y una pequeña vitrina de pie. El vestuario clásico, de época reciente, traje gastado  de maón,  de pana… . Cada escena era introducida por una mujer coro,  que alertaba al público del tema a tratar. Pocos actores, 3 hombres y 4 mujeres, que se movían por el escenario con gran naturalidad…Y es que como decía Pachín , el concejal, “fai falta la palabra”. Con nosotros mismos nos bastamos, aunque esto no sea incompatible con acudir a la radio y a la megafonía, para que todos los presentes, influidos por Antón y Telva, estemos pendiente del resultado final del partido entre el Madrid y las Palmas, y celebramos al unísono el triunfo de las Palmas y los 14 aciertos de Antón y Telva, y la peculiaridad de ser una única quiniela de 14 doses. ¡Cuánto dinero!¡ Ya parece que los billetes caen por el patio de la escuela, y todo ello gracias a la magia del teatro!

·       Al buen hacer del Grupo Valdesoto se unía una auténtica tarde de verano astur, azul, luminosa y con el preámbulo gozoso de saludar y departir con los actores que nos recibieron en la entrada del patio de la Escuela y con los que hemos intercambiado deseos, vivencias y dudas, de difícil demostración, como aquella que se planteaba mi amigo Mingo sobre qué tipo de comida facilita más una buena representación , si un gazpacho o una fabada...Lo que sí sabemos es  que el típico defecto del teatro español, nuestro tradicional susurro, como mejor se combate es con vino, y esto justifica que Noé lo primero que plantara al salir del arca fue una viña, y es que el vino quita penas y celebra alegrías, como hizo  Antón con su quiniela.

·       Acabada la representación toca reponer fuerzas y en el fondo del patio de la Escuela, la Asociación de Vecinos, en una improvisada y bien surtida barra, ofrecía una amplia selección de pinchos y bocadillos de tortilla, pollo, lomo y diferentes postres caseros, a unos precios módicos, de rebaja,  y todo muy rico. Concluye la jornada con parchís, tute…sidra, vino, cuba libres, gin-tonic…encuentros y conversación, que de eso se trata.

·       En resumen, en Traspando no tenemos mar, pero sabemos pasarlo bien y venerar como se merece a nuestra Virgen del Carmen, y para ello acudimos al teatro, una de las manifestaciones literarias de todo tiempo y cultura, y  cuyo texto más antiguo en nuestro idioma es “El Auto de los Reyes Magos”. ¡Hasta el próximo año! Un saludo

  José Antonio Noval Cueto


domingo, 4 de agosto de 2019

“Viva los novios…”


A esta misma hora que escribo estas letras está a punto de acabar la comida. Faltan los postres y antes los novios,  José Ramón y Marta, tienen que partir y servirse mutuamente la enorme tarta de seis pisos, que impregnada de merengue y almíbar, preside su mesa, y todo bajo la atenta mirada del maestro de ceremonias. El fotógrafo preparado y los invitados atentos. Apenas depositados los trozos en el plato, la alegría desbordante en forma de aplausos y deseos de felicidad y dicha invade la sala. Resuena esa expresión tan espontánea y familiar de   : ¡Viva los novios! ¡Viva los novios! ¡Que se besen, que se besen! Parece que fue ayer, y todo esto ocurrió un 7 de agosto de 1969, meses después que  John Lennon y Yoko Ono se casaran en Gibraltar ,un 25 de marzo ; que se implantará el primer corazón artificial en la clínica San Lucas de Houston (Texas) y  a pocos días  que el hombre pisase la Luna un 20 de julio  o que Franco, al día siguiente, presentase ante el Consejo del Reino la designación de Juan Carlos I como sucesor al trono.

De todo esto se daba cuenta ayer, sábado, 3 de agosto, en las Escuelas de Collado, en la improvisada fiesta que amigos, vecinos y familiares, hicieron a José Ramón Piedra Hevia y a Marta Vega Camino al cumplirse CINCUENTA AÑOS de su matrimonio. En el pequeño vestíbulo de entrada lucía una fotografía ampliada de los novios, precisamente en el momento de partir la tarta. Parece que fue ayer y de todo ellos dábamos cumplido testimonio los allí presentes, que  en mayor o menor medida estábamos influidos por ese acontecimiento. Para recibir a los novios música de los 60, con Raphael como protagonista y los sones solemnes de aquel clásico anuncio de Persil de los 60 de :  “Case su ropa con Persil…Persil lava como usted desea…Persil besa las manos que lava …”.

Se nos convocó secretamente a las 20:30 horas y casi los últimos en llegar, los novios, desconocedores de todo lo que se movía entre bastidores. Al llegar y ver la multitud agolpada en torno a la entrada del edificio y escuchar los aplausos y vivas, la emoción se apoderó de ellos, y cada uno lo expreso a su manera. Marta, con lloros. Ramón, con cara de asombro e incredulidad. Después los abrazos, felicitaciones y saludos. Dentro nos esperaba una “espicha” bien surtida y variada que hizo los deleites de todos. No faltó ni el café, ni el chupito , ni ramo de flores para la novia, ni  partida de parchís, ni décimo de lotería con la fecha de la boda... Y así nos dieron la una, las dos…Por el medio las palabras de rigor, bien hiladas y argumentadas por Begoña, de la Asociación de la Alpargata, que hizo un sencillo y profundo rastreo por la vida de los protagonistas, en una larga convivencia de cincuenta años, con alegrías y penas, con bajadas y subidas, y con un balance que está a la vista de todos: siete hijos, nietos y supongo que no tardando mucho biznietos, pero donde no faltó el amor, el estímulo , el combustible necesario para que el barco no encallara, y es que si  me falta el amor, nada soy, y  si alguno lo duda que pregunte. En tiempos de robótica e inteligencia artificial viene bien recordar que amar exige esfuerzo, renuncia, cesión, entrega , y quien no lo vea así, se equivoca, por muchas películas o asesores que vea y tenga, salvo que quiera enamorarse de sí mismo, lo que le incapacita para amar a otro. Ya los clásicos, a quienes siempre acudo en caso de necesidad, suelen recordarme como en su día el  ilustre Manco de Lepanto, Don Miguel de Cervantes, personaje de ajetreada vida, que no debemos confundir el amor con el apetito, trampa en la que suelen caer muchos jóvenes en la actualidad, azuzados por una sociedad de consumo que sólo airea  la parte placentera de la vida y evita hablar de penas y  problemas, que existen, como también existe la alegría y el gozo,   y donde hay quien llega a dar más importancia a las cosas que las personas. De todo ello es claro ejemplo el elevado número de divorcios y separaciones que desintegran la sociedad y la debilitan- en 2018 se tramitaron 106.674 demandas de divorcio y 5030 de separación-. Todo esto afecta a la cuenta de resultados.

En épocas de bodorrios mediáticos, de Sergios , Pilares y Belenes, ejemplos como el vuestro, Ramón y Marta, Marta y Ramón, bien  merecen estas palabras que buscan felicitaros en fecha tan señalada y agradeceros el mucho bien que vuestro ejemplo transmite y que nos invita a los demás a emularos ,  y es que: “Quien acierta en casar, ya no le queda en que acertar”. Lo mismo expresan José Luis, Emma, Begoña, demás vecinos de Collado y otras personas presentes con este emotivo y original homenaje. ¡Muchas felicidades! ¡A por las de platino! ¡ Un fuerte abrazo!


                                          José Antonio Noval Cueto