sábado, 31 de mayo de 2025

“Vamos de asombro en asombro: Museo de las Ayalgas”


Ayer, 29 de mayo del 2025,  una avanzadilla de la Asociación de ExAlcaldes recalamos por las tierras de Belmonte y teníamos un doble destino, primero de tipo cultural, visitar en Silviella el Museo de las Ayalgas y después completar la visita en el Puente San Martín, para almorzar en Casa Tocho el acreditado plato de guisantes o “arbeyos” con jamón, hígado al ajillo y postre casero, todo ello regado por un clásico vino de la Rioja alavesa, el “Remelluri”, fijo  de la casa , a la temperatura adecuada y de una calidad óptima. Previamente habíamos recalado en la capital del Concejo y habíamos tomado el aperitivo en Casa Suárez, cerca del Gran Hotel, y todo ello por indicaciones del antiguo regidor Roberto. El día era espectacular en este concejo de media montaña que con su suave brisa hacía más agradable la estancia. Día de auténtico paraíso. En todos estos viajes , a parte de la carga cultural innata y previamente planificada  tanto o más importante es la calidad humana, recuerdos, vivencias y balances que hace cada uno de sus avatares profesionales. Guste o no guste, los exalcaldes somos patrimonio inmaterial que brota cuando menos se piensa, ya que quien menos se piensa hemos pasado por múltiples y variadas aventuras y hemos tenido la oportunidad de ver las grandezas y miserias del diario vivir, desde compartir mesa con Carmen Sevilla hasta recibir al domador Ángel Cristo en las dependencias del Ayuntamiento.

La llegada estaba prevista hacia las 11.30 de la mañana y quien más quien menos buscó su propio medio de movilidad. Yo, mal conductor y no muy aficionado al volante, me apañe con Avelino el de Llanera y hacia las 10 de la mañana salimos de Posada, rumbo a Trubia y después de pasar , con ciertas dificultades, por su estrechez  y abundante vegetación en las cunetas,  por  la carretera de San Pedro de Nora, enlazamos con la Autovía que nos conduce al cruce que lleva a Belmonte, Pola de Somiedo o bien dirección Cangas del Narcea. Durante todo el viaje las anécdotas y vivencias de cada uno salieron a relucir, así como la preocupación por la incertidumbre que reina en la política actual, o la inolvidable verbena del Farolillo en el Jardín, en las fiestas de Begoña en Gijón…Sin darnos cuenta pasamos Silviella y la entrada para el museo de las Ayalgas, que está poco antes , pero el móvil y la llamada al experto, en este caso Kiko el de Cudillero, todo lo arregla. En la pequeña cafetería y tienda de regalos, se recuperan fuerzas y con el tique en mano, los 11 exploradores nos introducimos en la nave-museo, traída de Grandas de Salime y en su día diseñada y construida  por Vaquero Turcios…Desde la entrada se ve que domina el tema del motor, coches en perfecto estado de revista, limpios , pulcros, brillantes,  con la inspección al día y de entre ellos destaca un elegante 11 Ligero, negro y de sólida estructura y chapa, y junto a él otros, así como pequeñas furgonetas y motos de época, desde la clásica Montesa, MV,- la preferida de mi infancia-, Lube, Guzzi  (Moto Guzzi Hispania 65)  o un viscuter amarillo  de matricula O-22465…que podía llegar a alcanzar 75 km/hora.. o las bicis con motor, de color negro, Solex o Velosolex, anticipo de la Mobylette  y del Vespino,  que se empezaron a comercializar en torno al año 1946. Al empezar da la impresión que el mundo del motor tenía aquí su principal aporte, pero el Museo da para más, sorprende por su amplia variedad de temas que evidencian las necesidades humanas del momento y como superarlas, por aquello tan dicho de que la necesidad agudiza el ingenio. Durante la visita, la guía, Noelía- toda atenciones y voluntad- y  conocedora de lo mucho que allí se atesora, nos fue mostrando y aclarando los elementos que suelen suscitar más interés entre los visitantes y después nos dejaba que cada uno fotografiase y viese con más detalle lo que le sorprendiese…La visita da para mucho y eso que tuvimos un trato exclusivo al ser pocos y en un día de semana, de poco público.  La nave, a pesar de su extensión ya se va quedando pequeña, pues es mucho lo allí se contiene y expone. Desde un martillo pilón del año 1890, que se utilizaba para estirar el hierro, ya diferentes tipos  de carros, incluso alguno castellano, ya para transportar la hierba, el trigo, las uvas o incluso carro funeraria, de serio negro, para trasladar  cadáveres; de paritorios improvisados,  ya ejemplares del periódico que hablan del salmón de ORO de  REGION para don José Prieto Velázquez  o de Baldomero Alonso “Doriga”, que tiene el récord de pescar tres salmones en un día – se ve que eran otros tiempos y que la contaminación no afectaba a nuestros ríos-; de diferentes tipos de balanzas de las tiendas y su evolución; de libros como la “Summa Teológica” en latín,  de Santo Tomas, de la Historia General de España de Don Mariano Muro, del Diario “La Nación” de Buenos Aires, de gramófonos y tocadiscos  y discos de José Guardiola, Manolo Escobar , La Paquera  de Jerez;  de cartelería, de tractores M.A.N, en color verde agua, de molino en perfecto estado, con muela incorporada; de instrumentos de tortura como la guillotina, el torniquete, la hora, la gota de agua o el garrote vil; de maquinas para embutir chorizos, desgranadoras de maíz, de diferentes máquinas de coser como la singular SINGER, del pisón para la escanda, ingenio montado en 1940 en casa Luis, en Cigüedres o de las diferentes tipos de tablas para lavar e incluso de una lavadora de madera de 1890, de poca capacidad, cuyo interior recuerda el fuelle de la acordeón o la recudidora de ropa, también de madera…A todo esto se puede sumar el pupitre de antaño con tintero  incorporado y anaqueles que muestran los libros de texto del momento , una pequeña fábrica de sifones , refrescos y gaseosas como Sanitex, BOY, Orange…o un pequeño generador de energía eléctrica del principios del siglo XX, ubicado en su día en el Palacio del Cardenal Cienfuegos en Agüerina…Llevábamos dos horas de visita y el museo y su amplia temática nos desbordaba, da para más , pide otra visita aún más minuciosa, con papel y pluma. Íbamos de asombro en asombro, y lo que empezó siendo motor, acabó en fábricas de gaseosas y pisón de escalda…Impresión que dejamos reflejada en el Libro de firmas del museo y a quien felicitamos por su buen hacer. Todo esto ha sido y es posible gracias a la labor de don Ängel Menéndez Rubio, conocido como Ángel “Forcón”, empresario de los que se arremangan la camisa, que lleva más de cuarenta años dedicado a rastrear y recuperar del olvido costumbres, objetos e instrumentos de nuestra cultural tradicional que nos ha permitido saborear en esta exposición permanente de alto contenido etnográfico que intenta hacer realidad, día a día, su lema fundacional  “Para saber dónde queremos ir, hay que saber de donde venimos”. Reivindicación muy necesaria  en estos tiempos tan adanistas, en los que algunos creen que las cosas surgen por si solas, sin la mano del hombre. Ángel ha tenido el detalle de acompañarnos y estar con nosotros mientras duró la visita. ¡Muchas gracias!¡Enhorabuena!

 Con mucha luz, algo de brisa del Pigüeña y mucho sol, aparcamos en Belmonte capital, que presentaba un aspecto risueño, tranquilo, feliz, y las terrazas animadas;  el día lo pedía. Paseo por la zona, vino blanco y después de una breve tertulia, las tripas ya pedían auxilio. En Casa Tocho nos esperaban hacia las 15 horas del día. Allí hablaríamos de toros, del Juli y su primera corrida como torero en el coso de Buenavista en Oviedo, era la tercera después de tomar la alternativa en Nímes; de camelias y amores, de los Jardines de la Fonte Baixa en Luarca , de Cuca Lavaina y Maruja y del amor por los garbanzos de Tarradellas en Castrillo de los Polvazares… La nota de la jornada nos la puso el chigrero, cuando al ubicarnos en un nuevo emplazamiento que nos librara del sol y agradecerle las molestias que le ocasionábamos, nos contestó de manera natural y seguro con esta frase que me ha impactado, que es para nota: “Nuestra voluntad de servicio público no tiene límites”.¿Qué más se puede decir? Hacia las 19 horas llegaba a La Facienda (Traspando), mi casa familiar. Contento pero cansado. Mereció la pena la incursión. Tres ingredientes: Cultura, comida, buena compañía y un día de vídeo ¿Qué más se puede pedir? ¡Muchas gracias a todos y recordar que el  3 de junio los Reyes visitan Brañosera!.

 

                             José Antonio Noval Cueto.


P.D .  El Presidente del Principado de Asturias Don Adrián Barbón Rodríguez ha declarado el 3 de abril como Día del Municipalismo. Una buena noticia. Vamos en la buena senda. 





 

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