domingo, 24 de agosto de 2025

“El día 20 en la Tarulona” ("La Nueva España Digital de Siero, 24-VIII-2025")

 

El verano se nos escapa de las manos. Parece que pasa el tiempo más de prisa y más aún en agosto, donde tan pronto llega el deseado puente de Begoña o de la Asunción como llega su fin, y en todo el mes multitud de fiestas, de romerías, en todo el territorio asturiano. Se ha celebrado como se merece el centenario de las Fiestas de El Carbayu o Virgen del Buen Suceso y se ha homenajeado y recordado al alma mater de las mismas, Manolito “el Pegu”, fallecido el pasado 24 de abril. Ha concluido la Feria de Muestras de Gijón – auténtico termómetro de la pujanza comercial e industrial de  la región- con récord de visitantes, concretamente con 748.884,  y la apoteósica Feria Taurina de El Bibio,  que va  a más, evidenció la maestría, temple y buen hacer del diestro Juan Ortega, que con su magistral dominio del capote y al grito de “eeee…toro bonito”, en su primer toro de la tarde, de nombre “Andarín”, de 523 kgr- de la ganadería  Núñez del Cubillo-  dio un recital de arte y oficio e hizo a los espectadores levantarse del asiento y airear los pañuelos blancos al terminar su faena con una estocada perfecta, sin dolor, instantánea. En la grada alegría, breves comentarios y opiniones certeras como la de mi vecino, asturiano afincada en Canarias, que me recuerda que la premisa taurina es: ”parar , templar y mandar”, y cerca de mí  el pudor, la ternura  y las atenciones de una joven pareja que sigue atenta la corrida. La banda de música es más silenciosa que otras veces e hizo que me plantease la pregunta, de difícil respuesta, de si el toro acomete mejor con música o sin ella y qué tipo de música…pasodobles, rancheras, tangos…En resumen, una buena tarde de toros- con fuerzas muy justas- y un lleno hasta la bandera, y en la que no se descuido nada, ni hasta los nombres de los toros, que en su día, no muy remoto, generó malos entendidos, polémicas y llevó a decisiones traumáticas, autoritarias, en contra del sentir general. En esta ocasión los nombres de los toros fueron: “Barredor”, “Andarín”, “Dudosito”, “Manzanita”, Farfonillero” y “Tortolito”.   No quiero terminar este apartado sin reconocer que los artículos o crónicas taurinas, en los que se funden imágenes, palabras y experiencia son de alto contenido literario, de los que no abundan, deleite para el lector. De libros permitidme que os recuerde dos muy interesantes:” Historia de una taberna”, de Antonio Díaz Cañabate, y el de Manuel Chaves Nogales” Juan Belmonte, matador de toros”.

El pasado 20 de agosto, miércoles, algo lluvioso, a las 14.00 h. tenía una cita, un encuentro, con mis amigos y compañeros de Lugones, que en compañía del sacerdote don José María Fernández de la Riva, antiguo párroco de San Félix de Lugones, nos reunimos en La Tarulona”, pequeño café-taberna, sita en la calle Federico García Lorca, aledaña al parque de la Paz o parque de la Manzana Central de Lugones. Éramos once, alguno, como Luis Fernando, venido de Panamá; otros de zonas próximas(Oviedo, Gijón, Pola de Siero) y la mayoría residentes en Lugones. Fue una tarde espléndida, en la que no faltó nada. La ensalada templada, con jamón y queso parmesano, excelente y el cachopo estaba de concurso, buena textura y mejor sabor, y otro tanto se puede decir del postre. Del encuentro quedó foto que nos inmortaliza y entre tanto, según iba la comida, surgía espontáneamente el “Viva la parroquia de San Félix” “Viva Lugones” y “Viva don José María”. Se cantó la marsellesa - donde José María había estado en Francia como capellán de emigrantes- y en las múltiples reuniones de la Iglesia, de vez en cuando, se entonaba- ahora en alguna plaza de toros del sur de Francia también -. Se habló de ciclismo y de las carreras en la calle La Estación por el Carbayu – entre nosotros estaba José Enrique Cima-   y Quini (Valle), que nos comentó sus aventuras ciclistas en el reciente tour de Francia. Se habló de la Academia San José, de la apertura del Instituto en Lugones, en el año 1970, y todos coincidimos señalar que fue uno de los hitos más importantes en el progreso de Lugones, del que se cumplen ahora cincuenta y cinco años – la pandemia impidió celebrar el cincuenta aniversario- ;  de familia, hijos y nietos – la mayoría  estamos casados , llevamos más de cuarenta años de matrimonio-, y de su dispersión por Madrid,  Río Janeiro , Salvador de Bahía…;   de la gesta del Real Oviedo al subir a Primera, de Fonciello y su ejemplar vecino, Cazorla, y hasta del Papa León XIV y su importante misión en el mundo actual. En esta conversación no podía faltar nuestra solidaridad y apoyo para las víctimas de los incendios que contemplan desesperados, como lo construido con mucho esfuerzo a lo largo de toda una vida desaparece incomprensiblemente en un golpe de fuego. Uno de nosotros, Ángel, es uno de los afectados, allá en su tierra extremeña. Ahora también en Asturias, en las zonas de Cangas del Narcea, Degaña, Picos de Europa…

Después del café y chupitos y antes que empezaran las cartas a embarajarse, - el subastau-, hacía las cinco y media de la tarde, nos fuimos don José María y yo.

¡Mereció la pena! Nunca es tarde para expresar el agradecimiento que nos ha hecho la parroquia de San Félix a todos nosotros, en la persona de Don José María, que a sus más de noventa años sigue en actividad en la parroquia de San José de Gijón mientras las fuerzas se lo permitan. ¡Que el Señor siga enviando operarios como usted a la mies! ¡Muchas gracias, Don José María, por el mucho bien sembrado y sembrando!

 

                     José Antonio Noval Cueto.

 

P.D  …No me gusta en el viaje

       hallar, en los rincones , la tristeza,

       los ojos sin amor o la boca con hambre…”

               (Pablo Neruda)





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