Creo
no exagerar si digo que a mí, como creo a la gran mayoría de los católicos, me
ha sorprendido en un primer momento la dimisión de Su Santidad un 11 de febrero
de 2.013 - festividad de la
Virgen de Lourdes, recuérdese que el precedente más próximo
lo tenemos en el Papa Celestino V(1.294) - y después, con el paso de las horas,
me invadió una cierta preocupación que me obligó a buscar y demandar
información y me lleva ahora a escribir
estas líneas que intentan trasladar sosiego,
tranquilidad, y a ello ha contribuido en parte la festividad del día de hoy, 22
de Febrero, o festividad de la
Cátedra de San Pedro, celebración muy oportuna para los
tiempos que vivimos – cónclave para la elección de Papa- y donde el Evangelio
del día nos recuerda las preguntas de Jesucristo a sus discípulos :¿Qué dice la gente sobre el
Hijo del Hombre? ¿Quién dice que es? , y
la respuesta que dio Simón Pedro a Jesús:”Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios
vivo”. Desde entonces Pedro y sus sucesores tienen el legado de proteger a su
Iglesia y guiarla.
Y
esto es lo que han realizado los 265 Papas a lo largo de la historia de la Iglesia , y esto mismo es
lo que han hecho los dos últimos papas. Juan
Pablo II nos hablaba de proteger el “ministerium
petrinum “ , o sea confirmar y guiar a la Iglesia en la unidad de la
fe, y nos pedía, cito palabras suyas:” Recemos para que la Iglesia , en la variedad
de culturas, lenguas y tradiciones, sea unánime en creer y profesar las
verdades de fe y de moral transmitidas por los apóstoles. El actual Papa Benedicto XVI ,cuando habla del
Evangelio del día de hoy, nos dice y transcribo sus palabras:” Pedro debe ser el
custodio de la comunión con Cristo; debe guiar a la Comunión con Cristo: debe
cuidar de que la red no se rompa, a fin de que así perdure la comunión
universal. La responsabilidad de Pedro consiste en garantizar así la comunión con Cristo con la
caridad de Cristo, guiando a la realización
de esta caridad en la vida diaria”.
Ahora
que estamos próximos a la elección y proclamación de un nuevo Papa, estas palabras
que he entresacado son muy oportunas para que todos los católicas seamos
conscientes de la importancia y trascendencia que siempre ha tenido y tiene la Cátedra de San Pedro,
donde la unidad y la comunión con Cristo deben ser los pilares de la Iglesia , y para
lograrlo se nos pide a todos los
creyentes oración y confianza en el Señor, pues sólo Él tiene palabras de vida
eterna.
No
quisiera concluir estas líneas sin reproducir
las primeras palabras que pronunció el papa Benedicto XVI al ser elegido
Papa, un 19 de abril de 2.005, pues son una muestra muy evidente de la grandeza
y humildad de esta GRAN PAPA, de ESTE HOMBRE DE DIOS:
Queridos hermanos y hermanas: después del gran
papa Juan Pablo II, los señores
cardenales me han elegido a mí, un simple y humilde trabajador de la viña del
Señor. Me consuela el hecho de que el Señor sabe trabajar y actuar incluso con
instrumentos insuficientes, y sobre todo me encomiendo a vuestras oraciones. En
la alegría del Señor resucitado, confiando en su ayuda continua, sigamos
adelante. El Señor nos ayudará y María, su santísima Madre, estará a nuestro
lado. ¡Gracias!
Apreciado Jose Antonio, como dejé escrito en mi Cuaderno de Bitácoras (blog) http://lallavedelsantuario.blogspot.com.es/2013/02/el-arte-de-la-dimision-ayer-en-nuestro.html#comment-form
ResponderEliminaréste Papa, creo que pasará a la historia entre otras cosas por su coherencia en los últimos días de su vida, ya que lo de su dimisión ya había sido anunciada si algún día las fuerzas le faltaran. Y así ha hecho.
Como teólogo, en mi modesta opinión salvaría poco, demasiado poco, pero MUY BUENO (y está bien en mayúsculas) Hecho de menos un acercamiento a la heterodoxia, creo que solo hay un camino, pero mil y una visiones del mismo, y todo tiene un sentido el cual como Seres Humanos estamos en la obligación de buscar, pero amigo Jose Antonio, nunca de castigar por ello. Fueron Sobrino, Küng, Tamayo, Castillo... y así mas de 200 los que, han abandonado la sala de mandos de la barca del pescador por culpa de un comandante o comandantes que se creyeron poseedores de una verdad oculta, demasiado guarnecida para ser, ya no solo descubierta, sino explicada por en Ser Humano.
No me enrollo mas, felicitarte por tu artículo, por su coherencia, etc. Pero, por otra parte con un cierto dolor de corazón, pues como bien sabes vengo de una familia y educación católica de la cual ni quiero ni voy a renunciar, pero si he de ser muy critico con estos dos últimos Vicarios, los cuales, a mi modo de ver no han sabido conducir la barca hacia el puerto de la Razón en la que está la Fe verdadera, un puerto que por cierto ha sido entregado a los Seres Humanos para que con su uso logremos avanzar en esa gran utopía que es la verdad.