En estos tiempos cambiantes, volátiles e imprevisibles que vivimos, donde mandan más las apariencias que las esencias, las etiquetas que los contenidos; donde las empresas piden polivalencia, idiomas, informática y cursillo de primeros auxilios, y donde los políticos hablan de unidad, constitución, federalismo asimétrico, plurinacionalidad , líneas rojas y futuro, me vino a la cabeza una frase que pronunciaba una vendedora de textil en el mercado dominical del Fontán :
-Señora, compre la braguita que no marca.
Esta anécdota sin importancia, sin trascendencia y propia de
la publicidad directa de estos comerciantes, me hizo ver que el mensaje tenía y
tiene intención y que Lola como buena vendedora que es, sabe lo que quieren sus
clientas y les oferta un producto, a buen precio, que no pueden rechazar,
porque cumple la objeción insalvable “que no marquen”. Para hacer propuestas como estas se requieren dos cosas: a/ Mucha experiencia en ventas y sicosociología femenina para descubrir lo que gusta o no gusta, y adelantarse al problema b/ Ganarse la confianza de sus clientas día a día, semana a semana, mes a mes...
Esto que vale para la venta ambulante y directa, es válido para todas las profesiones y en todas
se cotiza y avala la experiencia y así lo expresamos y oímos en cualquier
conversación de chigre. El otro día mi
amigo Miguel tenía que hacerse una revisión de los oídos y antes de pedir cita
llamó a su amigo Antonio, otorrino con experiencia, para que le hiciera un
hueco en su consulta, antes que le toque un suplente o una persona en
prácticas. Y es que la
experiencia es un grado y como afirma mi
amigo Juan Ramón: “Es ver entrar a la gente por la puerta y ya sé lo que
quieren comprar”. Es cierto que tiene
que haber una primera vez y que toda persona debe tener las oportunidades
necesarias que le permitan ser un buen profesional y en eso se debe estar, pero
no a costa de penalizar a nadie y menos desencadenar una guerra generacional.
Esto que es válido para cualquier trabajo o gremio, donde
parece que no es necesario ni útil e incluso perjudica es en el mundo de la
política . Actividad que algunos quieren
convertir en folclore, cuando para bien o para mal decide nuestro futuro y de todos es sabido que de que se haga una buena o mala política aumenta o disminuye
el número de empleos, se suben o se congelan las pensiones, se incrementa o se
disminuye la igualdad de oportunidades, tenemos más dinero o menos en el
bolsillo… Todo partiendo de un principio
básico : nada hay gratis, todo cuesta o mejor dicho, nos cuesta…Un Informe
Económico reciente dice que los españoles ocupamos el puesto número 4 de Europa
en el pago de impuestos, casi el 52% del salario se nos va en
impuestos (IRPF,IVA…)¿Se corresponde con los servicios que recibimos?
No tiene fundamento que desde algunos medios de comunicación se
dé como amortizado a todo político a penas roce los 55 años, independientemente
de su honestidad y valía, cuando lo que de verdad debe interesarnos es su
entrega, su capacidad de resolución, su compromiso real con la sociedad.
Y digo todo esto con preocupación, porque todavía suena en
mis oídos la intervención radiofónica de un portavoz político de la Junta del
Principado en el Pleno de Presupuestos
que al dirigirse al Presidente de todos los asturianos, a mi presidente, empleó un tono tabernario y unos argumentos
insultantes carentes del mínimo respeto e
impropios de la consideración que la
Junta General del Principado, donde reside la soberanía de todos los
asturianos, merece.
Dicen los expertos económicos que España como nación , para
mantener su actividad , para poder respirar y encarar sus obligaciones necesita
créditos por importe de más de 400.000 millones de euros para este año. A
alguien se los hay que pedir. ¿Tenemos la credibilidad que todo prestamista
exige?¿Tiene la marca España la solvencia que nuestros clientes reclaman?
Los electores han dado el aviso. ¡Que nadie se precipite! ¡Que
no “marquen” y lastren nuestro futuro!¡Asegúrense bien!. Tienen que complacer a
sus clientes, a todos o a casi todos, a los más, a los españoles.
José Antonio Noval Cueto.
P.D Permítanme
recordarles que Indro Montanelli fundó a los 85 años su nuevo periódico “La
Voce”. Y es que lo importante no son los años, sino los ánimos.