Una de las palabras más usadas y manidas, de esas que quedan
bien, que valen para todo, es la de “progreso”, ya sea para justificar hornos
crematorios, cárceles siberianas, número de parados, listas de espera médica,
subidas de alimentos o cualquier otro obstáculo que se interponga al servicio
de mi idea o de mi paraíso terrestre . Todo menos respetar la verdad y la
dignidad de quienes debemos disponer de una objetiva y rigurosa información
para poder ejercitar la libertad de elegir, de escoger. Hay quien vergonzosamente se califica de “progresista” sin el menor respeto a la
verdad y cuando tiene como única solución a los
problemas del nacer y del morir, la misma muerte. ¡Qué lejos en el
tiempo – cine de mi infancia- y qué presentes -en la actualidad- aquellas imágenes de la educación espartana,
donde la única solución para los físicamente débiles era el acantilado.
Visto lo visto da la impresión que nuestro avance ha sido
pequeño. Del hambre en el mundo se podrían decir muchas cosas, pero lo que es
evidente, según las potentes técnicas de fertilización agrícola existentes, que
es más problema de distribución, que de producción, y más cuando el egoísmo es
pandemia que va a más, y no busca vacuna. ¡Véanse los porcentajes de vacunación
de los países de la UE y sabiendo que el Covid no se combate, por mucha vacuna
que haya, mientras no esté todo el mundo vacunado, bien digo, todo el mundo
vacunado!; algo que puede parecer difícil, pero no imposible, pues si somos
capaces de construir tuberías de miles de kilómetros para traer el gas desde
Siberia a Alemania, también podemos lograr esto, siempre que tengamos
caridad, fraternidad, auténtica
solidaridad, pues conviene soltar las perlas antes que el peso de las mismas
nos impida cruzar el río. ¿Estamos dispuestos a ello? …
Hace unos días me pregunté ¿qué referentes morales puede
tener un joven de hoy, en épocas donde se engaña más que se miente? Tarde en
hallar respuesta, pues viendo la jungla que nos rodea es difícil encontrar modelos
que estimulen, que motiven, y siempre que los encuentro , los copio, los
divulgo, así unas recientes declaraciones de Rubén Blades a Leopoldo Padura,
escritor cubano, que no tienen desperdicio, que hacen mucho bien y del que tan
necesitados están nuestros jóvenes, cuyos poros ya no soportan tanta
manipulación - son el objetivo a batir,
les queda vida- . Salvo honrosas excepciones, como la citada, los
personajes de papel cuché no se sostienen, no soportan el menor análisis. De
los hombres públicos, políticos profesionales en ejercicio, hombres clínex para
todo, pocos se salvan. El sistema les engulle o se dejan engullir. Su única
preocupación es “lo mío, qué hay de lo mío…”. De los contenidos televisivos y de los
programas de mayor audiencia es preferible no hablar, y otro tanto de los
libros más vendidos o “manuales de resistencia” interesada, y mientras la
novela rusa ,Galdós y Clarín sin leer …; los más juiciosas, ya por eliminación
y si hubo previamente buena siembra, acuden
a sus mayores, padres o abuelos, que enfermos y poco alimentados, soportaban
todo tipo de carencias, para traer a casa el pan, el abrigo, el cariño.
Mi abuelo, Tino, me decía Juan, se levantaba todos los días a
las 5 de la mañana , cogía su bicicleta y a trabajar, hasta las 14 horas del mediodía,
y ya en casa a cuidar de su prole, de sus vacas y a sembrar en la época, y así
durante cuarenta y cinco años. Su única satisfacción y recompensa la sonrisa y
el buen hacer de mi abuela, Matilde, y los gritos y anhelos de sus hijos. A la
vera de la muerte y comprobar lo sembrado, me digo: “Andrés, mereció la pena”.
Deseo que ejemplos anónimos como éste abunden en España, en
Europa, en el mundo, ya que comunican y dan más luz que cien tesis doctorales
por muy plagiadas que estén, y ponen en valor lo ya tan sabido de que sin amor
no somos nada, y más ahora que se acerca la Navidad.
Antes de escribir estas letras mi amigo José me envío un
precioso y original vídeo de Correos para estas fiestas, que es toda una
reivindicación del mundo rural y del factor humano, y donde sus personajes
dicen frases tan jugosas como : ¡Sin prisa! ¡Mira a la cara y saluda! ...No te
preocupes, aquí no te va a faltar de nada, para eso estamos nosotros”.
Visto el vídeo recuerdo que Pablo Neruda, al hablar de “patria”, término que pone nervioso a algún
que otro supuesto progresista, decía: “La Patria no es sólo territorio y extensión; es profundidad y altura”.
En resumen, sin moral no avanzan los pueblos, ¿quién imparte
la misma?... sacerdotes, profesores, padres, cada uno de nosotros, pero unos
con más responsabilidad que otros. Procuremos hacerlo bien. Este pueblo ha dado
ejemplo y da de ser un buen vasallo
-véase el reciente confinamiento- , ojalá
tenga un buen señor.
José Antonio Noval Cueto.
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