En el mes de diciembre escribí en esta misma columna que la
generosidad domina el mundo -a pesar de las ambiciones desmedidas, egoísmos, rencores,
odios y temores que suscitan conflictos
como el conflicto ucraniano-ruso- , aunque su presencia no se prodiga en los titulares de prensa, y es que si no
fuera así el mundo no se sostendría. Centraba parte de mi argumentario en mi
entorno más próximo y en la encomiable y
difícil labor que hacen los sacerdotes de la Unidad Pastoral de Pola de Siero
(Don Fermín y don Sergio) para que la Buena Noticia de que todo un Dios se hace
hombre, suene y resuene en sus trece parroquias y es que como dijo Ortega si
Dios se hace hombre, es que ser hombre es lo más importante que se puede ser, aspirar- tómese hombre en el
sentido de ser humano- Y en esa generosidad incluía a fieles , vecinos, equipo de limpieza, Cáritas
y sus voluntarios de la Parroquía de San Pedro Apóstol de pola, monjitas del
Ásilo, Cofradía del Cristo de Santana Ana, colectivos sociales, culturales…que
están haciendo lo posible e imposible para que la Iglesia de san Pedro se
rehabilite; pero en aquel escrito, incomprensiblemente, se me olvidó citar y
glosar la importante y singular labor que hacen, semana tras semana, los/las
catequistas de la parroquia para acercar
nuestros niños a Dios, de manera desinteresada y año tras año. ¡Dura y
difícil tarea la de trasmitir la fe en los tiempos que vivimos! Afirmación que
no creo que necesite mucha explicación y de darla se puede resumir en esta
pregunta: ¿Es aconsejable o no que nuestros hijos se eduquen en el temor de
Dios? Las ventajas muchas, la primera y principal combatir el vacío, pero que
cada uno responda según sus certezas, ya que la razón no explica todo.
Los que hemos tenido el privilegio de asistir a catequesis,
de tener buenos catequistas y de catecismo sencillo y claro, ahora que ya
tenemos cierta edad queremos dejar constancia de lo vivido y su utilidad. Eran
principios de los años 60, párroco don Jesús, Iglesia San Félix de Lugones, y
creo recordar que el catecismo o enseñanza de las principales verdades de la
fe, se impartía después de la misa de 10. En cada banco catequistas y alumnos.
Breves explicaciones , preguntas, memorización del pequeño catecismo y preguntas del tipo: “¿qué quiere decir
cristiano”? …”Cristiano quiere decir discípulo de Cristo….”, y así, semanalmente
íbamos ahondando en las verdades de fe
cristiana y preparándonos para la 1ª Comunión, que se convertía en uno de los
días más importantes de nuestra vida, ya que a partir de entonces sabíamos que
no estábamos solos, que Dios, transformado en pan y vino, se preocupaba de
nosotros y nos daba cobijo, ayuda, seguridad. Y desde entonces, con mayor o
menor frecuencia, hemos acudido a Ël, tanto para pedir como para agradecer, ya
que desde aquel día memorable se puso en contacto con nosotros y nosotros con
Él, bien en tiempos de bonanza o en épocas borrascosas o de temporal en el
Cantábrico.
Hecha la Primera Comunión uno tomaba más protagonismo en la
vida social y parroquial. Nos íbamos
involucrando en las múltiples actividades programadas , ya a nivel pastoral,
como cultural, pues la parroquia era ,y es , un foco de difusión cultural donde
se canalizaban muchas de las inquietudes de los adolescentes del momento(Don
Alfonso, Don Ángel, Don Julio, Don José
María..). Recuerdo que la siguiente fase era la preparación de la Confirmación
y que tuvimos el privilegio de recibirla de manos del arzobispo de Oviedo, Don Vicente Enrique y
Tarancón, cardenal primado de Toledo después, que muchos y atinados servicios prestó en la época de la Transición , incluso con riesgo de su vida.
Digo esto con el ánimo de que quede constancia, pues da la impresión, según
algunos, que la Transición o proceso de reconciliación entre los españoles, se
hizo sola. Por dar un dato que indique la gravedad y dificultades del momento,
las víctimas del terrorismo en el año de 1977 o año de aprobación de la
Constitución, superó a la no desdeñable cifra de 88 personas.
Todas estas reflexiones vienen a mi cabeza hoy, 10 de
enero de 2022, de manera casual, anecdótica,
cuando me entero que un día como hoy, de
1936 -año trágico en la vida española-. uno de los grandes poetas que España ha dado ,
noble y buena persona, Don Miguel Hernández,
natural de Orihuela y cabrero en su infancia, publicó su sentida y conocida
“Elegía a Ramón Sijé”, con motivo del fallecimiento de su amigo y catequista
Ramón Sijé, quien le arropó en la fe, estimuló su vocación poética y le
permitió publicar sus primeros versos en la revista parroquial “El Gallo
Crisis”.
Canto a la AMISTAD , y
donde dolor y forma se funden de tal manera que es imposible separarlas.
Ejemplos como éste dan fe de la importancia del catequista(hombre y mujer) en
la difusión de la fe y de la cultura. A todos ellos y en especial a los de mi
parroquia: ¡ MUCHAS GRACIAS! ¡Qué Dios se lo pague!. ¡Nosotros no sabemos
cómo!
José
Antonio Noval Cueto.
P.D : “Yo quiero ser
llorando el hortelano
de la tierra
que ocupas y estercolas
compañero
del alma, tan temprano…
Tanto dolor
se agrupa en mi costado
que por
doler me duele hasta el aliento…”
(Miguel
Hernández)
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