Hay días que piden poesía, abstracción, análisis de uno
mismo, y más en estos previos a la semana de Pasión, cuando la inseguridad y el
desasosiego impregnan el día a día, a pesar que de que luzca el sol y la
gasolina baje de precio, y es que las portadas de prensa hablan de subidas, bajadas o paralización de
aranceles, del grisú de Cerredo, de las caídas del Ibex 35, del abismo que
circunda al Sporting o de cómo el porcentaje de deuda americana en poder de los
chinos puede frenar las apetencias de Trump,
y todo ello en una semana caracterizada por el buen tiempo y en la que
el sol y los turistas ya recorren nuestras calles. Hoy, viernes , desde una
hora temprana todo eran guías y viajeros en el entorno de la Catedral y Plaza
del Ayuntamiento de Oviedo. Todo daba una sensación de vida, de fuerza, de
esplendor, pero ni aun así desaparecían nuestras preocupaciones y más ahora que
se hacen palpables nuestras debilidades – mi amigo Luis ya vendió sus acciones bancarias-,
ya que da la impresión que todo depende del encuentro que se celebre entre EEUU
y China. Los demás convidados de piedra.
En días en que todo se agita, mueve, ensordece y aliena,
viene bien repostar nuestra cabeza, centrar objetivos y la poesía es buen
alimento, y más desde que uno recuerda aquellos versos del entonces joven de 26
años, Jaime Gil de Biedma, que dicen :
“Que la vida iba en serio/ uno lo empieza a comprender más tarde- como todos
los jóvenes, yo vine / a llevarme la vida por delante…”. ¿Qué lo impide?..
Muchas cosas, pero especialmente la falta de una cultura humana, que haga del
ser humano su eje central, el desprecio a la tradición, a la memoria, la falta
de sentido trascendente y confundir el éxito en la vida con el mero éxito
mundano (poder, placer, dinero …); en resumen, una educación en valores . Los hijos son de los padres, no del Estado. Se
aprecia en nuestros jóvenes una escasa
cultura bíblica, a pesar de su utilidad cívica y religiosa, así ahora que la
presunción de inocencia ha sido cuestionada por algún político, son muy
oportunas las palabras de Nicodemo que en el Evangelio de San Juan 7,40-53 dicen:
“ ¿Acaso nuestra Ley permite juzgar a un hombre sin escucharlo antes para saber
lo que hizo?” La Biblia o Sagrada Escritura es un libro fundamental, seas o no
creyente, para conocer y profundizar en la llamada cultura occidental. Es
difícil diferenciar la moral civil y la religiosa.
Hace ya algún tiempo, a mediados del siglo XIX , el poeta
alemán Novalis decía que : “Donde no hay Dios, hay fantasmas”. Y algo de eso ocurre mucho en los tiempos que vivimos, donde hasta sacralizamos los objetos,
flores y animales que nos rodean, nada nuevo, por otra parte, pues ya en
tiempos de Moisés se adoraba al becerro de oro. Uno que ya tiene cierta edad,
cada vez le cuesta más trabajo concretar que es el éxito en la vida, en la
sociedad. He conocido a muchas personas felices que no se ajustan a los padrones
vigentes, les bastaba una sonrisa, una mirada, un pensamiento, un silencio…
“Dios no está mudo”.
Desde hace años algunos sociólogos hablan de sociedad
líquida,(sin límites, sin fronteras, sin normas ),de sociedad frágil , de
sociedad de cristal e incluso alguno ha
llegada a hablar de cambio de civilización, pero lo cierto es que se están
produciendo serios desajustes que dejan al ser humano sin apoyo, sin camino,
sin justificación y esto no puede seguir así, a menos que busquemos y anhelemos
la destrucción, la molicie...
Tenemos que evitarlo, levantemos la vista, escuchemos y
seamos responsables de nuestro destino y del de toda la sociedad. Dejemos que
hable el corazón. Desde finales del Siglo XIII la catedral de Oviedo, con su
elevada torre, nos indica el camino a seguir.
José Antonio Noval Cueto.
“ Si no hago las obras de mi Padre, no me crean; pero si las
hago, crean en las obras, aunque no crean en mí…” (Evangelio de San Juan
10,31-42”)
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