He dudado en titular este escrito, pero al fin me he decidido
por “María de Molina”, una de las mujeres claves de finales del siglo XIII y
principios del XIV, pues fue reina, esposa de Sancho IV el Bravo , durante los
años 1284 a 1295; después, a la muerte
de éste, Reina Madre o Regente durante
los años 1295 a 1301, hasta que su hijo Fernando IV el Emplazado fue nombrado rey , y finalmente, a la muerte de este y su esposa Constanza,
Reina-Abuela-Regente desde 1313 hasta su
muerte, para proteger los derechos dinásticos de su nieto, el futuro Alfonso XI
de Castilla.
Supongo que según lees estas líneas te plantearás el porqué de estos
contenidos y más en una época tan agitada ,eléctrica y repetitiva como la que vivimos, donde se habla de fútbol,
paro, pensiones, política…y la única respuesta que te puedo dar
es la casualidad, circunstancia fortuita
de que no hace mucho, de visita por Madrid y al circular por una de sus arterias principales
me topó con el bello nombre de María de Molina, y de manera inmediata el
subconsciente me situó en Asturias,
Siero , Noreña y ¿por qué? Porque un señor poderosa de la época
(finales del s. XIII y principios del XIV), de nombre Rodrigo Álvarez de
Asturias y no de las Asturias, como en su día me precisó don Ignacio Ruiz de la
Peña, fue uno de sus más estrechos
colaboradores, que después de algunas vaivenes
iniciales contribuyó a que ella, María de Molina, protegiera a
su hijo y a su nieto. Y en este doy para que tú des, algo típico de toda
negociación política, María de Molina autoriza que Rodrigo Álvarez de Asturias
ponga en vigor , aplique , un 16 de octubre de 1310, o sea cuarenta años después, la Carta Puebla
aprobada por el Alfonso X el Sabio, un 14 de agosto de 1270 .
Todo esto que les cuento, apreciados lectores, lo hemos
recordado y celebrado en Siero un 16 de octubre de 2010, gracias a la ayuda y colaboración prestada por
el Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA), siendo su Presidente, don
Juan Ignacio Ruiz de la Peña Solar, que
desde el primer momento, desde la primera llamada de teléfono hizo lo posible y
lo imposible para que este día, esta fecha, quedé grabada en el colectivo
sierense como hito fundacional que es del concejo. En aquel día, setecientos
años después, no faltó música, coro, baile, sidra, menú medieval y ciclo de
conferencias, bajo su experta dirección.
En los documentos escritos municipales se estampó la fecha fundacional y en el balcón
de la Casa Consistorial pendían telas impresas que evocaban los 700 años, y como centro de
todo, aquel sábado de octubre, un Pleno extraordinario donde resonaron las
sabias y certeras palabras de Don Ignacio al citar a don Rodrigo Álvarez de las
Asturias con “ordénase la efectiva ejecución de la decisión regia…” y donde
cada portavoz municipal pudo expresar sus sentimientos y deseos. No era la
primera vez que el Ayuntamiento de Siero celebraba esta efemérides, también lo
hizo en 1970.
Han pasado casi seis años y el pasado 10 de mayo la prensa
regional comunicaba la muerte de don Juan Ignacio Ruiz de la Peña, y una vez más se
ha hecho realidad, por desgracia, lo que
todos sabemos y Jorge Manrique tan bien expresó de “
Recuerde el alma dormida/, avive el seso y despierte/, contemplando/ cómo se
pasa la vida /cómo se viene la muerte/ tan callando…”…Han pasado casi seis años
y estas palabras quieren dar fe de una de las experiencias más emotivas que se
han vivido en Siero y todo ello ha sido posible gracias a la generosidad y ayuda
de Don Juan Ignacio Ruiz de la Peña Solar, y de ello deben ser sabedores todos,
especialmente los de Siero. ¡Muchas gracias, Don Ignacio!
José Antonio
Noval Cueto.
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