En pleno Jubileo de la Misericordia y después de ochenta años
de iniciarse la Guerra Civil- yo aún la escribo con mayúsculas; algún alumno mío quizás porque le queda ya muy lejos, la suele escribir con minúscula- esperaba que alguna de las autoridades patrias
tuviera la ocurrencia de que alguna de sus calles llevara el nombre de calle del Perdón o de la
Misericordia y eso que siempre he
defendido que el nombre de nuestras calles se asignara a aquellas personas que
hayan dejado una huella perdurable de buen hacer y entrega entre sus vecinos,
pero ya que hasta el nombre de las calles sirve para la
confrontación política y la división, y más en un país donde el deporte
nacional es la envidia, empiezo a entender porque en algunas épocas nuestro Consistorio ha buscado nombres o
topónimos de la zona que no dieran lugar a la polémica, así tenemos calles que
titulan: “Peligros” “Danza Prima”, en Pola; “Los Laureles” “Los Robles”, en el
Berrón; “Asturias” ”Buen Suceso”, en Lugones o “ Del Silencio” “De la Armonía”,
en La Fresneda, entre otras muchas…
Me viene esta
reflexión ahora que las fuerzas internacionales rodean Mosul y recordar que los talibanes han hecho todo lo posible e imposible por hacer
desaparecer todo vestigio humano y cultural que no se adapte a sus postulados,
a su credo, y esto que vemos en Irak y
nos asusta , a otros niveles y en otras esferas ha pasado y pasa en nuestra querida España,
donde existen fuerzas políticas que si de ellas dependiese desaparecería el
mismo nombre de España y toda connotación española, por mucho que últimamente se recurra
acertadamente a Unamuno. Tarea difícil
de lograr, un imposible diría yo, pero ya hay alguno dispuesto a cambiar el
argumento del Quijote e impedir que luche con el bachiller Sansón Carrasco en
Barcelona. El mejor ejemplo de esto es la persecución que un día sí y otro también sufre la fiesta
de los toros, por mucho que poetas como Lorca y Alberti la hayan cantado o que Goya
y Picasso la hayan pintado, y lo hacen no por defender al débil toro- algunos
reservan mesa para saborear su carne- sino por lo que tiene de identidad
española. De seguir en esta dinámica el
jamón ibérico y las jornadas
gastronómicas de caza peligran, y mientras
el hambriento sin comida.
Falta menos de un mes para concluir el Jubileo de la
Misericordia, concretamente el próximo 20 de noviembre, y en España en el mundo
político da la impresión que sus efectos no han sido muy benéficos y me baso para ello en que hasta hoy, 29 de
octubre, día en que a las 20:22 horas don Mariano Rajoy Brey ha sido investido
Presidente, ha imperado el bloqueo, la reja, la mampara, el rencor, la
división, la lucha cainita por el poder, y con esas premisas es muy difícil crear unas
condiciones que favorezcan el perdón, la misericordia, el diálogo, y que den nombre a nuestras calles. Las Navidades pasadas recibí
una tarjeta de felicitación de un antiguo compañero de estudios que me remitía
desde la C/ Del Perdón, en el barrio de Salamanca-Uruguay de Santa Cruz de
Tenerife.
Visto lo visto aún
estamos a tiempo de repasar las obras de misericordia corporales y espirituales
, algunas tan elementales como dar de
comer al hambriento, dar refugio al necesitado, enseñar al que no sabe, perdonar.
El periodista y sacerdote P. Martín Descalzo solía preguntarse “¿Por qué el
corazón del hombre tiene tantos deseos de paz y se alimenta de odio?”. Y yo me
pregunto ¿quién alimenta el odio?...En Siero tenemos una plaza y un parque que
llevan el nombre de “la Paz”, una en Pola y otra en Lugones respectivamente. No
tenemos ninguna calle que se llame “del Rencor” “del Odio”, queremos vivir en
paz, con dignidad y futuro , y
afortunadamente respetamos las creencias de cada uno.
José Antonio Noval Cueto