domingo, 23 de octubre de 2016

“Hoy tuve un sueño….: Premios Princesa de Asturias 2016”


Siempre que puedo y el tiempo lo permite soy un fiel seguidor de la emisión televisiva de los Premios  Princesa de Asturias que la TPA nos trasmite con todo lujo de detalles . Me parapeto en cómodo  sofá, provisto de papel y boli, y suelo ir anotando aquellas palabras que consideró importantes, buenas y útiles. Desconozco  el porcentaje de audiencia que tiene la retransmisión, pero sí sé que sus efectos son benéficos para la cultura, para el ser humano, para todos, y digo esto por propia experiencia,   y es que llega el momento que  los ojos se humedecen y tímidamente de sus cuencas se desborda temerosa y rápida  una lágrima, y no es para menos, pues lo que vemos y oímos en ese escenario es difícil de superar, difícil de imaginar, y lleva a uno a afirmar y a reconocer que otro mundo es posible, mejor, más humano, y de ello dan fe las personas premiadas  con sus propias biografías, como es el caso del premio de Investigación Hugh Herr.

Cuando aún perduran en mi las sabias y sensatas palabras pronunciadas el año pasado y  en este mismo teatro  por el hispanista francés don Joseph Pérez al evocar y reclamar una sociedad hecha a la medida del ser humano, hombre o mujer , con textos de Cervantes y de Fray Luis de León, entre otros, nuevamente este año me esperaba la sorpresa, el sueño, convertida en voz de mujer , de hechura negra y pelo plateado, de andar pausado y majestuoso. Me refiero a la actriz Nuria Espert,  Premio Princesa de Asturias de las Artes,  que al tomar la palabra para dar las gracias   y después de evocar brevemente los orígenes de su vocación teatral y la relación amorosa que entre ambos perdura, se sirvió de dos fragmentos teatrales de Lorca y Shakespeare para hacer más expresiva su gratitud y a partir de ese momento el sueño, la fantasía del teatro traspaso las pantallas de los televisores y la palabra, en voz de mujer, fue dueña de nuestros destinos. No queríamos despertar, deseábamos continuar en esa atmósfera, y todo para decirnos en boca de una solterona, de nombre Rosita que a pesar de la frustración sufrida, del engaño padecido, reclama su derecho a la libertad y  lucha por mantener su esperanza, aunque “la esperanza me persigue, me ronda, me muerde; como un lobo moribundo que apretase  sus dientes por última vez…”. No se puede hacer más evidente  la explotación de los sentimientos, algo que ha llevado a muchas personas de antes y de ahora  a la indigencia, al abandono, a la ruina. Termina  su intervención con las últimas palabras del rey Lear antes de perder la lucidez, y lamentarse de su despreocupación por los necesitados, por los más débiles. Ahora entiendo la utilidad de aquella petición infantil de “Rogad por los poderosos”. El pasado 21 de octubre  en el teatro Campoamor de OVIEDO  se comprobó una vez más que el teatro es un espectáculo total donde la principal arma es la palabra,  la buena recitación, lo demás se sobreentiende.

En una sociedad global y tecnificada se agradece que año tras año las eminencias  y sabios que en el mundo existen nos visiten y se dejen aconsejar por Antonio Machado, Cervantes, Ortega y Gasset, Henri James, La Biblia, Lorca, Shakespeare, Cicerón, Virgilio, John Donne, Unamuno, y esta humildad intelectual que les honra debe hacernos pensar a todos qué papel le concedemos a las Humanidades en nuestro sistema educativo, pues no se entiende bien que año tras año asignaturas como Filosofía, Historia, Literatura, Latín... vayan perdiendo relevancia en nuestro sistema escolar.  ¿ No habrá llegado el momento de crear un teléfono que proteja las Humanidades?

Dicho lo dicho sólo quiero que ese sueño se convierta en realidad, y desear como el escritor Richard Ford , como Cervantes, que la imaginación vaya a más, entre otros muchos motivos porque ni la ciencia, ni la técnica, ni el hombre ni la propia sociedad pueden subsistir sin ella.
Queda abierta la convocatoria de los Premios Princesa de Asturias 2017.
.¡ Por favor, no impidan que el sueño se haga realidad!

                                                     José Antonio Noval Cueto.


No hay comentarios:

Publicar un comentario