No sé si podré decir algo que ya no se ha haya dicho de
Joaquín, a raíz de su fallecimiento el pasado 21 de noviembre . Desde ese mismo
instante se agolpan en mi cabeza imágenes,
vivencias del finado, que empiezan con
esa elegancia, garbo, naturalidad y
locuacidad que le caracterizaba cuando presentaba en Acto o Certamen de las
múltiples asociaciones que se lo pedían – ya que sabían que la entrega e
ilusión que ponía garantizaba el éxito - donde no faltaba la sugerencia o comentario oportuno e incluso, si la ocasión lo pedía,
la anécdota o el chiste fino.
Lejos de él el mal tono, lo zafio, lo basto, pues si era exquisito en el vestir
más lo era en el trato. Otras imágenes me trasladan al mediodía o al atardecer y sus paseos tertulia por la calle Florencio
Rodriguez que linda con el Parque
Alfonso X el Sabio, con sus amigos de siempre, donde todos los temas tenían
cabida . Otras veces feliz y contento en Lieres, el día de
la misa solemne de la Virgen de la Salud, con su querida e inolvidable Choni.
Siempre el uno pendiente del otro, parecían eternos novios o al menos así lo
percibía yo a través de la ternura de sus miradas . Con
el correr del tiempo sus paseos fueron más esporádicos e incluso con ayuda de
pértiga, pero aun así hizo suyo el lema cervantino de que “hasta la muerte todo
es vida”, y no era raro encontrarle en su silla de ruedas en el Auditorio de la
Pola. Últimamente ya no salía y la Plaza
se quejaba de su ausencia.
Siempre me asombró su vitalidad, su amabilidad y finura, y más
cuando más lo trataba, pues han sido muchas las ocasiones que la vida me ha
deparado de hablar o conversar con
Joaquín. Persona que siempre concitó el aplauso de todos, así era Hijo Predilecto de
Siero, Panera de Plata del Centro Asturiano de Madrid, edil de este
Ayuntamiento en época de don Leandro Domínguez Vigil-Escalera y cronista de la villa que llevó al mismo Ayuntamiento, en 2011, a editar un
libro con sus mejores crónicas, titulado
“Aquellos tiempos” y que es de lectura obligada para todos, pues además
de la importancia documental del mismo, sorprende por la calidad literaria de
su prosa. Estaba muy ilusionada con la antología preparada por su gran amigo
Enrique Medina y cada poco venía al Ayuntamiento a interesarse por la marcha
del trabajo.
Podría seguir enumerando situaciones, hechos, valoraciones,
pues era persona franca, leal,
amiga, de fiar, defensora de Siero , de Pola y sus gentes, y
en el terreno deportivo del Club Siero, pero un día como hoy vais a permitirme
que hable de poesía, de sus conocimientos poéticos y del dominio del difícil
arte de la declamación, que él cultivó durante años en solitario para deleite
de todos nosotros y que ahora parece que ya tiene discípulos – ya se anuncian
recitales poéticos en las Casas de Cultura -. Son proverbiales sus festivales
poéticos por Navidad en la Residencia de Nuestra Señora de Covadonga, o sus
improvisaciones poéticas allá donde tuviera un reto. De las muchas poesías que
conocía – su memoria era prodigiosa y sólo en los últimos tiempos sacaba la
hoja escrita- desde Neruda a Juan Ramón
Jiménez, de Antonio Machado a Gerardo Diego, hay una que resuena hoy en mis
oídos, de un poeta malagueño no muy conocido por estos lares, José Carlos de Luna”, titulada “El Piyayo”,
que recrea de manera humorística la
figura de un guitarrista y cantaor
flamenco de origen gitano, del barrio malagueño del Perchel, Rafael Flores
Nieto. ¡Cómo la recitaba! Era difícil de superar y eso que el texto tiene
muchos cambios de tono con fonética andaluza incorporada.
Un día como hoy que
hasta el aire se carga de melancolía y tristeza, la poesía del Piyayo me lleva al Joaquín rapsoda, aedo, trovador y casi profeta. Un día como hoy leo y releo su poema con la vana pretensión de
escucharle, pero no le oigo. Los versos se quedan llorosos y mudos , sólo el eco , de vez en cuando , nos dice “¿Tú
conoces al Piyayo, un viejecillo renegro, reseco y chicuelo…que pide limosna por ‘tangos’ y maldice cantando
‘fandangos’gangosos?”
Un día como
hoy, estimado lector, quiero dejar constancia con estas letras de que en mi
andar por la vida la Providencia me haya permitido conocer y tratar a
una persona de la talla humana de
Joaquín, “fíu” de Araceli, marido de Choni, sobrín de la Guaxa e Hijo
Predilecto de Siero. Orgullo del Concejo.
Joaquín : ¡Muchas gracias por todo!¡Descansa en paz!
Muchas gracias José Antonio por tus cariñosas palabras sobre mi padre. Daniel Vigil (Guax).
ResponderEliminarGracias David. Tu padre bien merecidas se las tenía. Si a mi me ha dejado un recuerdo maravilloso qué no os habrá dejado a vosotros. Un abrazo
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