No soy muy lector de novela negra ni de los géneros
afines(agentes secretos, espías, ciencia ficción, terror…);siempre la he
vinculado más con intereses comerciales que con la buena literatura, aunque hay
excepciones que evidencian mi error o mi
imprecisa y limitada concepción de la novela, a la que siempre he asignado el
papel de radiografía de la sociedad de su tiempo y un buen muestrario de los
móviles y conductas humanas, con sus grandezas y sus miserias… De ahí la
importancia que siempre tiene la Literatura para conocer al ser humano, móviles
y aspiraciones, y la sociedad que le toca vivir. Entre esas excepciones recuerdo las bien narradas novelas de Francisco García Pavón en la persona de Plinio, jefe de
la Policía Local de Tomelloso, con sus
aventuras y preocupaciones diarias, y más recientemente las novelas de Leopoldo
Padura, especialmente “El hombre que amaba a los perros”, en la que se mezcla
la historia, guerra civil española y sus protagonistas Trotsky y Ramón
Mercader, su asesino, el suspense, la trama novelesca y sus fundadas disertaciones junto con una envidiable calidad literaria que
facilita su lectura, y en esa misma línea es de mencionar las muchas
influencias del género negro que tiene el libro de fama mundial de Umberto Ecco
“ El nombre de la rosa”…, que enriqueció este género y que abrió nuevas
posibilidades a la novela. Y todo ello en un país de avispones o soplones
profesionales que aún perduran en la actualidad con gran fuerza , y que ya
aparecen muy bien descritos en la Sevilla cervantina del Sr.Monipodio, y todo
en un país como el nuestro, en el que uno de nuestros mejores escritores de
todos los tiempos, como es Francisco de Quevedo, tuvo que huir de Nápoles con
gran peligro de su vida, al descubrirse sus actividades de espionaje sobre la
República de Venecia.
Uno pensaba que el espionaje era cosa de otro tiempo, quizás
de la llamada guerra fría, pero observas que desde que se generalizo la
sociedad digital, éste ha ido a más. Hay espionaje político, industrial, militar, científico, matrimonial,
filial… y todo bajo el pretexto de que uno no puede dormirse, que la
información es poder. Tomas un vino en un bar y apenas sales ya te pregunta el móvil o celular si te gustó
el vino y si el servicio fue de tu agrado. Si whastsappeas o tecleas alguna
información o deseo, al poco tiempo te llegan ofertas comerciales que se
comprometen a convertir en realidad, y rápidamente, tus apetencias…Si hablas
por teléfono tu conversación debe ser banal, intrascendente, protocolaria, pues
puedes encontrarte con alguna sorpresa o grabación que tense tu descanso, que
dañe tu tranquilidad…ya ni a comer puedes ir a un restaurante, pues puedes
encontrarte micrófonos o ‘caracoles’
donde menos esperas…Un día tras otro tu ayuntamiento y el vecino hablan de las
ventajas que ofrecen las cámaras de seguridad instaladas en las calles…
Este es el mundo que nos encontramos, en el que hay personas en
la cárcel que tienen más poder que el mismo poder, pues si hablan, si sueltan
la lengua harían añicos muchos poderes, personas o instituciones…Omito dar
nombres, son de sobra conocidos y sabemos que su prisión es relajada, amorosa,
culinaria, complaciente a la espera de
su prometida y justificada oportunidad…¡Hay muchas personas que tienen el
tejado de vidrio y con esa zozobra tienen que vivir ayudados de todo tipo de
ansiolíticos…!
Esta pequeña radiografía del tipo de sociedad que impera da
pie a pensar que cada vez somos menos libres, que cada vez somos menos las
personas que podemos decir “sí” o “no”, y esto tiene su peaje y genera esa
desesperanza que atrofia la sociedad que vivimos, en la que ya tenemos bastante
con protegernos del virus y de las nefastas consecuencias económicas de la
guerra de Ucrania…
Pero los acontecimientos vividos esta semana con los
espionajes de “Pegasus”, ya realizados por el CNI , ya por algún Centro Externo
según palabras del ministro Bolaños, han elevado nuestra inseguridad hasta
límites insospechados, y nos han dejado boquiabiertos y tensos a los españoles
sensatos, que somos la mayoría, sea cual
sea la ideología de cada uno. ¿Alguien
cree oportuno y necesario que los secretos de Estado se divulguen y lleguen a
conocimiento de nuestros adversarios y enemigos, que los tenemos? Si se han
hecho referéndums para justificar nuestra entrada en la Unión Europea , en la
OTAN…¿cómo es que se permite, que en aras de un apoyo parlamentario, se
divulguen y den a conocer los documentos o información sensible que nos
sostiene y mantiene como Estado…? Ya llevamos tiempo pasando la línea roja del
sentido común ¿Qué se busca o pretende? ¿Por qué se pone en peligro la
seguridad de todos? Esto no tiene justificación ni encaje y alguien tiene que
dar explicaciones, a no ser que el Estado de Derecho de facto no exista. Hay
demasiados silencios. ¿Esto es de verdad política? Yo siempre creí,
ingenuamente, que la política debía estar al servicio del bien común y
beneficio de todos, que debía ser previsible, consensuada, especialmente en
política exterior, pero visto lo visto y oído lo que estos días hemos oído, uno
se abochorna, se avergüenza y ya no sabe a qué atenerse. Es el mundo al revés y
esto no trae nada bueno y si no que se lo pregunten a los más de 700.000
españoles que están en lista de espera para operarse.
José Antonio
Noval Cueto.
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