miércoles, 8 de junio de 2022

“Aún me asombro…”




Si tuviera que decir qué puede ser materia de un artículo, ya que hay tantas noticias como vidas y situaciones acontecen   en el trascurso de un día, de una hora, de un minuto y esto sin entregar en las lógicas preferencias de quien escribe…sería difícil llegar a un acuerdo, de ahí que he optado por un plan de mínimos y en él está que siempre que algo me asombra, tarde o temprano, me obliga a escribir unas letras. Primero para agradecer el esfuerzo de lo bien hecho y ejecutado, después por la utilidad de esa información y especialmente para resaltar lo que debe ser resaltado-

Y es que lo vivido o experimentado por mí , indocto musical, el pasado sábado, 4 de junio , a las 20.00 en la Iglesia-Auditorio de San Pedro Apóstol de Pola de Siero me lleva a escribir estas letras que intentan reproducirlo, aun sabiendo que no hay texto que lo traduzca  fielmente , pues sé que no es fácil convertir en letras las notas y escalas de composiciones tan  litúrgicas, tan sublimes y espirituales como las interpretadas y además en un Iglesia, en la de San Pedro Apóstol de Pola de Siero,  en la que el colorido, sobriedad y majestuosidad de las pinturas de Casimiro Baragaña  aportan ese tono riguroso y trascendente  que hacen de este presbiterio un lugar especial  y muy adecuada para albergar este tipo de conciertos, del que son protagonistas la Asociación Cultural “Amicorum Musicae” y  la Orquesta Universidad de Oviedo. Los factores citados y la profesionalidad, buen hacer y entusiasmo de músicos  y cantores han convertido este Concierto en algo sublime que no se puede olvidar y de lo que quiero dejar constancia, pues sé  que estará presente en la mente de todos nosotros  como símbolo de lo que es  una buena música y una mejor ejecución. Oírlo y visionarlo ha sido todo un privilegio, y de ello quiero dar cuenta.

La clausura del XXIX Memorial Don Ángel Émbil
, organizado por la Asociación Siero Musical , concluye con este Concierto , donde la batuta fue la profesionalidad que no escatimo detalles, desde la misma presentación de la Tarjeta con el Programa del Concierto, las sentidas palabras de agradecimiento de Maite Émbil a todos los asistentes  y la voluntaria donación de los presentes para que se puedan encarar cuanto antes las Obras  de Rehabilitación de la Iglesia de San Pedro Apóstol .

El concierto, de poco más de una hora de duración y con un repertorio muy selecto,  se dividió en dos partes: La Primera parte con la actuación del Coro Amicorum Musicae que,  bajo la dirección de Don José Manuel González Valdés, interpretó nueve piezas a capella, todas de perfecta interpretación  y  diferente duración,  de compositores del principios o mediados del siglo XVI , en la que sobresale el compositor Tomás Luis de Victoria, con cuatro piezas,  de las que particularmente destaco “Santa María, sucurre miseris”- tardaré en olvidar las notas del Santa María en  la bóveda del templo-  o “O magnum mysterium” o “Exsultate justi” de Lodovico Viadana. El director, bien  armonizado y compenetrado con su coro, formado por veinte  mujeres y 11 o 13  hombres, según el momento,  consiguió con estas voces momentos tan sublimes que provocaron el paroxismo , y los ojos de agua y los prolongados aplausos dieron fe de ello. La perfección coral en escena. En este apartado es de reseñar la espléndida y medida interpretación de la soprano Lucía García Fernández que concluyó el concierto con la conocida nana de don Ángel Émbil “Anxelinos”

Con el público entregado que llenaba la Iglesia de San Pedro Apóstol empezó la Segunda Parte donde el protagonismo corría a cargo de la Orquesta Universidad de Oviedo, con la entusiasta y cuidada dirección de don Pedro Ordieres Suárez ,  con diez violines y tres violonchelos, y   con la ayuda y diálogo del órgano Grenzing soberbiamente interpretado por  organista Emilio Huerta y a veces, en colaboración con el Coro, elevó  aún más la temperatura musical del templo y esta apoteosis musical fue el mejor broche de oro a este XXIX Memorial Ángel Ëmbil, que evidencia una vez más que la Pola es una ciudad “M”, Ciudad Música, y que mucho de lo logrado lleva la impronta y sello de don Ángel Émbil y familia, y a la Iglesia de San Pedro Apóstol como escenario. 

Dicen que no perder la capacidad de asombro, de sorpresa es indicador de la edad mental de las personas. Hoy he vuelto a asombrarme gracias a la Música. He intentado dar testimonio de ello. ¡Enhorabuena! ¡Muchas gracias!

 

                       José Antonio Noval Cueto.




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