Una de las autonomías que más diputados y senadores aporta a
las Cortes españolas es Andalucía, que el próximo día 19 de junio, Elecciones
andaluzas, puede dar soluciones a los problemas de España o complicaciones,
según sea el resultado, y es que ese día se van a enfrentar o combatir dos
maneras de hacer política. Una la de generar tensiones, rencor y divisiones en la vida española, modelo Frankenstein
y cómplices; otra, más discreta y realista , que busca solucionar los problemas que ,día a día , inquietan y preocupan a los españoles:
trabajo, recibo de la luz, combustible, listas
de espera médicas, pensiones, educación, seguridad, limpieza de calles y meadas (hay
fachadas de Pola que ya no son
reconocibles debido al orín inyectado y absorbido) , agua, recogida de la
basura, saneamiento; en resumen, el modelo de gestionar o el de tensionar, el de conocer la realidad y
mejorarla, o el de inventarla y negarla …
Todo observador de la vida española, independientemente de su
ideología, sabe que el barco no está en buenas manos, que hay muchos patronos,
con diferentes rumbos, y que lo que menos les importa son las penurias y
dificultades que padecen los ciudadanos. Su única preocupación es recaudar. Hoy
reina en la vida española una tristeza, un desencanto que paraliza todo y que
fumiga la más leve inquietud de mejora, de renovación. ¡Hay mucha desilusión en
la vida española! Y da la impresión que alguno o algunos la han sembrado
intencionadamente, pues sólo así puede entenderse la paralización que sufrimos
cuando cierta clase política cree que los problemas de España se resuelven con
quienes la quieren trocear y romper. A lo largo de estos cuatro años los
ejemplos de desgobierno y locuras son muchos, basta fijarse en el oprobio
catalán con sentencias incumplidas o el tema argelino-marroquí.
Si la máquina de fabricar mentiras siempre ha estado en
circulación y especialmente en tiempos de dura pandemia, más ahora que se
acercan las elecciones del 19-J, y el mismo Presidente de Gobierno, Sr.
Sánchez, ha entrado en campaña y sin el mínimo respeto a la inteligencia de los
españoles no ha tenido reparo en tildar a la derecha como una organización poco
respetuosa con los derechos que nos hemos dado los españoles. Valoración que
sorprende y que evidencia una manera decimonónica de entender la vida no exenta
de una elevada superficialidad e incoherencia , y es que esa clasificación no
es ajusta a la realidad que vivimos, y si últimamente han caído en desgracia
algún derecho, como el de la igualdad de todos ante la Ley, todos sabemos quién
lo promueve y autoriza. Después de casi cuarenta
y cinco años de Transición, de Estado de Derecho, querer reducir la vida
española a blanco o negro, malos o buenos, es un simplismo que no se sostiene,
cuando vemos que son muchas las variables que inciden en la vida española. Creo
que ha llegado el momento de quitarse etiquetas y evidenciar hechos y
juzgarlos.
Hoy, los españoles, afortunadamente, - trabajo nos costó- , ya
no damos inmunidad a nadie. La tiene quien la merece, sea de izquierdas, de
centro, de derecha o marxista… Valoramos comportamientos, conductas,
trayectorias, y a partir de ahí, incluso a pesar de nuestra ideología,
escogemos, votamos o no votamos, pero lo que no estamos dispuestos es a
transigir y menos permitir que el futuro de España se ponga en peligro o lo que
es algo peor, que se ponga en venta. Episodios
de estos, durante estos cuatro años, hemos vivido muchos, para vergüenza
nuestra: véase los indultos catalanes y sus secuelas y consecuencias. Hoy los
españoles, a pesar del descrédito de la actividad política, lo mínimo que le
pedimos a un político es que se represente a sí mismo, que conozca la sociedad
que le rodea, su manera de vivir y entender la vida, que la respete y , a
partir de ahí, se proponga con nobleza y trabajo mejorarla, ilusionarla y
prepararla para un futuro mejor. Esta es su mejor carta de presentación, su
mejor aval.
Hace ya unos años, un político, respetado y querido, alcalde
de Córdoba, el Sr. Anguita, el de Programa, Programa, Programa… invitaba a la
clase política de entonces– reflexión válida hoy -, que debían plantearse si
querían ética o estética. Últimamente, se ha escogido la estética y las
consecuencias negativas son de todos conocidas. Los partidos políticos sin
ideología e imprevisibles no duran, desaparecen, véase el ejemplo de Francia e
Italia donde el Partido Socialista ha casi desaparecido y las situaciones
delicadas pasó el PSOE en la época de Zapatero . ¿Cuánto puede durar un Partido
sin programa, que sólo se abastece de poder?... Véase la extinta UCD…El 19 de
junio, en Andalucía, quizás nos anticipe la respuesta; pero lo que sí es verdad
evidente es que no todo vale en política, por mucha inteligencia artificial que
se potencie y premie.
José
Antonio Noval Cueto.
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