Ahora que las tecnológicas y Silicon-Valley están
deshumanizando el mundo, ahora que todo vale para tener y detentar poder, para lograr dinero y riqueza, viene
bien darse un chapuzón de pueblo y dejar que este hable y esto me sucedió hace
algunos días en la calle Castelló, de Madrid, mientras desayunaba en esas
típicas esquinas madrileñas, de poco espacio y muchas mesas, en las que se
reúnen vecinos y empleados de la zona, a la hora del descanso mañanero, a saborear las ricas y exquisitas porras y
churros madrileños, y mientras uno desayuna, en la pared de enfrente, un
sorprendente aviso: “Hablen entre ustedes, no tenemos wifi”, y los clientas hacían
buen uso de la sugerencia ya que el nivel acústico era alto y entre las
conversaciones salía el penalti anulado al Atlético de Madrid en la Champions, que
uno de los libros más vendidos en Amazon es “Camino” de San Josemaría Escrivá
de Balaguer, que los costes laborales han subido un 25% desde el 2021, que el
reparto de los menores inmigrantes entre las comunidades autónomas no era justo
y ya, en tono más confidencial , las avatares
diarios de su trabajo, los lloros del
niño/a en la noche de ayer que no había
manera de dormir, la subida estrepitosa de los huevos o las dificultades para
conciliar la vida laboral y familiar…
Días después, el pasado 19 de marzo, un día primaveral en
Asturias, festividad de san José y Día del Padre, en la Basílica de Covadonga,
en la misa de las 12, el sacerdote en su Homilía, vuelve a insistir en la
necesidad de “escuchar”, que si algo caracterizaba a San José era escuchar,
algo muy necesario ahora, que estamos tan alienados y aturdidos por el ruido
ambiental , por el exceso de imágenes, que nos insensibilizan , nos robotizan y
nos alienan… Decía que necesitábamos espacios de reflexión, de interioridad, de
revisión de nuestros proyectos, de nuestro plan de vida, y es que tanta
información, tanto consumo de noticias, tantas mentiras, desinforman más que
informan y todo esto en pleno rearme europeo es un auténtico peligro., y es que
como muy bien dice San Mateo “Cuando hubieres de orar, entra en tu aposento , cierra la puerta, ora
en secreto a tu Padre…no hablen mucho…porque el Padre que está en el cielo sabe
qué es lo que les hace falta, antes de que se lo pidan…”
No es nada exagerado decir que necesitamos espacios propios,
intimidad, pensar y valorar lo que hemos hecho y hacemos; detenernos, comprobar
si vamos en la dirección adecuada y si no fuera así, reorientarnos, siempre hay
una segunda oportunidad si uno quiere, pero para ello se necesita silencio,
tranquilidad, interioridad, pensar por nosotros mismos y esto en esta sociedad
de usar y tirar, no es nada fácil. Uno no puede dejarse llevar y pertenecer sin
más a la globalización de la indiferencia. Hace años en un bar de Lugones,
hacia la media tarde se produjo una pequeña polémica entre sus clientes. Unos
pedían, que se apagara la televisión en blanco y negro, la voz no estaba muy
alta – era el gran invento del momento, años 1960- que les confundía a la hora
de jugar, y uno de ellos dijo: María, apaga la televisión, que siempre repite
lo mismo, os emboba, confunde y atonta. Os come el tarro. Es el gran timo del
siglo XX.
Yo, adolescente, no di gran crédito a la queja. Era la época
de series americanas como “Bonanza, Rin-Tin-Tin, La Casa de la Pradera… Hoy,
por desgracia, compruebo con gran pesar cuanto de cierto había en la queja. Ha
ganado y gana elecciones, marca e impone modas, manipula conciencias y dirige
los destinos de la humanidad. Suele ser la niñera de hijos y nietos , y la
responsable de la globalización de la indiferencia, que nos hace a todos seres
anónimos, cuya única preocupación es el vientre, y nos olvidamos de pensar, de
potenciar el necesario sentido crítico que nos hace más humanos, más
solidarios, más fraternos. Yo he sido uno de los muchos que hemos padecido el
problema. Hoy mis visitas televisivas son mínimas, esporádicas y siempre
después de valorarlas mucho y esto no supone renunciar a mi obligación
ciudadana de estar bien informado . Si alguien duda de mis argumentos le basta
hacer un análisis de quiénes son los accionistas y quiénes forman sus Consejos
de Administración. En sus memorias el papa Francisco confiesa que no sigue la
televisión desde los años 90. Esto no quiere decir que no esté informado.
Hace ya unos años recibí una de las mejores lecciones de mi
vida, cuando un ilustre notario en una comida de homenaje preguntó a los
comensales: ¿Cuál es el mandamiento más importante de la ley de Dios?...ESCUCHA,
Israel…amarás a Dios sobre todas las
cosas...Ahora, el papa Francisco en su Autobiografía nos dice: “El futuro se
juega en gran medida en la capacidad de escuchar” ¿Escuchamos? ¿Escuchan
nuestros políticos? ...
José Antonio Noval Cueto.
P.D “ Una oreja para escuchar la palabra de Dios y otra para
escuchar al pueblo” (palabras de Monseñor Enrique Angelelli, arzobispo de la
Rioja-Argentina que ha cultivado el Papa Francisco a lo largo de los años.)
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