Desde que la “fumata blanca”, la cuarta, avisaba a los
presentes en la Plaza de San Pedro – unos cuantos miles-, a las 18.07 minutos
que “Habemus papam”, hasta que éste apareció y dijo sus primeras palabras desde
el balcón del Vaticano, toda era alegría y como no, expectación. Los mil
cuatrocientos millones de fieles católicos, entre los que me encuentro,
estábamos gozosos, esperanzados. Yo venía de Oviedo y una llamada telefónica me
avisaba del hecho. Suponía que este jueves, podía ser el día clave, aún tenía
muy reciente el Jueves de Pasión, en que todo un Dios hecho hombre muere en la
Cruz para salvar al género humano. Los vaticanistas y demás hombres de prensa
suponían un cónclave largo, ya que eran muchos los cardenales, 133, y muchos no
se conocían, pero el Espíritu Santo ya lo tenía todo previsto. Y a las 7,23
horas, cuando estaba entrando en la Pola la radio transmitía las primeras
palabras del Papa León XIV: “La pace sia con te” (“La paz sea con todos
vosotros”) que penetraron en mis oídos con su cantarina fonética italiana,
alegre, responsable y gozosa. Se trata del Papa León XIV – tengo que confesaros
que me cuesta pronunciar su nombre-, pues aún permanece en mí el de Francisco y
a todo ello he de añadir que me viene siempre a la cabeza la excelsa figura del
papa León XIII, el autor de la encíclica “Rerum Novarum”. En la parroquia de
San Félix de Pola de Siero reinaba la expectación no exenta de duda, de
sorpresa, de gozo. Don Sergio anuncia que ya tenemos papa. Rogemos por el papa
León Décimo Cuarto, el 267 sucesor de Pedro.
Se trata del cardenal Robert Francis Prevost Martínez,
natural de Chicago, en donde nació en 1955 y con D.N.I peruano desde 2012.
Desde el primer momento no ha parado de dar titulares de prensa, de marcar el
territorio , de exponer la realidad y de fijar objetivos, objetivos que hablan
de paz cuando dice: “Esta es la paz de Cristo resucitado, una paz desarmado y
una paz desarmante, humilde y perseverante, que proviene de Dios, de Dios que
nos ama incondicionalmente…”, de coherencia, de compromiso, de evangelización,
de misión, de salvación… Se puede resumir su trayectoria personal con este
titular de prensa: “De Chicago a Roma, pasando por Chiclayo”, diócesis de Perú,
nación a la que se vincula desde su primera estancia en la misión de
Chulucanas(Piura) 1985. Obispo de Chiclayo desde el 3 de noviembre de
2014…Matemático, filósofo, canonista, políglota, pero lo más importante
misionero agustino y como tal actúa para que la Ciudad de Dios en la tierra
avance, progrese , mejore. En resumen, una persona de fe, curtida en las cosas
de la vida, conocedor de las miserias y grandezas humanas. Una persona
agradecida, que reconoce que han sido muchas las que han influido y forjado su
vida (familia, San Agustín y su Orden, y especialmente los vecinos de su
diócesis de Chiclayo que le hicieron suyo y le dieron lo mejor que tenían su
afecto, cariño, confianza, lo poco que tenían, todo. Han sido buenos maestros y
buenos discípulos. Su intercomunicación era total, solo basta observar su
mirada humedecida y la palabra agradecida, expresada en castellano, cuando
pronunció Chiclayo desde el balcón del Vaticano. Y esto ha sido la alforja
básica que le ha llevado a Roma, a la cátedra de San Pedro. En resumen, un
hombre de fe que la quiere compartir y extender a los demás, ya que como decía
hace poco Pedro Ruiz es la mejor cantimplora para cruzar el desierto. A esta
evangelización nos llama a todos (clero y pueblo llano) ¿Estamos dispuestos? Paradojas
de la vida el papa León XIV fue elegido cuando Argentina celebra a su patrona,
Nuestra Señora de Luján y en Roma , la aparición de San Miguel Arcángel en el
monte Gargano.
Ayer, 9 de mayo, al pronunciar su primera homilía como Papa
en la Capilla Sixtina ante los cardenales electos y no electos, hizo una
exposición profunda y clara – lo que solo pueden hacer mentes muy lúcidas– de
la situación o contexto en que se mueve nuestra fe, ante la pregunta “¿Quién
dice la gente que es Jesús”? y dice que
nos encontramos con “quienes creen que la fe cristiana es algo absurdo y propio
de personas débiles y poco inteligentes; personas que ponen sus seguridades en
la tecnología, el éxito, el placer, el poder, el dinero…Ambientes en que se ridiculiza
al que cree, se le obstaculiza y deprecia o a lo sumo, se le soporta y
compadece. Lugares en los que la misión es más urgente, porque la falta de fe
genera dramas como la pérdida de sentido de la vida, el olvido de la
misericordia, la violencia contra la dignidad de las personas, las crisis de
familia”. No es normal que haya más mascotas que niños, claro síntoma de
despersonalización, de miedo a la vida, y a todo ello añadamos el serio
problema de salud mental que afecta a muchas personas jóvenes y que es la
pandemia más seria de nuestro sistema sanitario. Hace unos días el periodista económico
Francisco Rodríguez decía: “… hemos preparado a nuestros jóvenes para producir,
pero no para vivir…si no recuperamos la educación como construcción humana – no
solo técnica- no hay política monetaria, ni reforma fiscal ni digitalización
que nos salve…”. Y es que una persona es
algo más que un objeto de placer y consumo. En este contexto tan difícil, tan
pesimista, tan desolador, tan supuestamente racionalista, pero de un
racionalismo incoherente y destructor que no ayuda a entender el mundo, el papa
nos invita a dar testimonio de la fe gozosa en Jesús Salvador y estas palabras
quieren ir en esa dirección.
Ahora que tanto se habla del posicionamiento en la red, para
difundir y distribuir noticias. Nosotros, los creyentes tenemos que hacer valer
y expandir nuestra fe, nuestras vivencias, nuestras aportaciones. Debemos
posicionarnos no sólo en la red, sino también en la sociedad. Los creyentes no
somos superhombres, somos personas de carne y hueso, normales, con bondades y
miserias, pero creo que en estos años hemos hecho buenas aportaciones a la
sociedad, y quizás por aquello de que el bien no hace ruido, no han tenido la
repercusión humana que se merece, ni , honradamente, se buscaban, pero basta pensar en Caritas y cualquier
dispensario parroquial y en la reciente pandemia para dar claridad a lo que
digo. La Iglesia sabe en que mundo vive
y cuáles son las fuerzas del maligno y esto lo ha reflejado en importantes
encíclicas como la de San Juan XXIII con su “Pacem in terris” o su misma
convocatoria del Concilio Vaticano II, pontífice que fue el primero en denunciar
las dificultades del mundo del Este, allá por los años 30, cuando estuvo de
Delegado Apostólico de Bulgaria, o la importantísima encíclica de San Juan
Pablo II “Laborens Exercens” o más
recientemente la del Papa Francisco “ Fratelli Tutti o la ya citada “Rerum Novarum”, de León XIII o “Populorum progressio” de Pablo VI.
Nunca he soportado a
los que van de perfectos, sabedor como soy de mis muchas debilidades, - uno de
mis santos preferidos es San Dimas-, y una de mis frases favoritas es la de que
“el que esté libre de culpa que lance la primera piedra” , pero nunca he ocultado
ni renunciado a mi Credo y sé que lo que soy y he hecho en mi vida, en mucho o
en poco, se lo debo a la ayuda y generosidad de Dios Padre. Yo, por mí solo, poco puedo. Me alimento de
la oración y de la lectura de la Biblia, luz de Dios, que orienta nuestra vida.
El Papa Francisco nos dijo: “Escuchen y traten bien a los mayores”. Hoy, el
Papa León XIV, cristiano curtido, humilde y versado en saberes nos dice: “Jesús
es el Cristo, el Hijo de Dios vivo, el único salvador y el que nos revela el
rostro de Dios”. ¡Hagámosle caso y que nuestro decir y hacer vayan de la mano!¡Hagamos
un esfuerzo de coherencia!
José Antonio
Noval Cueto.
P.D Ante acontecimientos como los que hemos vivido estos
días, uno no puede permanecer en silencio. ¡Que Dios le bendiga y nos bendiga!
¡Viva el Papa León XIV!
“En lo esencial
unidad, en la duda libertad, y en todo amor” “Ama y haz lo que quieras” (San
Agustín)
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