sábado, 15 de marzo de 2014

Tengo derecho a un futuro.

   
Uno quisiera saber el motivo de que algunas palabras tengan larga vida y se usen de manera constante y otras, como la rosa, sin siquiera desprenderse de su fragancia, ya se marchitan, mueren, y esto ocurre incluso con los nombres de lugares (topónimos). Así en Asturias son muchas las parroquias que responden al nombre de Santoloya, hasta el extremo que puede decirse que no hay concejo que no utilice ese término, ya sea en LLanes, en Cangas de Nancea o en Siero…En Siero uno de los topónimos más utilizados para clasificar núcleos de población o barrios es del “El Cuitu” (Valdesoto, Lieres,Anes, Carbayín). Otro tanto pasa con el nombre de “Monte Gurugú”, palabra bereber que ha sido adoptada por nosotros y puede decirse que son muchas las provincias o ciudades que a pequeñas elevaciones de terreno le tan puesto el nombre de Monte Gurugú, así en Sevilla, en el mismo Parque de MªLuisa lleva tal nombre una pequeña elevación de terreno terminada en una cúpula, en Alcalá de Henares, donde uno de sus Cerros lleva ese nombre o en provincias como Navarra donde muchos montículos han sido bautizados así  y otro tanto se puede decir de las calles, así hay calles con ese nombre en Torrevieja, Sevilla…o Barrio “El Gurugú” en Badajoz.

A mi el monte Gurugú, de nuevo en el centro de la política española, me evoca la mili y las aventuras de mi amigo Tino durante su estancia en Regulares de Infantería nº2 , de Melilla y también mis temores a ser soldado africanista o de estancia en África, por todo lo que ello conllevaba de lejanía y separación de los seres queridos (familia, novia….) y hoy templo de la desolación humana(Inmigración) me ha hecho plantearme algunas cuestiones y es que a pesar de nuestra proximidad, vivimos muy lejos de la realidad norteafricana, convertida en ferry de verano Ceuta –Melilla,  y esto puede pagarse caro y ya se ha pagado un 11 de marzo de 2.004 , según reconoce la sentencia dictada el 31 de octubre de 2007 por la Audiencia Nacional , al dictaminar que una “célula yihadista” es la autora del atentado más sangriento de la historia de España.

Es legítimo que España busque su hueco en Europa, su protagonismo, pero esto no excusa la desidia africana que vivimos. Basta darse un paseo por el centro de Madrid y los nombres de sus calles hablan por si solas, así Barrio de Tetuán de la Victoria, calle O’Donell, Serrano , General Prim y si hablamos de Asturias tenemos la calle Cabo Noval en Oviedo y el Acuertelamiento militar del mismo nombre en  Siero. Ahora que hasta el gas nos viene de Argel ¿cómo ha sido y es posible este descuido? Cervantes nos habla de sus penalidades en Argel, Cadalso del contraste de culturas, Pedro Antonio de Alarcón  nos deja su “Diario de un soldado de la Guerra de Äfrica” , el pintor Mariano Fortuna inmortaliza la batalla de Wad-Ras y hasta los leones de las Cortes nos hablan de Africa, ya que fueron fundidos con el material de los cañones del citado combate, pero si es esto importante, lo es más aún recordar que han sido muchas las familias españolas que desde el comienzo de la guerra de Marruecos, 22 de octubre de 1.859, han regado con su sangre las tierras norteafricanas(Barranco del Lobo, Toma del Gurugú, Annuan…). Evidenciada nuestra dejadez, aún es oportuno recordar que el principal problema de seguridad que tiene España se llama Norte de África.

Hoy el monte Gurugú, reducto de la miseria humana, nos pide ayuda, cobijo, futuro, y nos recuerda que no hay ciudadanos de primera, ni ciudadanos de segunda, que todos somos Hijos de un mismo Padre.
  


                                                  José Antonio Noval Cueto.

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