Tenía previsto que mi pluma no dedicase ni una letra al caso
catalán, que nos tiene saturados a todos y que obliga a muchos, entre los que me
encuentro, a cambiar de canal o de emisora de radio con la vana pretensión de
escuchar noticias nuevas o argumentos más saludables, y en esas estaba el
pasado día 26 de setiembre ,- fecha de la comparecencia del exmuy honorable
Jordi Pujol en el Parlamento catalán-,
cuando desde una emisora de radio se comunican los disturbios que se están
produciendo en la localidad valenciana de Algemesi entre los partidarios de la
tradicional becerrada de las fiestas de la localidad y los antitaurinos,
venidos de muchos localidades, para reventar la fiesta. Días antes el
Ayuntamiento tuvo que inactivar la red social municipal (Facebook) ante los más
de 200 comentarios vejatorios contra los vecinos de Algemesi y municipio.
Mientras el becerro mugía en los corrales el Señor Pujol
confesaba que no había sido un político corrupto, que ya era rico antes de
entrar en política, denunciaba una conspiración moral contra él y su familia, y
recordaba que “si vas segando la rama de un árbol, al final cae toda la rama y
todos los nidos que hay en ella…”, podría entrecomillar más palabras suyas,
pero creo que estas son suficientes para ilustrar lo que quiero decir. Y es que
apreciados lectores no sé por qué ese día 26, estas dos noticias se cruzaron en
mi cabeza y quise establecer entre ambas alguna relación, sorprendiéndome la
violencia antitaurina en la tierra del toro, y la queja
airada de Pujol a sus denunciantes, los portavoces del pueblo catalán, cuando
Cataluña es la autonomía más corrupta y la región donde viven más personas sin
techo y donde recientemente han fallecido 10 personas por legionella. No hace
mucho el escritor Javier Marías decía que la secesión catalana era una cortina
de huma para encubrir otros temas .¿Será
cierto? ¿No sería más útil centrar todos los esfuerzos y recursos en mejorar la
gestión y trasladar una cierta ilusión a los hijos de la miseria?
Se acerca el 9 de noviembre y el señor Mas tiene
presupuestados 9 millones de euros para celebrar la consulta. El Gobierno, después
de utilizar todos los resortes jurídicos disponibles, promete diálogo y yo me
pregunto qué clase de diálogo se puede ofrecer a quien después de 6 pactos de
financiación, cesión de importantes impuestos y demás prebendas, cuando se
aproximan las elecciones airean el
latiguillo de “España nos roba”.
Han pasado 60 años de la declaración unilateral de
independencia pronunciada por Lluis Company un 6 de octubre de 1934 y algunos
bisoños políticos creen que se puede contentar a un nacionalismo insaciable que
quiere más y más y más, y eso sin entrar a valorar las necesidades personales y minutas de los supuestos
salvadores de la patria. Quizás lo único
que se pueda negociar sea la devolución de alguna competencia infradotada según
ellos…
El pasado 26 de setiembre el día nos ha ofrecido los ingredientes
típicos del otoño hispano: política y toros. En Algemesi toreaba el pueblo en
estado puro, y en el Parlamento catalán,
sus representantes, los portavoces políticos, pero con la diferencia que al
toro catalán aún le esperan más tardes de dolor y sangre.
José Antonio Noval Cueto.
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