En la tierra de la butifarra, paella, gazpacho, cocidito,
pote y fabada se ha levantado la veda
para perseguir al lenguaje, hacer que se hace y presentar proyectos que no concuerdan
con el carácter o formas de ser de un país llamado España, donde uno de los bailes que abre, mantiene y cierra
festejos y verbenas es el pasodoble, baile sencillo, alegre , castizo, de genuino
sabor español, que alegra y tensa nuestras calles y camperas desde el siglo XVI
( hacia 1533 o 1538).Creo que no existe generación de españoles, de la
autonomía que sea, desde hace centurias que no hayan crecido y bailado al son de
un pasadoble, ya sea la “España cañí”, “Paquito el chocolatero” , los
pasodobles asturianos del grupo La Cirigüeña, como el titulado “Pepe el mazcayu”,
o el pasoble piropo que titula este artículo. La mayoría de nosotros al no haber academias de baile, practicábamos
primero con una escoba y después de las primeras lecciones con nuestra madre o
hermanas, - eran los tiempos del baile agarrado, en pareja- y no saber bailar
condicionaba nuestro prestigio en la plaza, y el pasodoble ni faltaba antes ni falta ahora-. Hablar del pasodoble me lleva a tratar de un
tema que me tiene preocupado y que de no mediar rectificaciones caeremos en una
aberración cultural de tal calibre que seremos mofa y escarnio para tiempo y prueba evidente
de una nación no respetuosa con sus esencias patrias.
Y es que el pasado 9 de enero de 2015 – el mismo día que
Francia abatía a los tres yihadistas, que Europa alertaba del peligro de deflación y que se hablaba de
las bonanzas de merendar almendras para reducir el riesgo cardiovascular- la Presidenta del Observatorio de Género,
órgano dependiente del Consejo General del Poder Judicial, doña Ángeles Carmona,
con motivo de su comparecencia para celebrar los diez años de la aprobación de
la Ley Integral contra la Violencia de Género, dijo que “el piropo aunque sea
bonito, invade la intimidad de la mujer y debe ser erradicado”. Oír esto y
quedar perplejo fue todo uno. No daba crédito, pero ahondando en este
sinsentido me encontré que la Directora General de Igualdad, doña Bibiana Aido,
en el año 2.011 había comunicado su intención de penalizar los piropos con
multas de 3.000 euros y cárcel, y que incluso el general Primo de Rivera, en pleno auge del
piropo en el Madrid de los años veinte, tomó algún medida contra el mismo, pero
que a la vista de los hechos resulto infructuoso, pues sería como tapiar toda
España, tierra del piropo, y especialmente Andalucía (Sevilla), y despreciar la meritoria
obra literaria de los hermanos Serafín y Joaquín Álvarez Quintero -que una de
sus costumbristas obras responde al título de “Los piropos”, estrenada en 1902-
, de Carlos Arniches, de todos los
grandes humoristas que ha dado España en el siglo XX como Miguel Mihura, Jardiel Poncela, Alvaro de Laiglesia, Alfonso
Paso o a toda la literatura escrita
desde que el castellano fue instrumento de comunicación (s.XIII),con el mismo mismo Don Quijote a la cabeza que en su Carta a su “Soberana y alta señora” Dulcinea dijo: “Si gustares de
socorredme, tuyo soy”.
¿Acaso se quiere convertir al piropo en el germen de la
violencia de género?¿Alguien se ha preocupado de los contenidos morales que
reciben sus hijos? ¿ De las películas y programas que se emiten en horario de
tarde? ¿Quién se encarga de protegerlos de las aberraciones que se divulgan por
la red o quién les aleja de ediciones de comics o libros supuestamente para
niños o jóvenes carentes de la mínima consideración del hombre y de la mujer, y
donde éstos actúan más como mamíferos que como personas? ¿O más sencillamente ,
en este mundo de productores y consumidores, del depende, quién les dice a nuestros
jóvenes lo que es normal , lo que está bien, o sea que no todo vale? ¿Será
mucho reconocer que hay hombres y mujeres , seres humanos, con distintas
sensibilidades y que como tal deben ser tratados y educados? ¿En un mundo donde
se manipula y releja más a la mujer, quién se preocupa que la mujer pueda, de
verdad, compatibilizar la vida laboral y familiar, qué medidas se toman al respecto?
Pocas y de escasa eficacia, y basta para
ello analizar los horarios de trabajo y reconocer que ser madre, en la
situación que vivimos, es de heroínas, y aquí es donde los poderes públicos
deben incidir, trabajar, y evitar que ninguna
se plantee ni siquiera la posibilidad de no ser madre por mantener su puesto de
trabajo, y es que el planeta, concretamente Asturias, se despuebla.
Expuestas estas razones viene bien no confundir el piropo, fruto
de la admiración que provoca la elegancia y belleza de una mujer, con los
insultos o animaladas que emite el semental de turno, que obviamente no son
piropos . ¿A quién puede molestar que al
encontrarse con una bella mujer uno se atreva a decir:” Las estrellas se
esconden cuando tú pasas, porque temen que brilles más que ellas”?
Se me acaban las palabras y aún resuena el pasodoble en la
Plaza….”Estás que arrebatas preciosa, estás de lo más retrechera, estás tan
bonita y graciosa que luces airosa tu sal postinera…”
José
Antonio Noval Cueto.
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