sábado, 13 de febrero de 2016

“Pórtate bien, Trompita…”

Dice el escritor Bernardo Atxaga que “ la política se ha transmutado en publicidad” y recomienda que “el que quiera estudiar política que se matricule en publicidad”  y no hace falta ir muy lejos para darle la razón, pues basta fijarse en los gestos y lucha de vestuario que se está produciendo entre quienes quieren subir al poder; que si pajarita, que traje sin corbata o recepciones reales en camisa blanca o negra como si la corbata o la pajarita bastara para indicar la capacidad intelectual y honestidad de una persona.  Cuando yo era niño todos aspirábamos a una camisa y corbata, ya con chaqueta o con jersey de pico. La pajarita la dejábamos para maestros ilustres como Ortega, Marañón, Luis Calvo…. Ahora sólo importa la imagen, los gestos, las imitaciones y muy de cuando en cuando algunas palabras con doble sentido   ,  opacas o provocativas, pero pocas y justas, no vaya a ser que nos traigan problemas, pues ya se sabe aquello de que “quien mucho habla, mucho yerra …”  . Se evita toda tentativa de boato , se usan  bolígrafos “bic”, relojes de poco nivel , ropa de rebajas. ¡Cuidemos las apariencias y especialmente en prensa y televisión!. Lo importante es dar la sensación de austero, de honesto, de ser de los nuestros , como la mayoría  -  no hace mucho hubo quien quiso lograr una Alcaldía importante de Asturias diciendo que su madre había trabajado como asistenta del hogar-  , y si nuestros orígenes son ilustres que no se sepan.  Una vez instalados en  la esfera privada o en lugares donde la imagen no llega, jamón de calidad, buen vino y aromático aceite. Esto no es nada nuevo y ya ocurrió en los inicios de la Transición y ahora se vuelve a repetir  .

 Hace algunos meses un profesor , al comentar la problemática que se estaba originando en las aulas, nos decía que hay niños que llegan a los colegios a las seis años y desconocen lo que es recibir un “no” y que las consecuencias que esto provoca en el aprendizaje del alumno son muy perjudiciales. Y algo de esto está ocurriendo en la negociación de los pactos de gobierno, donde todo es imagen e imitación y basta para ello seguir la trayectoria del aspirante a Gobierno, don Pedro Sánchez Pérez-Castejón y su maestro, Pablo Iglesias Turrión , que se anticipa cuando le interesa – “recuerda que quiero ser Vicepresidente y que te defenderé a degüello, y que necesito tantos ministerios como votos obtuve”-,  que cambia de vestuario cuando le apetece, como ya hacía nuestro eximio Valle Inclán – de momento no ha usado zapatillas en las recepciones importantes – , que le anima y le reprocha cuando le conviene – “Pedro depende de ti, si quieres puedes, pero ya sabes tienes que evitar a Ciudadanos. Mi grupo y yo  vamos a ser generosos, pues sabemos que esta oportunidad no la podemos perder”.  Y mientras la ceremonia de publicidad e imagen persiste, la corrupción sigue invadiendo las principales instituciones del Estado (Ayuntamientos, Autonomías, Partidos…), y los españoles de a pie esperando inútilmente la solución de nuestros problemas, principalmente el paro. ¿Cómo aumentar el empleo productivo  y evitar que la Seguridad Social pierda , como en enero ,204.043 personas?  ¿Vamos a seguir con inútiles guerras de la memoria mientras nuestro desfase entre ingresos y gastos asciendía a la preocupante cifra de 41.800 millones de euros en noviembre de 2015? Podría seguir planteando preguntas, pero en esta ceremonia de engaño y confusión en que se están convirtiendo los pactos, pediría que toda promesa venga acompañada de su cuantificación económico y el modo de obtenerla, pues de todos es sabido que los pactos suelen tener contabilidad B, que es la verdaderamente obliga y no se comunica.

Telediario va, tertulia viene, las bolsas bajando, Deutsche Bank – principal banco de Alemania- en situación delicada y España sin gobierno, sin ilusión, sin ánimo, y ante este situación de inercia y desamparo  no sé por qué suena en mi la cabeza la canción de mi nieto Álvaro :”Tengo un elefante que se llama Trompita…”


                                 José Antonio Noval Cueto

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