“Bendita la Reina de nuestras montañas…”
En el año 2011, poco antes de las elecciones municipales, un
responsable político del Ayuntamiento de Cangas de Onís me dijo que el concejo tenía
más de tres mil camas para acoger a los turistas, y supongo que el número de
visitantes se incrementa año tras año y es que pocos concejos pueden ofrecer un
naturaleza tan virginal y variada (Picos, Lagos, río, mar…) y un Santuario como el de Covadonga donde los diferentes matices de
color, silencio y fervor se entremezclan a lo largo de la jornada… Si esto ha
sido una constante a lo largo de la vida de los asturianos, en los últimos
tiempos esto ha ido a más, especialmente desde la visita del Papa San
Juan Pablo II a Covadonga, un 22 de agosto de 1989, donde las imágenes que se
proyectaron de este Paraíso terrestre, llegaron a los rincones más alejados del
Planeta y su majestuosidad y exuberancia no dejó indiferente a nadie. De entonces a acá el número de
establecimientos de hostelería y restauración se han incrementado, de la misma
manera que el número de peregrinos, hasta el extremo que cualquier día festivo
o domingo del año es una odisea visitar el santuario en las horas centrales. No
hace mucho lo teníamos más fácil, y es que
programabas la visita antes que llegase el verano, pero ahora el lleno es total
o casi total, ya sea marzo, abril o julio, y es que todos, pero especialmente
los asturianos de la zona central siempre que dejamos que el coche marque la
ruta, ya sabemos el destino…Oriente (Cangas, Covadonga, Cabrales, Picos,
Ribadesella, Llanes...), Y esto es lo que me ha pasado al visitar
Covadonga los domingos 13 y 20 de marzo, el
primero con un tiempo excelente y el otro lluvioso y frío, pero con el atractivo litúrgico de ser Domingo
de Ramos, donde en la explanada, antes de la misa, se bendijeron los ramos y palmas y después se entró en
procesión en la Basílica para la celebración de la Santa Misa, oficiada por el
Sr. Abad, donde como en toda ceremonia que se precie, los detalles se cuidaron
al máximo, atril, palmas, luces, cánticos, la liturgia de la palabra, homilía,
como corresponde a la entrada triunfal del Señor en Jerusalén e
inicio de la Semana de Pasión que traerá la salvación al ser humano con la Resurrección del Señor. Entre el Domingo de Ramos y el de Resurrección
ocurren muchas cosas que nos hacen reflexionar, tambalearnos a todos. ¡Qué
pronto se pasa de la gloria al olvido, de la vida a la muerte y viceversa , y esto que lo
vemos centrado en nuestro Señor, también se corresponde muchas veces con el día
a día de los humanos, basta recordar los fracasos que costaron nuestros triunfos o
ver los juguetes rotos que deja la fama, pues no acabamos de asimilar que la vida
es una oportunidad, un sueño y la vanidad ni siquiera eso, y es que no aprendemos de Adán y su
fracaso, al querer ser como dios….
Estas visitas recientes a Covadonga evocaron un recuerdo, y
es que hace algún tiempo el periódico “La Nueva España” tenía una sección de
reportajes donde se entrevistaba a las personas que estaban o llegaban al
aeropuerto de Asturias. Yo me atrevo a sugerirles algo similar con los peregrinos y visitantes que
pasean los domingos y festivos por estos lares, donde uno se encuentra con
personas de toda condición, de todo bagaje cultural y político, con diferentes
motivos y es que la Madre no hace distingos entre hijos, todos reciben su amor,
su apoyo, su consuelo.
Siempre es útil expresar , testimoniar y compartir nuestra fe
y congratularse que nuestras vivencias y
certezas, nuestro camino vital sea compartido con otras personas,
ya próximas o de otras latitudes,
regiones y continentes, y es una prueba más de la universalidad de nuestra fe,
de nuestro amor cristiano, que tiene en María, en nuestro caso bajo la advocación
de la Virgen de Covadonga una piedra angular, fundamental de la fe cristiana, como
muy bien se refleja en esa frase de “A Jesús por María”.
En ambos domingos experimenté el apoyo decidido que España, como nación, ha
brindado a lo largo de la Historia para la difusión de la fe y el mejor
testimonio me lo ofrecieron muchos
hispanoamericanos que respetuosos y devotos imploraban el auxilio y el amor de la Madre, de su Madre, la Virgen
de Covadonga, no sólo para cada uno de ellos, sino incluso para su coche, su
furgoneta, como hacemos muchos de nosotros… pero había algo más, algo que me es
difícil expresar, su compostura, su recogimiento, su mirada , su serenidad, su
alegría, su silencio y es que se sabían en Casa Segura, la de su Madre, la cuna
de España, trocito de Luján, Guadalupe, Tres Cerritos (Salta), Guayaquil …
Hoy, sábado santo, día en que la Madre calla, pena, sufre,
suspira y llora, vienen a mi cabeza estas vivencias recientes, estas imágenes,
y me dicen que no estoy solo, que somos muchos los esperanzados, los que
creemos en un mundo mejor, más humano, más fraterno…Que no tengamos miedo, que Dios
nos protege y sólo espera nuestra llamada, nuestra súplica , nuestra arrepentimiento
sincero.
El Himno de Covadonga, con música del vasco Juan Ignacio
Busca Sagastizabal y letra del agustino palentino Padre Restituto del Valle
puso el broche de oro a ambas jornadas, donde música, creencia y
sentimientos desbordan el corazón y humedecen las mejillas.
“Es Madre y es Reina. Venid peregrinos,
que ante ella se aspiran amores divinos…”
José Antonio Noval
Cueto.
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