“A Raquel Sanz…”
El poder de la palabra y la fuerza de la comunicación son tan
fuertes que nos obligan a escribir y hablar de temas que uno no quisiera tratar,
pero que por desgracia son realidad. Es tal la emoción que uno siente y
atesora que cuando menos
lo espera se abren las compuertas y brotan y fluyen sus sentimientos, y esto me ha pasado a mi hoy, festividad del
Carmen y patrona de mi localidad, cuando releo el mensaje que has publicado en
las redes sociales – ni que decir hay que quedé
muy conmovido y apesadumbrado por la
muerte de Víctor y que desde que mi amigo Basilio me llevó a ver a de Diego
Puerta hace ya un tiempo, suelo asistir
de vez en cuando a los toros- y cuyo contenido propicia y obliga a estas
letras. Y es que una vez más se comprueba que lo que se siente, como es tu caso, dolor y
llanto por la muerte de tu esposo, se expresa solo y no hacen falta muchas
palabras.
Nos hablas de un sueño compartido, de un proyecto común, que no era otro que la Puerta Grande de la
Plaza de las Ventas, la cátedra del toreo. ¿Quién no tiene una ilusión, un
sueño que le estimule y lo quiera hacer realidad? Llámese vocación, profesión,
trabajo, proyecto, empresa, negocio, novia, matrimonio, anillo, coche,viaje... “La vida injusta”, como tú la has definido, hace a veces que unos , a pesar del
esfuerzo, de la ilusión, no consigan su sueño, su deseo, caso de tu marido, y es
que en su profesión la muerte es un ingrediente posible y esta vez la parca
se equivocó y cortó el hilo humano. Una
de las canciones más famosas de mi Asturias titulada “Si yo fuera picador”, también nos habla de la tristeza de una novia
y de deseos incumplidos al morir su
amado en la mina … Yo creo, Raquel, que en momentos donde la inapetencia, la
desilusión, la tristeza nos quitan las fuerzas, la voluntad, debes buscar alguna
motivación por remota que sea, que te intente poner nuevamente en camino. Sé que no es fácil,
pero me aventuro a pensar que Víctor
“desde donde está tiene una vista privilegiada” está orgulloso de ti porque
nunca le has fallado, y sufre al comprobar y aspirar el dolor que tú padeces en
estos momentos por su lejanía, por su ausencia.
Soy de los que piensan que la frontera entre jóvenes y mayores la marcan la curiosidad y los proyectos que tenga cada uno. Siempre que
tengo ocasión recuerdo que el gran Indro Montanelli fundó un periódico con más de
ochenta años y esto me motiva, pues
pienso que quizás aún me quedan páginas .
Ante situaciones tan
difíciles como las que vives, donde lo más fácil es la queja, la
desesperación, pues nos cuesta recitar el “hágase tu voluntad” que el Padre nos impone; ante el sueño de juventud hecho
añicos tú nos dices sobria y
escuetamente con serenidad, dominio, templanza, resignación y algo más que no sé definir : ”No pudo ser. Injusta vida “.
Es propio de las personas de altas miras, de nobleza, como
tú, agradecer, dentro del inmenso dolor
que te invade, las muestras de cariño de
tus vecinos de Sepúlveda, cuando escribes: “Gracias Sepúlveda. Nuestra
Sepúlveda. La tuya y la mía”. ¡Cuántos
recuerdos vuestros atesoran sus calles! Palabras que revelan el amor por tu ciudad y tu vocación de servicio a
los demás, ya dentro del campo político o en el mundo periodístico. No hace
mucho un amigo me dijo que el periodismo es el ejercicio de la política, pero
sin responsabilidad.
Las últimas palabras de tu mensaje son las propias de la mujer que ama, quiere a su marido
y hace suyos sus sueños, deseos y proyectos, que no eran otros que hacerse un hueco en el mundo del toreo y ya estaba a
punto: “Se ha ido mi vida, no tengo fuerzas, pero sí mucho agradecimiento “.
Ante mensajes tan expresivos y contundentes como el tuyo los apóstoles
del rencor , del odio, de la envidia se
han quedado sin palabra, sin dignidad, y su único fruto es el desprecio de las
personas bien nacidas, de esas personas que comprenden el dolor de los demás y
quieren atenuarlo con su palabra, con su cercanía, con su cariño. Ante
conductas como la tuya, Raquel, sólo cabe admirarse y desearte mucho ánimo, que
sé que lo vas a necesitar, ya que los momentos
que pasas son muy duros. De vecinos como vosotros, Víctor y Raquel , se
siente muy orgullosa Sepúlveda, Segovia, España entera y quien escribe estas letras cargado de admiración y afecto.
José Antonio Noval Cueto.
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