sábado, 19 de noviembre de 2016

“La resaca americana”


Tanto se ha dicho de las elecciones americanas que no tenía pensado escribir sobre ellas. Todos sabemos que esto nos influye, espero y deseo que sea para bien, aunque entiendo las alertas justificadas que todos tenemos – me refiero a Europa en particular-  y al hilo de esto permitidme que me plantee la siguiente reflexión, cuya respuesta no aventuro, aunque supongo que todos la intuimos. Y es que ya llevamos tres votaciones – Elecciones Generales del 26 de junio, Brexit y Elecciones americanas-  donde las empresas demoscópicas y los medios de comunicación han fallado, y tantas  coincidencias en el error, en el vaticinio me llevan a plantearme si más que reflejar la realidad y las noticias de la misma, inventan una realidad que los ciudadanos no comparten y así se refleja en el voto ...
No es la primera vez que alerto del tema, concretamente en el pasado mayo, en la precampaña electoral, denuncie que se usaban las encuestas para predisponer el voto, para reconducir las ovejas “ a su redil”, como posteriormente se demostró el 26 de junio, y es que el ciudadano, harto de tanta intromisión y manipulación, ha hecho su propia interpretación del momento y según ella ha votado, sin las plantearse si las mujeres y los hombres nacen o se hacen, según defiende alguna intelectual de la progresía, y es que ya va siendo hora de ser auténticos y de tratar de resolver los problemas que preocupan al ciudadano y que no se repitan historias tan funestas  como la de esa anciana de Reus que muere en el incendio de su casa al no poder pagar la luz. No hace mucho un amigo médico sospechaba que quizás alguno de sus pacientes no tenía recursos para pagarse el tratamiento de su enfermedad . Esto es el día a día y es lo que debe preocuparnos: que se busquen soluciones.  Por todo lo acaecido en las elecciones americanas da la impresión que los americanos no estaban contentos, a pesar de que su tasa de paro era del 4'9% y su economía creció el último año el 2,8%,  y menos  con Hillary, y  que quizás  Obama no respondió a las expectativas creadas. Dicho esto reconozco que enjuiciar la realidad americana desde Asturias me supera, pues que casi 60 millones de personas hayan votado a D.J.Trump merece una explicación más profunda que no estoy en condiciones de ofrecer. Para terminar este apartado no viene mal recordar que casi el 15% del capital de las empresas del Ibex 35 es de procedencia americana, que traducido en millones de euros adquiere un volumen que nos desborda y que quizás las luchas entre globalización y protección económica estén en su fase inicial; como terapia se me ocurre releer “Las uvas de la ira” de John Steinbeck, o en su defecto la película, del mismo título de John Ford.

Planteadas mis dudas estas Elecciones americanas me han hablado del Hotel Plaza, en su día comprado en 1988 por Donald J. Trump por 407,5 millones de dólares – del que dijo que no era un edificio, sino la última obra de arte – y que revendió en 1995 por la cifra de 325 millones, o sea con pérdidas considerables,  y al hablar de este lujoso hotel, me trasladó a los años 60, concretamente hacia el 68, cuando los estudiantes de Derecho y Filosofía y Letras se manifestaban en contra de la guerra de Vietnam y la injerencia americana, amparados en sus bufandas rojas y negras- los de Derecho, y azul suave – los Filosofía y Letras- , mientras se aireaban consignas de paz y clemencia, y es que la carnicería humana alcanzaba ya cifras y procedimientos insostenibles – cerca de cuatro millones de muertos y más de 60.000 soldados americanos  entre muertos y desaparecidos- , y digo todo esto ya que uno de los titulares de  prensa pronunciado por el presidente electo es de “Ningún sueño es demasiado grande” que me ha hecho recordar las peripecias de mi amigo José Manuel, una de las personas más nobles y buenas que he conocido, que en plena juventud,  rondando los veinte años y cuando trabaja en el célebre Hotel Plaza, escenario de casi 30 películas,  la guerra de Vietnam abortó su sueño americano; tuvo que hacerse rápidamente las maletas y regresar a Asturias. Se necesitaban soldados, no importaba el origen, nacionalidad. Era preferible la tranquilidad en casa que matar o morir en defensa de unos ideales que no entendía y menos  compartía.

Una vez más se comprueba que el hotel Plaza , símbolo del poder y del dinero, me evoca eso de "sangre, sudor y lágrimas”. 

Y ya que el futuro presidente habla de sueños no vendría mal recordar aquellos versos de Calderón, puestos en boca de Segismundo cuando dice y transcribo: “ ¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, y el mayor bien es pequeño, que toda la vida es sueño y los sueños, sueños son.



            José Antonio Noval Cueto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario