Estas palabras eran el contenido de una pancarta que familias
de León exhibieron en una protesta de la enseñanza concertada contra la política sectaria y de
enfrentamiento educativo que propiciaba el entonces señor Zapatero, natural o
vecino de León. Ni que decir que León y su provincia tienen mi máximo respeto y
consideración y me precio de contar entre mis amigos a personas de esa querida
región, tierra prudente, discreta y trabajadora que ha dejado y deja grandes
aportaciones de su valía entre nosotros. Pero Zapatero es caso aparte, no se da por enterado y cuando aparece complica
y nos complica la vida a todos, y ya que el Partido no le para, creo que la
sociedad civil, cada uno de nosotros ya va siendo hora que le diga: ¡Descansa! ¡Calla, por favor no
hables! No te pongas estupendo.
Lejos de mí polemizar y menos ejercer de fanático, pero ante
la reiteración de fallos, de despropósitos de una persona a la que se le supone
o debe suponerse cierto sentido de Estado y cierta responsabilidad, creo que ha llegado el momento de ponerle en
su sitio y de pedirle que se olvide de nosotros. Que no nos complique la vida,
que bastante ya nos la complicó durante sus seis años de Gobierno, hasta el punto que es el único Presidente de
nuestra Transición que tuvo que aprobó
recortes en las pensiones, reducción de salarios a los funcionarios, supresión
de ayudas ante “ la situación difícil y
sería”- según sus palabras - que existía y que él mismo ha provocado en
parte o en mucho. ¿Quién no se acuerda de los famosos Planes E? Su única verdad en mucho tiempo fue reconocer
la gravedad de los hechos. Una vez más se ha demostrado que la mentira y la
realidad tarde o temprano chocan frontalmente, son incompatibles. Antes, en
2003 ya nos había dejado una muestra de su recetario cuando una falta de cortesía ante la bandera americana provocó airadas protestas
de nuestros amigos americanos y serías
pérdidas en nuestras exportaciones.
Han pasado ocho años y aún no ha escarmentado, su frivolidad
política y su pirotecnia verbal no deja de causarnos nuevos problemas, que
debemos atajar cuanto antes. No hace mucho, a finales de agosto en plena
polémica sobre la exhumación de los restos de Franco, ha apoyado tal actuación –
quien pudo hacerlo durante sus seis años
de Presidencia - con el volátil argumento de que “hace a la democracia
más fuerte”. Argumento que no se sostiene y que es fácilmente rebatible , pues
todos sabemos que es lo que hace una
democracia más fuerte y no es otra cosa que el máximo respeto a la dignidad de
sus ciudadanos y a la ley que ellos
mismos se han dado; pero el colmo de la osadía y que me ha
obligado a escribir estar letras de queja, de protesta, es cuando dice y
justifica que el éxodo de más de dos millones de venezolanos se debe a las
sanciones económicas impuestas por EEUU…o dicho de otro modo, el gobierno
venezolano del señor Maduro no tiene ninguna responsabilidad en los hechos.
Para decir esto hay que ser osado. No entran en mi cabeza. Es una falta de
respeto a la inteligencia de los mortales. Espero y deseo, por buscar una
mínima justificación, que sus declaraciones hayan sido sacadas de contexto,
porque de no ser así considero indigno que con mis impuestos se abone su
salario.
José Antonio Noval Cueto