Siempre he dicho que la obligación de coger el bolígrafo y
escribir unas palabras surge cuando menos se piensa, y esto me ha pasado a mí,
el domingo, dos de setiembre, al acudir a misa a la parroquia de San Félix de
Lugones, mi parroquia de infancia, para asistir a misa de 12 en sufragio de mis
familiares difuntos. Un día espléndido. Llegué con antelación. En los aledaños
y entrada principal del templo se veía gente vestida de ceremonia, y es que hoy
además, como es habitual en otros
templos, es domingo de bautizos y en el trascurso de la misa se
van a bautizar cuatro niños: Marco, Samuel, Mario y Mauro. ¡Nombres bonitos
donde los haya, cortos y de nuestro santoral de siempre! Es día de alegría, de
vida y alborozo para toda la comunidad parroquial que recibe cuatro feligreses
más y muy especial para padres,
familiares y amigos.
No sé si convertir una misa en tema periodístico es
oportuno o conveniente, pues muchos aspectos de la misma quizás se me olviden o
quizás no tengan la profundidad exigida , pero ser testigo de la alegría
desbordada y contagiosa de una Comunidad parroquial y de unas familias en una
misa ágil y participativa justifican más que nunca estas letras y más aún cuando la Palabra, la Palabra de
Dios, se hace presente en las lecturas del día (Salmos, Evangelio…) – de ahí la
importancia de una buena lectura- que en esta ocasión no dejan indiferente a
nadie que oiga, que escuche y más cuando
el sacerdote de manera medida y sabia sabe sacarle fruto, provecho en su
homilía. No hace mucho un amigo, en una comida homenaje preguntaba a los
comensales:
-
¿Cuál es el
mandamiento más importante de la Ley de Dios?...
Todos estábamos algo sorprendidos, perplejos, como si
dijéramos esta pregunta tiene pega, pero la sabiduría y prudencia del homenajeado lo aclaró pronto y dijo:
- - ESCUCHA Israel,
amarás a Dios sobre todas las cosas… Aclaración muy oportuno pues si no se escucha...
Y es que como muy bien decía Don Joaquín, en estos
textos, hoy, 2018 años después, uno puede encontrar la respuesta que busca ante los
muchos dilemas o incertidumbres que le rodean, y basta para ello entonar la pregunta
que el Salmo 14 se hace:
-“Señor. ¿Quién
puede hospedarse en tu tienda?
- Respuesta: El que procede honradamente y practica la
justicia, el que tiene intenciones leales y no calumnia con su lengua. El que
no hace mal al prójimo, ni difama al vecino…”
Palabras como éstas hacen mucho bien en época de
ruidos, falsas noticias, mentiras, videojuegos, redes…
Nada se dejó a la improvisación, los cantos tuvieron
su sitio y su importancia gracias al Coro San Félix y al diácono . La ceremonia, a pesar de la duración, se nos hizo
ágil , fructífera, de mucho provecho, pues no siempre se reciben lecciones de “valores”, de ”principios”, de moral, tan útiles y contrastadas. Ahora sólo nos queda
aplicarlas, hacerlas nuestras y que se note que somos seguidores de Cristo.
Concluye la misa con el Himno de Covadonga, cuando aún reverberaba en nuestro
oídos el precioso cántico de “Si me falta el amor, no soy nada…”
Una ceremonia tan excelente y cuidada -nada se dejó al
azar, todo estaba medido - donde la
Palabra, la música, la fe y la emoción tuvieron su importancia, no puede quedar sin testigo y esta es la intención de estas letras que
evidencian que los problemas del hombre son los mismos hoy y siempre, y que la solución depende de nosotros. Se
aconseja escuchar y leer la Palabra de Dios cinco minutos diarios. ¡Enhorabuena
a todos!
P.D "La mayor enfermedad hoy día no es la lepra ni la tuberculosis, sino el no sentirse querido, no cuidado y abandonado por todos. El mayor de los males es la falta de amor y de caridad..." (Madre Santa Teresa de Calcuta)
P.D "La mayor enfermedad hoy día no es la lepra ni la tuberculosis, sino el no sentirse querido, no cuidado y abandonado por todos. El mayor de los males es la falta de amor y de caridad..." (Madre Santa Teresa de Calcuta)
José Antonio Noval Cueto.
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