miércoles, 26 de septiembre de 2018

“España, perdón, somos de León…”


Estas palabras eran el contenido de una pancarta que familias de León exhibieron en una protesta de la enseñanza concertada  contra la política sectaria y de enfrentamiento educativo que propiciaba el entonces señor Zapatero, natural o vecino de León. Ni que decir que León y su provincia tienen mi máximo respeto y consideración y me precio de contar entre mis amigos a personas de esa querida región, tierra prudente, discreta y trabajadora que ha dejado y deja grandes aportaciones de su valía entre nosotros. Pero Zapatero es caso aparte, no  se da por enterado y cuando aparece complica y nos complica la vida a todos, y ya que el Partido no le para, creo que la sociedad civil, cada uno de nosotros ya va siendo hora que  le diga: ¡Descansa! ¡Calla, por favor no hables! No te pongas estupendo.

Lejos de mí polemizar y menos ejercer de fanático, pero ante la reiteración de fallos, de despropósitos de una persona a la que se le supone o debe suponerse cierto sentido de Estado y cierta responsabilidad,  creo que ha llegado el momento de ponerle en su sitio y de pedirle que se olvide de nosotros. Que no nos complique la vida, que bastante ya nos la complicó durante sus seis años de Gobierno,  hasta el punto que es el único Presidente de nuestra Transición  que tuvo que aprobó recortes en las pensiones, reducción de salarios a los funcionarios, supresión de ayudas ante “ la situación  difícil y sería”-  según sus   palabras -  que existía y que él mismo ha provocado en parte o en mucho. ¿Quién no se acuerda de los famosos Planes E?  Su única verdad en mucho tiempo fue reconocer la gravedad de los hechos. Una vez más se ha demostrado que la mentira y la realidad tarde o temprano chocan frontalmente, son incompatibles. Antes, en 2003 ya nos había dejado una muestra de su recetario   cuando una falta de cortesía ante  la bandera americana provocó airadas protestas de nuestros amigos americanos  y serías pérdidas en nuestras exportaciones.

Han pasado ocho años y aún no ha escarmentado, su frivolidad política y su pirotecnia verbal no deja de causarnos nuevos problemas, que debemos atajar cuanto antes. No hace mucho, a finales de agosto en plena polémica sobre la exhumación de los restos de Franco, ha apoyado tal actuación – quien pudo hacerlo  durante sus seis años de Presidencia -   con el volátil argumento de que “hace a la democracia más fuerte”. Argumento que no se sostiene y que es fácilmente rebatible , pues todos sabemos que es lo que hace  una democracia más fuerte y no es otra cosa que el máximo respeto a la dignidad de sus ciudadanos  y a la ley que ellos mismos se han dado;   pero el colmo de la osadía y que me ha obligado a escribir estar letras de queja, de protesta, es cuando dice y justifica que el éxodo de más de dos millones de venezolanos se debe a las sanciones económicas impuestas por EEUU…o dicho de otro modo, el gobierno venezolano del señor Maduro no tiene ninguna responsabilidad en los hechos. Para decir esto hay que ser osado. No entran en mi cabeza. Es una falta de respeto a la inteligencia de los mortales. Espero y deseo, por buscar una mínima justificación, que sus declaraciones hayan sido sacadas de contexto, porque de no ser así considero indigno que con mis impuestos se abone su salario.
                                           
                                      José Antonio Noval Cueto


No hay comentarios:

Publicar un comentario