Creo que en la España actual no hay partido político serio
que no defienda el llamado Estado del Bienestar: Salud, Educación y Pensiones.
Ninguna ideología tiene el patrimonio de
lo social, pues esto dependerá de su buen
hacer y gestión, y ejemplos negativos y recientes los tenemos todos en la
cabeza y estuvieron a punto de llevarnos al hoyo. Soy de los que creen que la
mejor labor social que puede hacer un gobierno es favorecer la creación de
trabajo. Empleos reales, que produzcan, que creen riqueza, beneficio y más en una
tierra como la nuestra donde casi el 20% de nuestro PIB depende de las pensiones.
Ha costado trabajo que la izquierda clásica compita en
igualdad de condiciones con la llamada derecha y hoy vemos, que errores, abusos
y corruptos abundan por doquier y donde menos se espera, y es que como
decía San Juan Pablo II el problema es
muy antiguo, es el de siempre: el
hombre, el hombre y su ambición desmedida , las tentaciones del poder, el si
muerdo o no muerdo la panoya que me
ofrecen, y es que como decía mi amigo
Blas “ para conocer a Juanillo hay que
darle un puestillo”. Nadie tiene superioridad moral sobre nadie, sólo los
hechos darán credibilidad y harán justicia, independientemente de que uno sea
más simpático o menos, más próximo o lejano, más astuto o menos.
En Siero, a finales del siglo XX, la izquierda quizás para
hacerse valer y buscar algún rédito electoral
presentó por Registro una propuesta que buscaba una mayor participación e
implicación de los vecinos en la vida municipal y una mejor defensa de sus
intereses. Eran los tiempos que la vida municipal estaba agitada por la
construcción del Depósito de Celles y el
trazado de la Línea de Alta Tensión Soto Rivera-Penagos – hoy ya construidos-. Esa reclamación se convirtió en
realidad el 21 de marzo de 2001 cuando entró en vigor el Reglamento de Participación
Ciudadana de Siero y de él se hace uso según que las circunstancias lo pidan y
exijan. Recuerdo que la primera vez se generó cierta tensión en el antiguo Salón
de Plenos y algún que otro desencuentro entre público y concejales . Desde
entonces a la actualidad se sigue empleando como mayor o menor fortuna y
siempre que se presente una petición para hacerlo. Desconozco el grado de utilidad
y resolución de los problemas aireados en el Salón de Plenos por este procedimiento.
Yo siempre he dicho que la auténtica y real participación
ciudadana se produce en las urnas, y una vez conocido los resultados, los
escogidos tienen la responsabilidad de no defraudar a la confianza depositada
en ellos por sus votantes y respetar su dignidad. De ahí que me sorprenda hoy que la llamada ‘izquierda’ , la que se dice
defensora de la transparencia y de la democracia , de moral y de la ética, de la participación ciudadana, retrase y no permita que los vecinos expresen
su sentir en unas nuevas elecciones después de conocerse las verdaderas
intenciones del Sr. Sánchez para hacerse con el poder , más cuando él mismo
prometió urnas, votos, y más aún cuando la situación cobra unos tintes de
gravedad que deben preocuparnos a todos
y es que se habla hasta de cambiar la Constitución, vetar al Senado,
liberar “presos”, agitar la calle o de
la “conductas anchas o impropias de algunas personas del Equipo de Gobierno”…Decía
el señor Tarradellas que a la política no se viene a hacer el ridículo y menos
a desacreditar y desestabilizar a toda una nación.
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