lunes, 29 de octubre de 2018

“La estela de los Premios”



Ahora que  ni lágrimas ni esperanzas nos quedan; ahora que se marchitan las flores y las ilusiones y sólo nos queda como consuelo el mecánico vivir, el subsistir  bajo el peso de la frustración , la mentira y el engaño; ahora que todos dicen preocuparse de todo y de  todos, pero especialmente de sí mismos,   es de agradecer que, al menos, una vez al año, y en otoño, antes del gélido invierno, nos visite una masa de aire fresco que purifique el ambiente y que nos descubra  que es posible otro mundo, más humano, diferente, mejor, y para ello un equipo de expertos bajo la tutela de  la Fundación Princesa de Asturias rastrea  las huellas de aquellas personas que merecen tal nombre y que  pueden servirnos de estímulo por su conducta y profesión; y esto ha ocurrido en pleno mes de octubre, el viernes 19 , y es que al olmo viejo , hendido por el rayo y en su mitad podrido –  la España que vivimos – con las palabras y testimonios de los premiados, algunas flores y luces nuevas le han salido,   ahora es obligación nuestra  que no se marchiten, que no se apaguen.

Y una vez más tiene que ser la  sabiduría del discreto, del buscador y servidor de la verdad, del  ciudadano del mundo  que tiene como único  guía  la verdad, quien nos haga salir del error , de la inoperancia  , y  quien nos ratifique  la importancia de nuestro legado cultural, de nuestras aportaciones al bien y progreso de la humanidad, y que tengan la valentía de decirlo ante un auditorio tan universal y selecto como es, ese día, el teatro Campoamor, es siempre de agradecer y más provenientes algunos de ellos  de culturas diferentes a la nuestra y en pleno reverdecer interesado de la Leyenda Negra, pues hasta la Historia se tambalea.

Nunca le agradeceré bastante a la oceanógrafa Sylvia A. Earle que hablase de los “exploradores y conquistadores” Cortes, Pizarro, Balboa, Coronado, Elcano “, que en sus palabras “…fueron los primeros europeos en ver el continente suramericano, los primeros en tocar el océano Pacífico, los primeros en circunnavegar el mundo”,  todo ello ahora que algunos quieren hacer del tema controversia política, rencor y odio, como si los objetivos y criterios con que juzgamos en el siglo XXI fueran los mismos que en el siglo XV o  XVI,  y como si las demás naciones no tuvieran objetivos o estrategias de conquista; algo que , de manera solapada y oculta, siguen existiendo hoy , en pleno colonialismo económico.

También es de agradecer que Martín Scorsese compartiera con nosotros sus preocupaciones y alarmas  ante la proliferación de un cine excesivamente técnico  , comercial, que descuide la calidad artística, ponga en peligro la esencia de nuestro arte y  erosione los valores de nuestro mundo y la defensa de la verdad. La solución, la defensa del espíritu, del sueño, de lo abstracto, ya nos la dio don Quijote al enfrentarse a los Molinos de Viento, que hoy podrían simbolizar la técnica.

Por último, una vez más se evidencia que la necesidad agudiza el ingenio, y en esta mágica Sesión del Campoamor 2018 también  la miseria tuvo y tiene su protagonismo, con el nombre de “favela”. Término usado por la periodista Alma GuillermoPrieto, al evidenciar que también las alegrías de la miseria son noticia, prensa, así el primer carnaval de un niño de las favelas, y por el filósofo Michael J. Sandel, quien de manera más detallada nos habla de su Reginaldo , habitante de la favela , que dentro de su miseria, de su escasez, de sus escasas perspectivas de futuro se plantea preguntas difíciles entre ellas la cómo debemos convivir, y es que una vez más se demuestra que la felicidad y la riqueza no siempre van de la mano, ya que según los clásicos no son ricos los que más tienen, sino los que menos desean, y  que mejor ejemplo que el de la propia Cristina Onassis quien días antes de fallecer reconocía que su verdadero problema fue que nunca tuvo necesidad de nada.


                                   José Antonio Noval Cueto.

P.D Dentro del vocabulario de la miseria ha cobrado fama el término “favela”, como algo propio de Brasil, pero también aquí, en Asturias, también existen situaciones de miseria extrema. No hace mucho nos decía la prensa que 57.000 asturianos viven con menos de 355 euros al mes.



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