sábado, 15 de agosto de 2020

“Conversaciones de taberna en Pola…”

 

Decir que nos quedemos en casa, después de casi cien días de confinamiento, quizá sea mucho pedir, y más si el tiempo acompaña, anima ,alegra,  y pide sidra, cerveza o vino con los de siempre, amigos y compañeros de tertulia, y eso me pasó a mí, uno de estos sábados de calor sahariano a eso de las 13 horas del mediodía. La barra semicircular dividida según marcan los cánones, y no muy lejos de ella, una mesa junto a la ventana, donde tres clientes situados convenientemente entablaban conversación que yo desde el taburete de la barra escucho y , a veces, apostillo y comento. Todos somos amigos que de vez en cuando expresamos nuestras inquietudes y pareceres con el máximo respeto y tolerancia, pues cada uno ve las cosas a su manera.

Como era de esperar el tema estrella fue el coronavirus y sus nefastas consecuencias, y de ahí pasamos a recordar a personajes de posguerra ya olvidados y anécdotas de los mismos como Campal el partidor, padre del recientemente fallecido poeta Rufino Campal y su conocida expresión de “quemo la Pola si no …” ,  y en transcurso de la misma apareció el nombre de Salmerón, seudónimo utilizado por un colaborador de prensa de la época, natural de Valdesoto, que nos obligó a recabar  información sobre el mismo, y he aquí que el tal Salmerón, de nombre Nicolás, natural de Alhama la Seca(Almería) fue catedrático de Historia Universal en Oviedo y Presidente de la 1ª República durante mes y medio, amén de diputado y Presidente de las Cortes…Mira por donde aquel columnista de postguerra utilizaba un “alias” expresivo y pegadizo que ahora en la actualidad  vuelve a estar de moda a cuenta de la interesada e innecesaria polémica de si monarquía o república, cuando al grueso de los mortales, entre los que me encuentro, lo que nos preocupa es la vacuna y el presente y futuro de todos nosotros, llámese trabajo, pensión… que estamos necesitados de un rayo de esperanza, de alguien que nos dé confianza y seguridad a nuestras vidas, y en este marco de mentiras, denuncias y silencios, no sólo no aparece, que es grave, sino que ni siquiera se intenta o se busca.

Somos personas de cierta edad y con alguna que cierta experiencia que manifiestan su preocupación en forma de pregunta.

-        Oye, Chon - pregunta Pilu- si tan bien va nuestra economía ¿por qué el gobierno quiere apropiarse de los dineros sobrantes de los Ayuntamientos?

-        Yo- responde Chon-  me niego a los que dineros de Siero se vayan a Barcelona o Bilbao.

-        La ministra de Trabajo reclama a Europa 20.000 millones de euros para el pago de los Erte- comenta Luis-. Sé de alguno que lleva dos meses sin cobrarlo. ¿Qué pasará con todos ellos?

-        Si la economía se reactiva- dice Chon- supongo que el problema se atenúa o resuelve, pero los rebrotes lo complican.  Menos mal   que Europa nos va a dejar 140.000 millones de euros.

-        Sí, pero con condición, y con un Gobierno titubeante la situación se complica- responde Pilu-.

Según tomábamos sidra surgían nuevas preguntas, pero todas ellas más o menos incidían en la delicada situación sanitaria, social y económica que vivimos, y es que todos tenemos  la impresión de que nos quieren rascar los bolsos, que los dineros no llegan y que la única solución que nos queda es el “colchonín” si es que lo tenemos. Mi amigo Antonio me comenta que las devoluciones de la Declaración de la Renta de 2019 no van con la celeridad que en otras ocasiones.

Una vez más ha quedado demostrado que el foro de tabernas y peluquerías son la mejor radiografía para detectar el momento presente y las inquietudes que de verdad preocupan al vecino, y todos coincidimos en vacuna y trabajo.

De esta breve conversación se concluye que la solución, como ya  en su día profetizó Ortega y Gasset, viene de Europa, pero siempre que los políticos vengan a resolver problemas y no a crearlos.

 

                                                 José Antonio Noval Cueto.

 

P.D Hay personas con una memoria de elefante que no deberían morir nunca. Defendamos y divulguemos el patrimonio oral que atesoran nuestros mayores.



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