Es cierto que el coronavirus nos tensa, que el confinamiento
ha sido duro , que el temor a los rebrotes exige la máxima prudencia, que el bicho sigue a la caza y que la máxima
prioridad debe ser la salud, preservar el pellejo y a ello debemos dedicar
todas las fuerzas y medios, y esto obliga a todos, madrileños y no madrileños,
residentes y visitantes, y de esto deben preocuparse todos los responsables políticos y tomar las
medidas que requieran la ocasión. Todo, una vez más, como siempre, depende de
la responsabilidad de cada uno y como ha puesto en evidencia esta pandemia,
todos necesitamos de todos, y por desgracia uno puede contagiarse donde y
cuando menos lo espera, ya en Madrid, Aranda o Gijón…, pero si todos cumplimos
las reglas básicas que se nos han dado, mitigamos mucho el problema, y de esto
debemos preocuparnos todos: autoridades y ciudadanos. .
En el año 2010, con motivo de la entrega del Urogallo de
Bronce a Don Manuel Antonio Fernández, Manolito El Pegu, en el recinto de la Feria
de Muestras de Gijón, por esta misma época, principios de agosto, me encontré
con un reputado periodista asturiano residente en Madrid y en la conversación
que tuvimos le pregunté si tenía datos fiables del número de asturianos o
descendientes de asturianos que vivían en la capital – por aquel entonces se
hablaba que en el mismo Madrid había más de 115 restaurantes asturianos- y me dijo que aunque el dato concreto no le
constaba, se suponía que pasaban de más de doscientas mil las personas nacidas
en Asturias y sus descendientes . Cantidad que seguro se ha incrementado en
esta década al ser Madrid la autonomía de mayor crecimiento anual de España.
Dicho lo dicho, ¿estos madrileños asturianos no están en su
derecho a volver a casa? Supongo que sí, y como ellos todas aquellas personas,
madrileñas o no, que quieran asombrarse del esplendor de su naturaleza y de la
cercanía y trato de sus gentes; del mismo modo que también nosotros nos
desplazamos a otras zonas de España, como Madrid, pero, eso sí, cumpliendo las
normas vigentes.
Hechas estas aclaraciones con el deseo de clarificar las
cosas y sin entrar en más datos de tipo económico, pido a las “lenguas impuras” que frenen su acometida, que nos perjudican y dañan la imagen hospitalaria que
siempre ha tenido y tiene Asturias, y esto no supone quebrantar la ley que debe
señorear y proteger la seguridad y convivencia de todos nosotros.
“De Madrid al Cielo” y si no que se lo pregunten a Galdós,
cuyo centenario se celebra este año.
José Antonio Noval Cueto.
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