domingo, 24 de enero de 2021

“Agradecido recuerdo a un columnista”

 
 No descubro nada nuevo si les digo que una de mis mayores aficiones es la lectura (novela, ensayo…)  y también la de prensa, hasta el extremo que dedicó tiempos diferentes a ambos tipos de lectura. Soy de las personas que compra su periódico para seguir una firma, una columna bien elaborada, llámese, en su día, Francisco Umbral, hoy Luis María Ansón, Manuel Rivas, Andrés Trapiello, Luis Ventoso, Antonio Burgos, Arturo Pérez Reverte o Carmen Posadas, en otro tiempo Pemán, Ruano, Camba, Pla, Alcántara... Me agrada la columna periodística embellecida literariamente, cantarina, ágil, ingeniosa , así como la columna temática, de actualidad ,  donde prima la información, la exposición clara  y las ideas o preocupaciones a transmitir. Soy de los que subrayan y anotan, de los que recortan y guardan la información o datos que creen que pueden ser útiles.

Prefiero la información escrita, casi no escucho radio, ni veo televisión, y aunque discípulo de Gutenberg, desde hace casi una década soy seguidor de los periódicos digitales  y de aquellos columnistas que según mi criterio, me aportan un información solvente, seria y contrastada. Ayer, como casi todos los días, a eso de las 22.30 horas me parapete delante de mi ordenador para hacer la revista diaria de mis digitales preferidos, y al abrir el primero me encuentro con una pequeña foto de carnet debajo de la palabra “’obituario” que corresponde a uno de mis columnistas preferidos y que llevo siguiendo desde hace años, me refiero a Primo González, y en el mismo digital unas letras de su amigo y compañero Fernando González Orbaneja, que le escribía un cariñoso y sentido artículo cuyo título es muy clarificador ”Primo González, periodismo solvente”. Quedé sorprendido, sin palabras. No lo esperaba y más aún cuando en el sumario del día del digital aparecía todavía un artículo suyo titulado :”Las prioridades de Biden y la economía”, y en los días anteriores, otros del máximo interés. Ayer al compartir su artículo en la red, puse unas letras que querían ser un homenaje al fallecido y después de expresar mi más sentido pésame, decían:” A estas horas que escribo tenía una cita obligada con su artículo de contenido riguroso, bien documentado y argumentado. Mis agendas de bolsillo guardan muchos datos de sus artículos. Un periodista solvente. Lo voy a echar de menos. Era una fuente de información digna, y eso es mucho decir.”

Hoy, a esas mismas horas, vuelvo a escribir, y es que las palabras de ayer fueron de circunstancia, rápidas, escasas y un columnista, un buen columnista merece al menos una columna, un artículo, aunque yo no sea la persona apropiada para hacerlo, ya que mi única relación con usted han sido sus artículos, que ya atisban características personales suyas que ayer aireaba su amigo Fernando: timidez, prudencia, discreción, profesionalidad…

Quien escribe no es experto en economía, pero sabe que la economía condiciona el presente y futuro de personas, pueblos, naciones y más en estos tiempos de economía global, de cambios vertiginosos e imprevistos, de pandemias y de nevadas apocalípticas. Muchas de mis carencias las llenaba usted con su rigurosa y contrastada información, que hacía que mi bolígrafo no parase de anotar, de guardar.

Hoy casi a la misma hora que le leía, acabo estas letras que buscan únicamente agradecerle la labor prestada y evidenciar, que incluso en tiempos difíciles, de objetivos y balances, de recortes y ertes, el periodismo de calidad existe y de ello Primo González  ha dado abundantes pruebas con sus “Retablos financieros”.  Una persona que dignifica su profesión merece mi consideración y mi aplauso. ¡Muchas gracias! ¡Descanse en paz!


                                   José Antonio Noval Cueto.







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