Prefiero la información escrita, casi no escucho radio, ni
veo televisión, y aunque discípulo de Gutenberg, desde hace casi una década soy
seguidor de los periódicos digitales y
de aquellos columnistas que según mi criterio, me aportan un información
solvente, seria y contrastada. Ayer, como casi todos los días, a eso de las 22.30
horas me parapete delante de mi ordenador para hacer la revista diaria de mis
digitales preferidos, y al abrir el primero me encuentro con una pequeña foto
de carnet debajo de la palabra “’obituario” que corresponde a uno de mis
columnistas preferidos y que llevo siguiendo desde hace años, me refiero a
Primo González, y en el mismo digital unas letras de su amigo y
compañero Fernando González Orbaneja, que le escribía un cariñoso y sentido
artículo cuyo título es muy clarificador ”Primo González, periodismo solvente”.
Quedé sorprendido, sin palabras. No lo esperaba y más aún cuando en el sumario
del día del digital aparecía todavía un artículo suyo titulado :”Las
prioridades de Biden y la economía”, y en los días anteriores, otros del máximo
interés. Ayer al compartir su artículo en la red, puse unas letras que querían
ser un homenaje al fallecido y después de expresar mi más sentido pésame, decían:”
A estas horas que escribo tenía una cita obligada con su artículo de contenido
riguroso, bien documentado y argumentado. Mis agendas de bolsillo guardan
muchos datos de sus artículos. Un periodista solvente. Lo voy a echar de menos.
Era una fuente de información digna, y eso es mucho decir.”
Hoy, a esas mismas horas, vuelvo a escribir, y es que las
palabras de ayer fueron de circunstancia, rápidas, escasas y un columnista, un
buen columnista merece al menos una columna, un artículo, aunque yo no sea la
persona apropiada para hacerlo, ya que mi única relación con usted han sido sus
artículos, que ya atisban características personales suyas que ayer aireaba su
amigo Fernando: timidez, prudencia, discreción, profesionalidad…
Quien escribe no es experto en economía, pero sabe que la
economía condiciona el presente y futuro de personas, pueblos, naciones y más
en estos tiempos de economía global, de cambios vertiginosos e imprevistos, de
pandemias y de nevadas apocalípticas. Muchas de mis carencias las llenaba
usted con su rigurosa y contrastada información, que hacía que mi bolígrafo no
parase de anotar, de guardar.
Hoy casi a la misma hora que le leía, acabo estas letras que
buscan únicamente agradecerle la labor prestada y evidenciar, que incluso en
tiempos difíciles, de objetivos y balances, de recortes y ertes, el periodismo
de calidad existe y de ello Primo González ha dado abundantes pruebas con sus “Retablos
financieros”. Una persona que dignifica
su profesión merece mi consideración y mi aplauso. ¡Muchas gracias! ¡Descanse
en paz!
José Antonio Noval
Cueto.
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