lunes, 8 de febrero de 2021

“ La luz de Josefina Bakhita en Pola …”

 

Hoy al empezar el día y consultar mis páginas digitales, me enteró que es la festividad de Santa Josefina Bakhita y nada más saberlo intuía que no podía permanecer callado, que algo tendría que decir de esta santa actual, tan nuestra y al mismo tiempo tan africana -Patrona de Sudán- fustigadora de la esclavitud y venerada por su humildad y modestia; “Nuestra Hermana Universal” como la llamó su santidad   San Juan Pablo II. Hoy, 8 de febrero, la Iglesia celebra la “Jornada Mundial de oración y reflexión contra la trata de personas”, en memoria litúrgica de Santa Josefina Bakhita, y toma como marco el oratorio de San Juan Bautista, a escasos metros de la Basílica de la Virgen de la Salud en Venecia, donde un 9 de enero de 1890 se bautizó Josefina.

Desde que tuve conocimiento de su vida, me resultó simpática - quizás el hecho inusual de ser africana - y más al conocer los avatares que marcaron su existencia. La primera vez que he oído hablar y alabar a Santa Josefina Bakhita, fue con motivo de su beatificación, un 17 de mayo de 1992, el mismo día que la Iglesia también beatificaba al santo de lo ordinario, propulsor de la filiación divina y fundador del Opus Dei, San Josemaría Escrivá de Balaguer. Los tapices con la imagen de ambos colgaban de los balcones del Vaticano y transmitían dicha y felicidad a la enorme multitud congregada en San Pedro.

Los medios de comunicación e incluso el cine  se hicieron eco de la noticia , divulgaron las penalidades de esta “Hija de Dios”, conocedora y sufridora de la esclavitud desde que unos negreros la secuestraron a la  edad de 9 años , y ser vendida en cinco ocasiones, antes de encontrar la salvación y protección en su quinto amo, un italiano bueno, Calixto Leganini, que la trajo a Italia y la hizo  una persona más de su familia, y  partícipe de una misma fe.

  Pasaron los años y nuevamente Santa Josefina sale a mi encuentro con motivo de la inauguración del órgano de la Iglesia de San Pedro de Pola de Siero, con presencia del arzobispo , don Jesús Sanz Montes, un viernes, 8 de febrero de 2013, a las 19 horas,  o sea hace hoy concretamente ocho años.  Una de las ceremonias litúrgicas más bellas y cuidadas en que he participado y es que no era para menos, no siempre se inaugura un órgano y más un Grenzing y precisamente el día que la Iglesia festejaba a Santa Josefina Bakhita . Las pinturas de Casimiro y las paredes de la Iglesia de Pola dan testimonio de ello.

Hoy, Santa Josefina, sigue habiendo trata, pero no sólo de negros, sino también de asiáticos y blancos, de todo lo que se tercie. La mezquindad amenaza con apropiarse de todo, hasta de las vacunas. Hoy, santa Josefina, vivimos bajo la esclavitud del dinero, del tanto tengo tanto valgo y eso que el papa Francisco no se cansa de decirnos que las mortajas no tienen bolso. Hoy, Santa Josefina, este occidente codicioso, soberbio, egoísta, hedonista, descreído y hasta inhumano, tiene necesidad de luz y esperanza, de ilusión, de ganas de vivir, de encontrar un porqué que justifique su vida y ejemplos como el tuyo son muy necesarios, y es que para ser feliz, como dice tu compañero de ceremonias, San Josemaría, solo se necesita un corazón enamorado. ¡Ojalá las muchas luces que vienen de África sigan tu estela!

Hace ya un tiempo algunos doctores de la Ley se preguntaban si de Nazaret podría salir algo bueno, y los hechos han dado cumplida respuesta. Hoy, tú, discípula del Nazareno, nos has evidenciado que Dios escribe recto con renglones torcidos, que no hace acepción de personas y que África puede ser el continente de la esperanza que tanto necesitamos. Y es que nunca es tarde para recordar que “no sólo de pan vive el hombre, sino toda palabra que sale de la boca de Dios… “

Hoy cuando el Génesis 1,1-19 nos dice que “Al principio Dios creó el cielo y la tierra. La tierra era algo informe y vacío, las tinieblas cubrían el abismo, y el soplo de Dios se cernía sobre las augas. Entonces Dios deijo: “Que exista la luz”. Y la luz existió. Dios vio que la luz era buena, y separó la luz de las tinieblas, y llamó Dios Día a la luz y noche a las tinieblas…este fue el primer día”, nosotros recordamos que en la aldea de Olgossa, próxima a Darfur (Sudán),hacia el año 1869 nació una luz que alumbra con su ejemplo de nombre Josefina y de apellido Bakhita o “Afortunada”.

 

                                           José Antonio Noval Cueto.




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