jueves, 6 de mayo de 2021

“La Doctrina Social de la Iglesia y el 1 de mayo…”

 

El pasado 1 de mayo se celebró el tradicional  “Día o Fiesta  del Trabajo”, festividad instaurada por el papa Pío XII en 1955 y que coincide con la festividad de San José Obrero. En esta ocasión , como el año pasado, limitada por las medidas de protección y aislamiento que impone la pandemia de la COVID. Pequeñas concentraciones sindicales, pancartas, declaraciones, entrevistas, telediarios y poco más, en unos momentos duros y difíciles para todos los asalariados y más aún, para quien no tiene un trabajo digno, especialmente los parados de larga duración y los más jóvenes. Las cifras de desempleo que llegan casi a los cuatro millones y los hogares donde ninguno de sus miembros trabaja -ascienden ya a 1,25 millones- cuestionan por sí solas el llamado “Estado del Bienestar” y deben ponernos a todos en alerta. El día tuvo su protagonismo,  su representación, su puesta en escena , pero la desconfianza y la desesperanza se apodera de los asalariados que ven peligrar su trabajo o que no lo encuentran. No hay confianza en el ambiente. Impera el desencanto. Los titulares de prensa del día hablan de : “La industria regional pagó un 43% más de luz en abril”, “El Gobierno apuesta ante Bruselas por extender los ERTE hasta 2022”, ”La izquierda convierte el 1 de mayo en un acto electoral conjunto: “Estamos muy cerca”, “Hacienda estima pérdidas de 10.000 millones por la morosidad de los avales del ICO”,”La sanidad privada ahorra al Estado hasta 1.368 euros por paciente al año”,… pero su  drama- el de las personas sin trabajo ni futuro- continúa. No tiene respuesta.

Ante esta difícil situación y con ánimo de encontrar una posible salida, me vino a la cabeza una frase pronunciada en una homilía por el sacerdote Don Juan Hevía al  decirnos que “La Doctrina Social de la Iglesia es la gran desconocida” , afirmación muy acertada y que prueba el desconcierto reinante, propio del adanismo vigente, con solo recordar  dos postulados incuestionables : a/ El trabajo es un don de Dios   y b/ La dignidad que tiene todo trabajador, sea cual sea su especialidad y conocimientos, pues es imagen de Dios. Ideas muy oportunas en un momento donde el hombre está más al servicio de la economía, que la economía al servicio de él, con las graves consecuencias e implicaciones éticas que esto genera. Véase la proliferación de despidos colectivos.

A lo largo de la Historia de la Iglesia y especialmente desde que la cuestión social cobra más fuerza, últimos del siglo XIX, han sido muchos las encíclicas o documentos eclesiales que abordan este tema, siendo la primera de ellas la encíclica ·”Rerum Novarum”, de León XIII, publicada un 15 de mayo de 1891, hace concretamente  ciento treinta años. Otras han sido : “Mater et Magistra”, “Populorum progressio” “Laborem exercens “ “Sollicitudo rei sociales” y más recientemente “Fratelli Tutti”, del Papa Francisco, publicada el 3 de octubre de 2020.

Sé que son muchos los problemas que preocupan y abordan al hombre, pero si tuviéramos que simplificarlos casi todos se reducirían a dos: a/ la salud, en estos inciertos y trágicos tiempos de pandemia y b/ trabajo, don o maná de Dios que colma las aspiraciones del hombre , ya que le permite realizarse, recibir un salario digno, tener una vivienda digna, formar familia y disfrutar del merecido ocio, tener futuro, proyección, perdurabilidad…Bien, por desgracia, escaso y mal repartido, que ha llevado a algunos teóricos a clasificar la sociedad en parados y no parados.

Vista la trascendencia que tiene el trabajo en la vida y progreso del ser humano, no tiene que sorprender que un joven como yo,  allá por los años ochenta ,se haya hecho con la encíclica del recién nombrado papa , San Juan Pablo II,  quizás uno de los primeros papas obreros de la historia- trabajo en su juventud en la empresa Solvay- titulada “Laborem Exercens”, y que me haya deja sorprendido por su lucidez y carga testimonial. Encíclica publicada para conmemorar los 90 años de la publicación de la “Rerum Novarum” y que entre otras interesantes aportaciones nos dice que: la doctrina social de la Iglesia tiene su fuente en la Sagrada Escritura; que el trabajo humano adquiere una importancia fundamental y decisiva para que la vida humana sea más humana, y que en una época del trabajo cada vez más mecanizado, el sujeto propio del trabajo sigue siendo el hombre…

No hace mucho, en octubre de 2020, en su encíclica “Fratelli Tutti” el Papa Francisco nos decía:” El gran tema es el trabajo. Lo verdaderamente popular- porque promueve el bien del pueblo- es asegurar a todos la posibilidad de hacer brotar las semillas que Dios ha puesto en cada uno, sus capacidades, su iniciativa, sus fuerzas. Esa es la mejor ayuda para un pobre, el mejor camino hacia una existencia digna…El gran objetivo debería ser siempre permitirles una vida digna a través del trabajo…”

Seguro que falta más información,  les invito a ahondar en ello, pero espero que estas letras escritas a raíz de la Festividad del 1 de mayo, ayuden a comprender la importancia que ha tenido y tiene la Doctrina Social de la Iglesia, y de ello pueden dar fe muchos de los políticos y líderes sindicales de la España reciente y actual, pero, por favor, que no se queden sólo con palabras, necesitamos hechos. "El trabajo, según San Juan Pablo II, es una pieza clave para que la vida humana sea más humana".

  

                                                    José Antonio Noval Cueto.




 

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