Han pasado muchos años desde que oí a un compañero del
Colegio, con voz de tenor, cantar en el desaparecido Cine Principado de Oviedo esa de “Soy asturianín soylo de verdad, nacíu
en la Corredoria…” Han pasado también muchos años desde que de niño , cuando
las barras de los bares eran altas, oía entonar ‘tonás’ en solitario o bien ,en
grupo , las tradicionales canciones de chigre,
y también han pasado muchos años desde que uno de nuestros mejores
estudiosos del folclore y divulgador de la cultura asturiana, me refiero a Don
Modesto González Cobas, nos convocara con su emisora de Radio Nacional de
España, creo que hacia las 13 horas, a deleitarse e ilustrarse con su programa
“La Asturias popular”.
Han pasado muchos años y ahora, en la época de Silicon Valley,
se están dejando languidecer y morir las esencias de la cultura asturiana,
sirva de muestra ‘la toná’, ‘el baile a lo suelto’…¿Por qué? Desconozco los
motivos, supongo que serán muchos y variados, uno la uniformización y
colonización de la sociedad de consumo, quizás no llegue el dinero para todo y
hay que priorizar, y puestos a pensar mal, puede que no sea hasta rentable
políticamente. Sorprende que en épocas de reivindicar la “oficialidad”, no se
reivindique todo lo que nos une como pueblo, como colectivo: el folclore, la
toná, el baile a lo suelto…Ser asturiano es algo más que beber sidra, comer
fabes y decir “Puxa Asturias” y ese algo más es lo que hoy motiva estas letras.
Una de las prioridades que necesitamos en España es una Ley
de Educación que aglutine, que una, que no divida, que proteja las esencias de
cada una de las diecisiete autonomías que somos, y es en ese apartado donde
entraría lo que se llama la protección de la Cultura Asturiana. Soy de los que cree que todo asturiano al
concluir sus estudios obligatorios debe tener unas nociones básicas de la
historia y literatura de su región (tenemos escritores injustamente olvidados,
véase Palacio Valdés, Dolores Medio…)
así como del folclore que nos singulariza como pueblo y es aquí donde creo que no sea mucho pedir que todo alumno al acabar el bachiller conozca
nuestras canciones más tradicionales y sepa bailar algunas de las piezas más
típicas de nuestra región, y digo todo esto porque últimamente veo dejadez,
silencio y hasta cierto desprecio cultural.
Todo esto se palpa en el ambiente, poco apoyo institucional a
las certámenes de Canción Asturiana, alguno como el de La Nava, anuncia que
desaparece; poca presencia institucional en los diferentes certámenes de
canción asturiana o en los festivales folclóricos, y en verano, pocas
actividades docentes destinadas al área de folclore y antropología asturiana .¡Cuanto
me gustaría que Siero ,”capital de asturianía”, tuviera su Museo Etnográfico! El
lado positivo lo tenemos en los múltiples centros asturianos dispersos por el
mundo, como el Buenos Aires, que protegen y difunden nuestra cultura y folclore;
y esto no es incompatible con que se escuche y asista a seminarios de “flamenco”
, “jazz”, pero sin olvidar lo nuestro.
Y es que difícilmente podemos encarar el futuro si
desconocemos nuestra cultura, si no
sabemos quiénes somos como pueblo y más aún como personas. No hace mucho
le preguntaron al conocido economista
Leopoldo Abadía de cómo quería que fuera la sociedad que recibiese a sus nietos
dentro de cincuenta años, y él respondió que no le preocupaba la sociedad que
recibiría a sus nietos, dentro de cincuenta años, con ser importante, que lo
que más le preocupaba era como serían los
nietos que él aportaría a esa sociedad. Reflexión muy oportuno para el
tema que trato. ¿Cómo serán los asturianos que nos sustituyan dentro de
cincuenta años? ¿Serán asturianos de verdad, con entidad propia o estarán desnaturalizados o
mucho peor, colonizados ? De nosotros depende que tipos de conocimientos, de cultura, reciban nuestros hijos, nietos…y más sabiendo
que el disco duro de nuestro cerebro tiene capacidad limitada. Si el silbo
gomero es desde 30 de setiembre de 2009 Patrimonio Oral, Cultural e Inmaterial
de la Humanidad ¿por qué no la ‘toná’?
Depende de todos nosotros, pero de unos más que de otros.
José
Antonio Noval Cueto.