Creo no exagerar si digo que no hay asturiano que el día 8 de
setiembre no se acuerde de su Madre, de la Santina, la Patrona de Asturias,
esté donde esté, y más ahora que los mensajes, correos electrónicos y los whatsApp
facilitan la comunicación. A mí me llegaron felicitaciones desde diferentes
puntos del planeta: Buenos Aires, Méjico , Madrid , Palencia y Barcelona. Y es
que un día así, tan especial, uno,
aunque no esté en Covadonga, tiene que decir algo, escribir, hablar con la
Madre y cómo no , agradecer, implorar, recabar su ayuda en tiempos de confusión, borrasca y
pandemia, y más cuando en la sociedad
líquida que vivimos no hay nada estable, llámense leyes, límites, Nación,
Estado, pasado o futuro, sólo el inaprensible
presente , y parece que todo se
desmorona como un azucarillo en el agua. En medio de todo ese potencial caos ,
de esa barbarie, de ‘ese singular cambio climático’ estamos nosotros, quienes te
imploramos y pedimos clemencia, consuelo, humanidad y paz. Quienes nos sabemos
frágiles en tiempos de tanto endiosamiento técnico.
En un día como hoy, Santina, tengo que darte gracias por
ayudarnos siempre y especialmente cuando más lo necesitamos, si alguien lo pone
en duda que lo pregunte a Pelayo o al médico de cabecera; por acordarme de ti,
por poder escribir estas palabras que quieren ser oración, por respirar el aire
que respiro, por vivir en la tierra que vivo y por compartir y enriquecer mi
vida con las personas que he tratado y trato
(familia, amigos, vecinos, compañeros…), con quienes tengo la deuda
impagable del buen consejo, del buen ejemplo, de la buena conducta. Vivir aquí
y bajo tu protección es todo un privilegio. Contigo he compartido alegrías,
bodas, aniversarios, confesiones, misas, pero también penas, preocupaciones,
angustias, enfermedades y muertes. Tú siempre has estado ahí, en lo bueno y en
lo malo. Me has dado el apoyo y marcado el camino. Venir a Covadonga es obligación
y emoción.
En este plegaria te suplico, Santina, que por muchos años que
tenga lo humano no me sea indiferente, que se haga realidad en mí lo del cantor
de que “antes de pensar en mí, pienso en mi hermano…”, que siga aumentando la producción de fabes, de
sidra, que disminuya el número de parados sin protección – no hace mucho la
cifra ascendía a 48.000 personas-, que
los salarios de nuestros jóvenes les aleje de los niveles de pobreza y que
Asturias, que ahora recibe emigrantes, deje de ser la segunda provincia
española que más jóvenes autóctonos ha perdido en este siglo ( son 136.000 los “Asturianos
por el mundo”).¡Cuántas madres te pedirán su protección! Y por seguir en este capítulo de
deseos, Madre, que no seamos tribu, sino
una sociedad estable y segura, orgullosa de sus orígenes, responsable ,
trasmisora de vida y preocupada por el futuro de todas las generaciones,
especialmente de las más tiernas y jóvenes,
y ahora que se inicia el curso escolar 2021-22,
que transcurra en paz y que los alumnos
saquen provecho a sus capacidades y oportunidades, y que no olviden que para
andar por la vida se necesita un proyecto, un plan que sirva para todas las edades, no sólo para
los veinte, sino también para los noventa, y ahí juegan un papel fundamental la
familia, la creencia, el santo temor de Dios y tú, la Santina, la Madre de Dios, ya que el vacío,
la nada no construyen y menos arropan, y ese es uno de los grandes males y agobios
de la sociedad actual- la de los ansiolíticos-,
sin principios, sin esencias y sin
moral, y sin ésta la sociedad se
desintegra, desaparece.
En épocas de desamor y egoísmo os invito a dar un paseo por
la Residencia Nuestra Señora de Covadonga de Siero, que desde sus orígenes en
aquel 10 de febrero de 1886 está escribiendo una de las páginas más bonitas de
la historia de Siero, tipificada en la entrega de muchas Hermanitas en favor de
los más necesitados y menesterosos por amor a Dios.
Podría decir más cosas un 8 de septiembre, celebración del
Nacimiento de María, pero me conformo con recordar unas palabras de la Madre Teresa
de Calcuta, que considero muy necesarias y que os traslado: “En el silencio del
corazón habla Dios…” y más en Covadonga.
A este plegaria pueden sumarse las peticiones y deseos que vosotros,
los lectores, consideréis necesarios. ¡Que la Santina nos siga protegiendo! ¡Viva la Virgen de Covadonga!
José
Antonio Noval Cueto.
P.D “En la nación española y en su historia la religión
católica no constituye un accidente, sino el elemento esencial de su historia
misma” (Manuel García Morente “Ideas para una filosofía de la Historia de
España)
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