En plena guerra de civilizaciones, luchas o conflictos
geopolíticos , desprecio de moral y ética, ausencia de principios y persecución de toda verdad, no tiene que
sorprender que la mente se resienta, falle, explote y es que si a las personas
de cierta edad nos cuesta entender lo que vemos y oímos, ¿qué no le pasará a
los más jóvenes?, mentes tiernas que
buscan un hueco y un posicionamiento en una sociedad que desconocen, que ignoran y en la que poderes fácticos, que
los hay, lo único que les interesa es su cuenta de resultados, y si a esto añadimos el
desprecio de toda la importante
tradición cultural que nos
sostiene y confirma como persona y nación o pueblo, y la escasa comunicación en todos los campos de
la vida (los mayores ya ni en el banco, ni en urgencias les quieren) , no tiene
que sorprendernos que la angustia del vació lleve a situaciones límites no
deseadas, y más cuando las imágenes idílicas, subliminales de un mundo feliz, sin problemas, sin penas,
sin esfuerzo es el mensaje que les alimenta desde su más tierna infancia, en la
que el ‘no’ no existe y el fracaso menos; situación que se resquebraja al pisar
la realidad .
En épocas de la política de lo inmediato, de lo fácil y
vistoso, quizás sea llegado el momento de coger el toro por los cuernos y
asumir que el futuro de los pueblos depende de su educación y que esta debe ser
de calidad y humana. Y es esa educación la que me ayuda a conocerme y conocer,
amar , respetar y defender la idiosincrasia de la nación o pueblo donde nací y
vivo. Este es el gran reto de la sociedad. No somos apátridas, ni seres sin
pasado, ya va siendo hora de consensuar una Ley de Educación que respete
nuestras esencias culturales y que se ajuste a la realidad en la que vivimos.
Se podrán contratar siquiatras, sicólogos, personal especializado,
aumentar las partidas económicas para justificar estadísticas- en campaña
Sánchez prometió 38 millones y medio de euros para frenar esta lacra, esta
epidemia que tanto dolor y remordimientos deja en todos (padres, profesores,
compañeros, amigos…)- , pero después de más de cuarenta y cinco años de
Transición, creo que ya ha llegado la hora de conocernos, de decir quiénes
somos y qué queremos, y que todo esto se
refleje en una Educación de calidad, que
estabilice y dé certezas al alumnado. Nuevamente insisto en la importancia de
las Humanidades (Filosofía, Historia, Literatura, Latín…), en la utilidad de lo
aparentemente inútil.
Y a estas alturas cuestionar la importancia del cristianismo
en el mundo occidental y en concreto en España, es un
sinsentido, una auténtica aberración, ya va siendo hora que lo asumamos como un
pilar fundamental de nuestra Historia - no hace mucho la vicepresidenta Yolanda
Díaz y el ministro Bolaños fueron recibidos por el Papa-. Todo esto me lleva a
plantearme una pregunta que desde hace algún tiempo ronda mi cabeza, y es ¿si
una persona que no respeta la idiosincrasia, la manera de ser y vivir sus compatriotas
puede representarlos?
Sé que no es fácil ponerle puertas al campo, en este caso a
Internet, pero a todos debe preocuparnos qué planes de estudios, qué contenidos,
qué mensajes reciben nuestros hijos, nuestros nietos. De todos es sabido que hay series infantiles que muestran
conductas y mensajes muy negativos, dañinos, que taladran fácilmente las defensas
mentales de los jóvenes. ¿Qué hacemos para evitarlo? Sé que el tema tiene una
vital importancia en la actualidad y ha estado muy presente en la Campaña
Electoral; que exige la mayor atención por parte de autoridades, expertos, pero
ante lo dicho es oportuno citar unas conocidas palabras de Dostoievski cuando
dijo: “Si Dios no existe, todo está permitido”. Mañana, 28 de mayo, festividad
de San Guillermo y San Germán, después de tanta pandemia, confinamiento…, tendremos
una muestra tangible de la salud mental de los españoles en forma de voto. ¡Que
nos vaya bien!
José Antonio Noval Cueto.
P.D . Hace ya un tiempo un periodista le preguntó al ideólogo
podemita Sr. Monedero :
¿Cuál es el mayor problema que tiene España?
Monedero contestó tajante: “La desertización de nuestro territorio”.
En estos años, ¿ qué se ha hecho para revertir el tema?