La propaganda electoral y los diferentes titulares de campaña
están aromatizando la vida asturiana, y el epicentro de toda ella pasa por la
calle Uría de Oviedo, que se ha convertido en el sambódromo provincial de las
quejas y reclamaciones , y donde de vez en cuando uno aspira y percibe la
auténtica realidad asturiana, que se pone sobre la mesa en busca de una
terapia, de una solución, y esto ha tenido lugar el pasado martes, 16 de mayo
de 2023, cuando más de cuatrocientos tractores y demás maquinaria colapsan el
centro de Oviedo, en busca de un futuro mejor para sus hijos y para todo el
sector primario. Banderas de Asturias, de España, mucha gente joven y de
mediana edad, que con sus pancartas o denuncias quieran exponer su situación y
reivindicar educadamente una solución, a pesar de la situación desesperada del
sector… Nada de Asturias nos debe ser ajeno, desconocido, hasta el exquisito
vino blanco que se produce en Ibias.
Las pancartas pensadas y razonadas reflejan la desolación del elemento campesino
y ganadero que se resumen en : queremos un futuro para nuestros hijos, y la
supervivencia del mundo rural, al que asolan desidias, denuncias y desprecios
desde hace décadas, y es que la ruina del mundo rural, como bien dice una
pancarta, es la ruina del mundo global, y está en nuestra manos evitarlo y más
cuando no nos han fallado en la pandemia y cuando el auge del sector
gastronómico y hostelero y nuestra propia subsistencia depende de que haya
alimentos y que éstos sean de la máxima calidad. No hace mucho, la
vicepresidente Yolanda Díaz reclamaba que la fruta de temporada estuviera en la
bolsa de la compra. En esta política de lo inmediato uno debe preocuparse si cuidamos
al sector, si le protegemos…¡Démosles esa esperanza que piden! ¡ Que se sientan
comprendidos y protegidos! ¡Que su felicidad sea posible!
En este mundo tan competitivo, alocado y cambiante, que habla de los sentimientos de las zanahorias y
de las lágrimas de las lechugas, quizás sea
el momento de plantearse cuál o cuáles
son los objetivos en mi vida y
creo no equivocarme si aventuro, a mis años y concierta carga vital, que el más
importante es ser feliz, y para ello no se requiere ni mucho dinero, ni mucha
inteligencia, ni un currículum excepcional, ni saber muchos idiomas, sino un
corazón de carne, que sienta, que palpite, que comparta dolor y alegría, que
nada de lo humano le sea ajeno y que se sepa y sienta Hijo de Dios, en resumen,
un corazón enamorado .Uno puede ser feliz de carpintero en Nazaret como Jesús,
de pastor en Somiedo o de marinero en Lastres…Lo importante es ser feliz y para
ello no hacen falta muchos mimbres si tenemos el corazón bien alimentado, si palpita
y siente.
De todo esto se han preocupado los sacerdotes, catequistas y
familias de la parroquia de San Pedro de Pola de Siero, que después de tres
cursos de preparación y a pesar de las lógicas incomodidades de la pandemia,
ven , con alegría, que ha llegado el día, la hora en que veinticinco niños/as,
arropados por familiares y amigos,
reciban el Cuerpo de Cristo por primera vez , y esto entraña una gran
responsabilidad- la de saberse Hijo de dios y comportarse como tal - y una suma felicidad. No hace mucho, en un
programa televisivo le preguntaron a una persona de mediana edad qué cuál había
sido uno de los días más felices de su vida, y él sin pensarlo confesó que el
día de su primera comunión. Afirmación que comparto y que da testimonio de ello
el cuadro que preside mi estudio y a quien, de vez en cuando, dirijo la mirada para evaluar los progresos o
regresos de aquel corazón puro de un niño de siete u ocho años y el de este
adulto jubilado.
Mañana, 21 de mayo,
festividad de San Andrés, Sinesio, Torcuato y Donato, entre otros muchos, es la
hora de San Pedro en Pola de Siero y para tal efemérides la parroquia hace lo
posible e imposible para que la celebración tenga la solemnidad que se merece, y
más en esta ocasión en que la Iglesia, con las obras a punto de acabar, ya
presenta un aire remozado, feliz, satisfecho, fruto de la generosidad de
tantos.¡ Que paséis un día muy feliz y que Dios os proteja!
José Antonio Noval
Cueto.
P.D Hace un tiempo un
antiguo alumno sacerdote en una homilía a sus antiguos compañeros les dijo que
el Cristianismo tenía tan larga vida por dos motivos: Por el Pan (Sagrada
Comunión) y por la Palabra (Evangelio).
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