Hay días que obligan a escribir y uno de esos es éste, un 13 de
mayo, del 2023, y es que cuando se cumplen ciento seis años de la aparición de
la Virgen María a unos iletrados pastorcillos de una aislada aldea portuguesa,
en plena I Guerra Mundial, su mensaje se vuelve más actual que nunca, y es que
el hombre, ser obstinado ,vanidoso y prepotente, necesita, como aquellos niños,
levantar los ojos al Cielo , pedir perdón y rogar a Dios
que llegue nuevamente la paz a Europa, que la sanguinaria guerra de
Ucrania tome fin, se acaba la locura y
que la única contraofensiva que exista sea la de la Paz. Ya es hora que como el
enhiesto ciprés de Silos levantemos la mirada al Cielo y dejemos de adorarnos a
nosotros mismos, que poquita cosa somos: polvo, ceniza, aire, nada.
Siempre que llega este día, pase lo pase, esté donde esté,
tengo que hablar, que escribir, que expresar mi opinión, mi parecer y es que es
mucha la deuda contraída con mis padres y especialmente con la Madre del cielo,
María Santísima, que bajo la advocación de la Virgen de Fátima se venera en
todo el mundo y también en nuestra Capilla de los Santos Mártires de la Iglesia
de San Pedro de Pola de Siero, que recientemente se ha despojado de sus muletas
de hierro para glosar a San Pedro que nuevamente resplandece en la fachada del
templo para indicarnos el camino, la ruta a seguir y que él tiene las llaves del Cielo.
En un día como hoy viene bien que el Ángel de la Paz nos
recuerde: “No tengan miedo. Oren conmigo…Dios mío, yo creo, adoro, espero y te
amo” y que en esta sociedad líquida con responsabilidades también liquidas,
donde la culpa no existe y mal y bien no
se distinguen, es llegado llegado el
momento de asumir alguna culpa personal, ya por acción o por omisión, y enfrentarse
con los problemas. La culpa no siempre es de otros o de las circunstancias,
también yo tengo alguna; aireemos la cabeza.
Es culpa nuestra que reine la mentira y que el hombre no sea
dueño de su destino, no tenga un proyecto de vida, un plan personal. Es culpa
nuestra, según el filósofo Nuccio Ordine, Premio Princesa de Asturias de
Humanidades y Comunicación 2023 que lo
virtual y la rapidez sean los valores importantes en la vida y que la dignidad
humana se mida sólo por el dinero que tenemos en el Banco. Es culpa nuestra
consentir y transigir más de lo que estamos transigiendo y consintiendo…Es
culpa nuestra cifrar la felicidad sólo en un plato de lentejas. Es culpa
nuestra creernos dioses, centros del universo, cuando no hace mucho, tuvimos
que confinarnos en nuestras casas para defendernos de un virus que causó cientos de miles de muertos.
Y es culpa nuestra, ceder nuestras obligaciones y
responsabilidades de ciudadanos en manos de personas que abusan de nuestra
confianza y la prueba la tenemos a la vista un día sí y otro también y más
ahora que ha empezado una demencial campaña electoral en la que todo vale, cuyo
objetivo es ver quien engaña más, quien promete más, a sabiendas que no se
puede…No hace mucho querían llevarse los
dineros sobrantes de los Ayuntamientos de España- los famosos remantes de
crédito sobrantes- a las arcas del Gobierno
de la Nación, y ahora , poco tiempo después, unos tres años- reparten cheques y
promesas como si sobrará el dinero y no hubiera tiempo para gastarlo, mientras
nuestra deuda y déficit crecen de manera peligrosa
En tiempos opacos y confusos, donde la desesperanza y la
desolación invade y azota a muchas familias, y especialmente a nuestros
jóvenes, que tienen que pasar un auténtico calvario para lograr un empleo, me dirijo a la Virgen de Fátima para que
nuevamente la verdad sea el eje de nuestras vidas, que la ley sea de obligado
cumplimiento , que la dignidad de los españoles esté por encima de cualquier
interés político, y que en nombre de esa dignidad se acometan las reformas que
sean necesarias para que la ilusión y esperanza regrese a nuestras vidas. No se
sostiene, por muy legal que nos lo quieran hacer, que no pueda gobernar la
lista más votada, de modo que los goles
en portería se sustituyan en el var
electoral de los intereses más despreciables e inconfesables. En el ambiente
arraiga una preocupación en forma de pregunta de ¿por qué no se cambia la
actual ley electoral que bloquea e
impide que se puedan defender y proteger los intereses de España?
Podría decir más cosas, pero me conformo con que la Virgen de
Fátima, cual María en las bodas de Caná, nos siga diciendo: “Haced lo que Él os
diga”. ¡Madre, aumenta nuestra fe y que nuestra vida se llene de oportunidades!
José Antonio Noval Cueto.
PD. No hace mucho me encontré con estas palabras de Dámaso
Alonso dirigidas al poeta José María Valverde y que me parecen muy oportunas
para lo dicho: “…Sigue, sigue cumpliendo esta tierna ley que te obliga a cantar. Sigue, instrumento,
sirviendo al designio de Dios… Canta y pide la justicia, la verdad, la belleza,
que se logren también, y con ellas el reino de Dios en el mundo.”
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