Ahora que somos el ombligo del mundo,
que ciframos nuestra esperanza en nosotros mismos y algunos más ilusos en la
nueva inteligencia artificial que ya tiene hasta regulación europea, mientras
aumenta el número de perros, más de 9 millones en toda España, y disminuye el número de personas nacidas – siete
millones de personas de menos de 14 años en nuestro país según el INE- el pasado 11 de diciembre me encontré con una
entrevista que justifica que escriba estas letras, y el protagonista un
pianista de larga experiencia y de fama internacional, habitual en los
conciertos ovetenses. Me refiero a Don Joaquín Achúcarro, nacido en Bilbao, y
que a sus 91 años -perdonadme que use
el don para las personas ilustres y distinguidas, pero así me han educado- tuvo
la humildad , no exenta de coraje, de contestar a la pregunta de “¿Qué le queda
por aprender?” , de la siguiente manera:
” ¡Todo! En la vida no somos más que principiantes.” Palabras muy oportunas en
estos tiempos que vivimos, centrados en el éxito personal, siempre muy etéreo,
difuminado y la mayoría de las veces inmerecido y camuflado, y no en lo
verdaderamente importante que es la riqueza interior, la satisfacción personal
que abastece el diario vivir, pues es de todos sabido que las cosas importantes
de la vida no suelen costar dinero, véase la sonrisa de una madre, el abrazo de
tu esposa o la llamada telefónica en el momento que uno más la necesita, pero
para ello se necesita que la temperatura humana de nuestros corazones sea la
adecuada y esto, en gran medida, depende de cada uno de nosotros y de su
ejercitación, algo que, por desgracia, no se prodiga.
Ahora que tanto se habla de
Educación, del informe PISA en España, - Asturias entre las mejores-, de los
buenos o malos resultados del mismo, no viene mal recordar que el ser humano es
capaz de la máxima perfección y también de la máxima degeneración y todo dependen
en mucho del ambiente familiar, de la educación que recibimos y de la sociedad
en la que vivimos, que sumado arroja los resultados preocupantes que todos
conocemos, sin que de momento se pongan límites, defensas o estrategias de
combate y mejora, y eso que hubo ministra como Isabel Celaá, hoy embajadora de
España en el Vaticano, que llegó a decir que los hijos eran del Estado y no de
los padres…Hace ya un tiempo le preguntaron al conocido economista y divulgador
Don Leopoldo Abadía cómo quiere que sean
sus nietos en el futuro, y dijo que , con preocuparle el futuro de sus nietos,
como a todo abuelo, lo que más me preocupa es la sociedad que les va a recibir,
acoger, cobijar y esto según lo que vemos es cada día más alarmante.
Los que nos hemos criados en tiempos
del nacional catolicismo, con todos los errores o fallos que se le puedan
imputar, hemos recibido una familia más unida, una sociedad que protegía, que
diferenciaba el bien del mal, que aportaba moral, pautas de conducta y mejoras
de la misma, tanto a nivel personal como social. Hoy, lo que vemos y nos rodea,
es desolador, basta centrarse en el incremento significativo de la violencia de
género, de las agresiones sexuales de menores… y el abusivo aumento de la mujer
objeto, cosa, objeto de placer, a pesar de todas las campañas que se dicen
feministas…¡Qué lejos la ternura, la mirada cariñosa y feliz de los enamorados
que se contentan con estar juntos y compartir proyectos, ilusiones o
preocupaciones…Sirvan de recuerdo las palabras de Miguel Delibes cuando conoció
a su esposa Ángeles: “ ... Nos enamoramos. Fue el nuestro un noviazgo a prueba,
pues en los primeros tiempos no
disponíamos de una peseta y nos pasábamos la vida en un banco de Campo Grande
mirándonos los ojos, hermosa actividad hoy incomprendida. Los sábados por la
tarde íbamos al Café Corisco, en los soportales de la Plaza Mayor, y pedíamos
una caña de cerveza para los dos…”
Hoy, por desgracia,
las cosas han cambiado y la ternura se ha convertido en placer, el amor en
anatomía, los sentimientos en engaño y explotación. EL resultado de todo esto
nos lo proporcionan diariamente los
medios de comunicación: depresión,
abusos, suicidio... ¿Qué será de muchos hombres y mujeres cuando lleguen las
dificultades, las adversidades, el otoño
o el invierno de la vida? ... La mujer y el hombre tienen que plantearse si son
objeto o sujeto…si son personas o mero objeto. EL hombre y la mujer pueden
llegar al máximo de perfección y de degeneración, depende de muchos factores, y
especialmente de una equilibrada y trascendente educación, de una buena moral,
que es el indicador del verdadero progreso de los pueblos. ¿Se preocupa nuestro
sistema educativo del crecimiento moral de sus alumnos? ¿Forma solo
profesionales o también ciudadanos y personas? El hombre y la mujer pueden
conseguir la máxima perfección y la máxima degeneración, depende de factores…
José Antonio Noval Cueto.
Yo, con mis años, suscribo las
palabras de Joaquín Achúcarro. No sé nada, cada día aprendo algo y le pido a
Dios que mantenga mi curiosidad y afán de saber.
“ ¿Quién ve diez siglos en la
Historia y no la cierra
al ver las mismas cosas siempre con
distintas fechas?
(León Felipe)
¿Se ha progresado algo de entonces
acá? ... Guerra en Ucrania , matanza de Hamás e invasión de Gaza…
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