En esta aldea global en la que vivimos, en la que la noticia
más inesperada puede ser portada de prensa , seguida y perseguida en las redes
sociales, ahora que hasta el poder genera, controla y enmudece las noticias y
su duración, sorprende que hace 2.023 años, a raíz del nacimiento de Jesús, surja una noticia :“Nos ha nacido el Salvador”.
difundida por unos asombrados pastores
(siempre hay pastores en nuestra vida) que desde entonces, todos los años, se
activa y vivifica, nos mueve, obliga a replantearnos nuestra vida, hacer
balance de lo vivido, volvernos más humildes, más frágiles y reconocer, en
nuestro interior, que todo un Dios nos ha nacido, en forma de niño indefenso,
en un portal de Belén, y nos dice que si no somos como niños no entraremos en
el reino de los cielos.
Este es el mensaje que se repite todos los años y cada vez
con más intensidad, con más luz, con más ruido, comercio y anticipación que
incluso hasta aliena, pero a pesar de todos los peros, uno debe quedarse con lo
sustancial, con lo básico de que todo un Dios se ha hecho hombre para
salvarnos, y para hacérnoslo más evidente, más gráfico, los pastores de Greccio(Italia)
-otra vez pastores en escena- desde hace
800 años lo representan y celebran: “Nos ha nacido el Salvador”.
No se qué tiene este día que a todos nos obliga y por muy
diferentes motivos, nos movemos – más de veinte millones de vehículos por las
carreteras, aeropuertos y estaciones de tren saturados-, y todo provocado por
una noticia. Noticia que año tras año se repite y, en base humana, toda noticia
que se repite, debería generar menos interés, ya la conocemos, ya no sorprende,
pero cada vez la esperamos más, la necesitamos más y de ello dan prueba las
diferentes cadenas de televisión.
Y es que en tiempos del ‘depende’, del todo es relativo, del
todo vale, de no asumir obligaciones ni responsabilidades ,por más ruido y tronío
que exista, llega la gran pregunta ,la pregunta que uno no puede eludir y es
que si Dios se ha hecho hombre para que yo me salve, ¿lo quiero yo?…Respuesta
difícil en una sociedad ególatra, hedonista, narcisista, que disfruta de las
personas como si fueran objetos, que aspira a conseguirlo todo sin esfuerzo y
en la que el “yo” tiene su trono, arropado de muchos decibelios. De ahí que el
silencio nos aterre. Hemos llegado a no querer pensar, nos contentamos con ser
autómatas disfrutones… Cada día del año tenemos la oportunidad de dar ese “sí”
valiente”, que suponga unos cambios, planes de mejora, avances auténticamente
humanos que tanto necesitamos, pero esto se hace más acuciante, cobra más
intensidad, más fuerza, incluso más luz en Navidad, donde parece que el viento
y las estrellas piensan, que el sol calienta y pregunta, donde el Niño-Dios nos invita a la gran conquista
humana de la civilización del AMOR, y es que como dicen hasta la saciedad las
Sagradas Escrituras, “Si no tengo AMOR, nada soy”…. Nunca más oportunos
aquellos versos de Quevedo: “ Cerrar podrá mis ojos la postrera / Sombra que me
llevare el blanco día./…Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido…su cuerpo
dejará, no su cuidado,/serán ceniza, más tendrán sentido, / polvo serán , más
polvo enamorado”
Hace muchos años en una lección magistral de la despedida a
alumnos de COU, el conferenciante recordaba las palabras de un buen amigo de
infancia que ante su insistencia en querer recompensar las atenciones que éste
tuvo con él, le dijo : ”Antonio, no te
preocupes ni te molestes más, que yo sólo tengo dinero…”.
Esta es la gran pregunta y el gran invite que trae la
Navidad: ¿Quiero una sociedad más humana, más auténtica, donde
el AMOR sea el protagonista?¿Quiero de verdad salvarme? ...Una vez más hay que acudir
a la filosofía de padres y abuelos, y es que sin esfuerzo no se consiguen las
cosas, incluso el amor, y no viene mal
recordar ,en tiempos de tanto ecologismo apócrifo, que el ser más importante de
la Creación es el SER HUMANO, y es a quien debemos proteger. ¿Lo hacemos? Hace
unos días os escribía que conocía a muchos héroes anónimos a pocos metros de mi
casa, y hoy voy hablaros de mi amigo Jesús, fallecido hace algunos años, con
quien compartía conversación y periódico en un bar de la esquina. Solíamos
vernos de 10 a 11, y siempre después dejar a su mujer aseada y segura en la butaca del salón, en compañía de la empleada
de la Asistencia a Domicilio. Era su momento de esparcimiento. Después
regresaba a su casa a cuidar y mimar a su esposa Teresa, enferma de alzheimer
desde hacía ya algunos muchos años. Siempre que hablaba de ella, le brillaban y
se le alegraban los ojos, y así durante años…Radiaban la fuerza del AMOR.
¡Feliz Navidad y un beso muy fuerte para mis familiares, amigos, compañeros y vecinos del Cielo!
José Antonio Noval Cueto
P.D Yo, como todo cristiano, creo en el Cielo, aspiro
y deseo que San Pedro me abra la puerta. ¡Que la PAZ reine en el mundo (Ucrania,
Gaza…) y en nuestros corazones!...
“Dios está mucho más cerca de lo que imaginamos. Basta abrir
una puerta o una ventana y podemos encontrarlo; basta abrir los ojos o hacer
silencio durante unos minutos”.(Pablo D’Ors)
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