A tenor de las situaciones extremas que estamos viviendo,
donde un prófugo de la justicia marca la agenda del Presidente recién nombrado
y decide los destinos de los españoles, es normal, como Mafalda, que uno pida
que se paré el tren y bajarse en la próxima estación, pero sé que esa no es la
solución y por eso aún me quedan bríos para escribir estas palabras que se
sintetizan en el título. La situación es extrema y la prueba más sincera de lo
que digo es la confesión adolescente, sincera, no políticamente correcta, del
señor Feijoo cuando en la rueda de prensa después del pleno del Congreso del
pasado miércoles, 10 de enero, dijo: “Si hubiese sabido que la política
consistía en lo que he vivido en los últimos meses, días y horas, no me hubiese
dedicado a ella…” Palabras que han
sorprendido a muchos, especialmente a los que yo llamo políticos profesionales,
que seguro que las consideran inoportunas, poco apropiadas, pero que han tenido
la valentía de evidenciarnos la gravedad de la situación. Muy alejada de los
planteamientos de Ortega y Gasset cuando pedía que se dedicaran a ella los
mejores, los más dotados tanto intelectualmente como moralmente. Y es que hoy
la política es una actividad de derribo, de destrucción, de acoso, de
“mentalidad de soldado”, donde lo que menos importa es la verdad, el progreso y
el bienestar de los ciudadanos, sino el ansia de poder, aunque sea para crear
no una España, sino muchas Españas. En resumen, ser presidente de algo, aunque
sea de la comunidad de vecinos del portal donde vivo. Y todo ello por siete
votos…
Creo que los españoles, entre los que me encuentro, no
merecemos esto. Ya va siendo hora, que después de casi cinco siglos (somos la
nación más antigua de Europa) asimilemos que España existe, con sus
peculiaridades y diferencias, como también existe Asturias con sus 78 concejos,
con sus peculiaridades y diferencias, véase Vegadeo y Colombres, Tineo y Siero,
pero esto no nos impide protegernos, ayudarnos y plantear metas en común. Los
españoles , entre los que me encuentro, no queremos una España de diferentes
velocidades, no queremos financiaciones singulares, ni autodeterminación fiscal
al margen del resto de comunidades, y de esto tenemos que hablar y llevamos
hablando décadas. Y éste es el planteamiento serio y riguroso que necesitamos -
en época de Aznar se aprobó una nueva ley de financiación autonómica, con el
apoyo de todas las comunidades, pero apenas entró en vigor, ya hubo quien se
opuso por insuficiente-. Queremos la misma vara de medir para todos, y esto en
buena lógica, pasa por el entendimiento entre los dos partidos de Gobierno, de
Estado. Lo demás son vientos que traerán serias tempestades cuando más
necesitamos estabilidad, seguridad y progreso (somos uno de los países de menos
productividad de Europa y así poco se puede mejorar).
Que la humanidad no me sea indiferente es un lema que ha
presidido y preside mi vida, y que me lleva a pedir explicaciones en esta
columna de las fuentes de financiación de los partidos políticos y
especialmente de aquellos que tienen como único objetivo tensionar, romper,
disgregar, ya que sin dinero no se hace política (petición que ha hecho el
mismo presidente francés en plena invasión de Ucrania). Nunca he creído en la
hoja venezolana, pero cada vez es más evidente que hay todo un plan para
desestabilizar y tensionar España (véase el acaso últimamente al poder
judicial). A estas alturas de mi vida,
cuando ya se puede decir que quedan las páginas del epílogo – deseo que sean muchas-
, no puedo dejar de agradecer el mucho bien y ejemplo que han sembrado las
generaciones anteriores, que renunciaban voluntariamente a todo para que sus
hijos tuvieran un futuro mejor y más seguro, y
sabían que ello dependía de una
buena educación que hiciera de ascensor social
y del buen ejemplo que vivían a
diario en casa, en la vecindad, en el pueblo…Todos hacían de educadores. Todos
se preocupaban de todos. Nada les era indiferente. Y especialmente la familia, en la que cada
miembro se sentía querido, arropado, con sus virtudes y defectos, guapo/feo,
listo/menos listo…Era una vida más humana, menos técnica, menos artificial, más
honda, menos superficial…
Afortunadamente, a Dios gracias, son muchas las personas a
las que uno tiene que agradecer mucho, como mi amigo Basilio que me llevó por
primera vez a León en un tren de madera y visite por primera vez el Santuario
de la Virgen del Camino y su bello pueblo de Villaviciosa de la Rivera o las
muchas personas que tomaban su copa de guinda o de anís corriente en el bar de
mis padres, antes del turno de la seis de la mañana o después del turno de la
noche y me comentaban sus ilusiones, aspiraciones o dificultades y fracasos. El
bachiller de la vida…En este apartado de agradecimientos no puede faltar la
parroquia de San Félix de Lugones, sus sacerdotes, en la que nos reuníamos
muchos jóvenes y nos aportaron la base moral y religiosa para andar por la
sociedad. ¡Cuánta generosidad han
derrochado con nosotros¡ Y en este apartado de agradecimientos no puede faltar
la revista de los capuchinos “El Santo”, que recibía mi madre mensualmente y
que hoy continuó yo. ¡Cuánto bien han sembrado sus páginas y siguen sembrando!
Todos los meses la espero y leo con ansiedad.
Ayer en el Primer Libro de Samuel el Señor le decía:” Escucha
al pueblo en todo lo que ellos digan”, y eso mismo decimos a los gobernantes
actuales: “Escucha al pueblo. No todo vale. Hay líneas que no se pueden saltar.
Queremos trabajo y tranquilidad. Tranquilidad y trabajo.
”PAZ Y BIEN!...”
José Antonio
Noval Cueto.
P.D Como pescador de noticias que soy voy a presentaros las tres
que esta semana más me han sorprendido: a/ Las bajas laborales por salud mental
aumentan más de un 44% en Asturias desde 2016.b/La encrucijada democrática de
Taiwán: las elecciones donde se juega la “paz” mundial. c/ España debe
refinanciar deuda por más de 180.000 millones euros en 2024, el 13% del total.
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