…Y el alma de España no agoniza”…Palabras pronunciadas por
Clarín, un 11 de mayo de 1898, a raíz del desastre sufrido por nuestra tropas
en Cavite-Filipinas, el 1 de mayo de
1898, y que ahora vienen a mi cabeza, por varios motivos, primero porque el
Ayuntamiento de Oviedo, en la persona de su Alcalde, don Alfredo Canteli
Fernández, a sugerencia del portavoz socialista Sr. Don Carlos Fernández
Llaneza, ha considerado oportuno que Clarín, Leopoldo Alas, sea nombrado Hijo
Adoptivo de la ciudad, a título póstumo – desconozco los motivos de no haberlo
sido desde el 13 de junio de 1901, día de su fallecimiento-, ya que el eximio escritor ha inmortalizado con
su pluma la ciudad en la que vivió casi
toda su vida –“me nacieron en Zamora un 25 de abril de 1852”-, con el acertado nombre de Vetusta y sus
principales personajes: Don Fermín de Pas, con claras influencias del siniestro
Claudo Frollo de “Nuestra Señora de París”, de Víctor Hugo; don Álvaro Mesía-
tipo muy frecuente en esta España del
toro y más ahora que algunos quieren hacer del ser humano mera zoología- y la sublime, dubitativa y variable Doña Ana
Ozores, esposa del Regente Don Víctor Quintanar, que da nombre a la novela
, y a quien vemos
con su vestido de época, presidiendo la plaza de la Catedral, desde
cerca del Palacio de La Rúa… Pero también estas palabras me parecen muy
oportunas en estos gaseosos tiempos que vivimos, donde nada es perenne, todo es
volátil y cambiante, y es que , en palabras de Clarín, “el alma de España no
agoniza”, y es que si los intelectuales del 98 querían españolizar Europa, yo
creo que ya va siendo hora de españolizar España, con todas las variedades y
peculiaridades regionales que existen.
Ha llegado el momento de que quitemos prejuicios, complejos,
que asimilemos lo que somos y fuimos, y no viene mal que reconozcamos que hemos
sido una gran nación y que aún lo seguimos siendo y ejemplos los tenemos a poco
que profundicemos. Véase el patrimonio lingüístico y literario que tenemos, más
de seiscientos millones de hablantes y literatura de primera línea: Cervantes,
el padre de la novela moderna, Calderón, Galdós, Clarín, Machado, Neruda…y todo
ello sin menoscabo del uso de otros idiomas peninsulares, que en un bilingüismo
armónico, libre y pacífico pueden emplearse a voluntad del hablante, pero sin
olvidar que una parte muy importante del nuestro PIB depende del castellano.
Recuerdo que la crisis económica del 2008, la solución a nuestros problemas
fueron las exportaciones a los países latinos. Ningún país del mundo tiene el
puente que tenemos nosotros con Hispanoamérica. Ahora que estamos en tiempos de
polémicas innecesarias y falsas no viene mal unas palabras de Pablo Neruda
cuando dijo que España nos lo ha quitado todo, pero nos lo ha dado todo,
incluso el idioma.
Estamos en pleno proceso colonizador y éste se va
introduciendo de la manera más sibilina y captando adeptos. Me niego a admitir
la superioridad de la cultura inglesa sobre la hispana, otra cosa es que la
nación más poderosa de la actualidad hable inglés y sea oportuno su
conocimiento, como en su día fue España y llevó a muchos franceses, ingleses y
flamencos a aprender nuestro idioma por meros intereses comerciales, económicos,
estratégicos. Me niego a que se usen anglicismos innecesariamente, solo por
dárselas de falso progresista o intelectual de postín. ¡Que uno aprenda los
idiomas que quiera y que su disco duro soporte! No soy de los que considero
necesario saber inglés para ser presidente de Gobierno, prefiero que sea
honesto, que tenga conciencia, y más ahora que se ponen en uso los auriculares
de traducción simultánea … Me niego a que se rotulen productos en inglés,
francés, alemán… para conseguir más ventas, por aquella falsa creencia que lo
de fuera, lo extranjero, es mejor que lo nuestro, cuando no siempre es así. Me
molesta que la música de los bares y cafeterías sea siempre en inglés, y
nuestras canciones típicas, de siempre, arrinconadas, silenciadas…¿Qué ha sido
de Yupanqui, Larralde, Vargas, Negrete, Cafrune, Chavela, Machín, Lola, Jurado,
Maná, Victor Manuel …? Últimamente pago mi deuda con los mariachis. Me afeito
con su música y mi barba queda bien roturada. Hace ya un tiempo, antes de la
epidemia nacionalista, en visita a Calella de Mar(Barcelona), me sorprendió que todos los comercios y bares
ofrecían sus mercancías y productos en idiomas extranjeros, principalmente el
francés, pero ni en catalán ni castellano. Me dio vergüenza.
Somos un país de la órbita europea , americana, occidental, pero esto no debe ir en
detrimento de nuestras esencias, de nuestras costumbres, de nuestros hábitos, de nuestra manera de ser y sentir, y
todo ello se pulsa y vive en el idioma. Somos hispanos, bien de Europa o de
América, pero hispanos. No entiendo que para hablar de la judicialización de la
política tengamos que decir “lawfare”.
¿Cuándo nos daremos cuenta que somos una gran nación, - hemos escrito muchas
páginas memorables de la Historia Universal- , en la que un aspirante a la presidencia con
muchas causas penales pendientes nunca sería
elegido? ; en otros países que se dicen modelo, véase EEUU, sí. Algo es algo,
no lo perdamos.
Ya que he empezado hablando de Filipinas, permitidme que
recuerde que el castellano mantuvo su estatuto de lengua oficial hasta 1973,
hoy está en las catacumbas…¡Que no nos ocurra ahora a nosotros!, vamos camino
de ello y es que nuestro gran defecto es que nos dejamos influir rápidamente
por el primero que viene.
José Antonio Noval Cueto.
P.D El rey Felipe VI no para de darnos sorpresas, en plena
pandemia nos visitó, siempre que puede viene y ayer, viernes, los avilesinos le
vieron comiendo y tomando sidra en Casa Lin, después de visitar empresas
centenarias asturianas ¡Buen provecho! ¡Muchas
gracias, Majestad!
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