lunes, 12 de febrero de 2024

“Nadie hay tan grande como Tú…” ("La Nueva España Digital de Siero, 18-II-2024", "La Nueva España de Siero, 22-II-2024" )

 

Las sorpresas llegan cuando uno menos lo espera y eso me pasó a mí, hoy,  12 de febrero , en la Iglesia-Oratorio de la  Residencia Nuestra Señora de Covadonga o Asilo de Pola de Siero , cuando el párroco-capellán, Don Fermín, nos recordó que se celebraban los 138 años desde que la Comunidad de Hermanitas de Ancianos Desamparados inició su apostolado “de la doble orilla”, o preparación para una buena  muerte, en esta villa -  el día tal fue el sábado 10 de febrero, pero por motivos de fuerza mayor se pospuso a hoy- . Nada más recordar la fecha- sabía que era próxima a la festividad de Nuestra Señora de Lourdes- se agolparon muchas vivencias, recuerdos y preguntas.

El recinto de forma rectangular alargada, con un presbiterio presidido por la Virgen de los Desamparados, tiene dos pequeñas ampliaciones, casi medias naves laterales,  antes del altar, que comunican con los pasillos interiores de la Casa; zonas donde se aposentan los ancianos más delicados. En la pared izquierda según se entra está  la bella y monumental imagen de Cristo Crucificado, adusto, sobrio, que transpira dolor, inquietud , preguntas y que espera respuestas. No te deja indiferente cuando le miras.  En esa misma zona, antes del atril y altar, se halla una balconada desde la que los ancianos enfermos, ubicados en el 1º piso, pueden seguir la  misa y hacer sus visitas al Sagrario.

 Ahora que la Ciencia hace enormes esfuerzos por prolongarnos y mejorarnos la vida, ahora que ya empieza haber personas centenarias en muchos concejos, en España casi 20.000 y en Siero más de ocho, una de 107 años, uno se da cuenta de que 138 años de vida son muchas vidas. Es más antiguo que la Casa Consistorial, de 1887, más que la propia Estación de Ferrocarril y que la propia línea de ferrocarril de Oviedo a Infiesto, de 1891, más que la explotación del Servicio Telefónico para particulares y no había nacido el rey Alfonso XIII, que lo haría en mayo de ese año.

Estábamos en plena Restauración, turno de partidos en el poder, gobernaba Cánovas y era alcalde de Siero Don Gregorio Vigil Escalera. La situación la describe muy bien nuestro estudioso Don Fausto Vigil que dice: “Vivía nuestro Ayuntamiento, allá por el año 1886, vida tan miserable que no era posible, por más esfuerzos que el Alcalde y sus concejales hicieran, cumplir las obligaciones indeclinables de toda entidad municipal…”

En estas difíciles  circunstancias políticas, sociales, económicas – el siglo XIX fue un periodo de auténtica locura : guerras napoleónicas, carlismo, pérdida de las colonias, movimientos proletarios, anticlericalismo ,desamortización de Mendizábal…- unas pocas Hermanas inician  su labor de socorrer a los más necesitados, con pocos recursos o sin ellos -no había saneamientos, duchas, pañales, lavadoras, frigoríficos, neveras, calefacción, agua caliente…-, concretamente a 18 ancianos y desde entonces su labor no para de crecer; su demanda va a más. Hay lleno completo y una enorme lista de espera; y es que lo bien hecho siempre hay quien lo bendiga y difunda. Aquí se reparte mucho amor, mucha santidad, mucho bien y eso se aprecia.

En aquel entonces, 10 de febrero de 1886 inauguró la Casa el arzobispo de Oviedo el sierense don Fray Ramón Martínez Vigil y se repartió una suculenta comida a no menos de ochocientos pobres de Siero y otras zonas. Hoy, un grupo de ancianos, en la misa mañanera, daban gracias a Dios de tanta generosidad y amor. Y los que coincidimos allí, fortuitamente como quien les escribe, nos hacíamos la pregunta mundana, racionalista, de ¿cómo se pudo y se puede lograr esto? Y la respuesta nos la dieron las propias Hermanitas con uno de sus cantos de alegría: “Nadie hay tan grande como Tú…solo el amor nos salvará."

Dicho esto no viene mal recordar que en Pola de Siero las dos instituciones más antiguas son la Iglesia de San Pedro, ahora en rehabilitación por fases, inaugurada el 29 de junio, festividad de San Pedro , de 1845, y la Residencia de Nuestra Señora de Covadonga, de 1886, del que dice Fausto Vigil que: ” Florencio Rodríguez comenzó la construcción del hermoso edificio…”. ¡Esto algo indica! No quiero concluir estas letras sin recordar a personas que han dejado su huella en esta  Casa como Don Belarmino García Roza, que falleció el día de Navidad, a la Hija Predilecta de Siero Sor Isaura, a Juan Manuel Rodríguez Díaz, Don Alberto…¡Cuántas historias y testimonios  humanos de fe y amor  tendríamos si sus paredes hablasen!

 

                              José Antonio Noval Cueto.

 

P.D “Quien no ama a su hermano a quien ve, no es posible que ame a Dios a quien no ve”(Jn.4,20)

“Servir los cuerpos para salvar las almas” “Dios no quiere libertades sometidas, sino conquistadas por la oferta de la verdad y el bien” (Santa Teresa de Jesús Jornet)




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