sábado, 2 de marzo de 2024

“Deontología profesional y ciudadana…”("La Nueva España Digital de Siero, 3-III-2024")

Esta sociedad líquida, gaseosa, etérea, sin bases, columnas, vigas ni principios, exige de quienes la formamos y no queremos ser arrastrados por ella, una elevada dosis de reflexión ,  de madurez y esto no abunda, no es fácil,  y más ahora que impera la moral del momento, del me interesa o no me interesa, el disfrute o no disfrute, el gozo o no gozo, y más cuando la información que nos llega abunda en esa tendencia , como si la juventud fuera eterna, permanente y no experimentara el paso del tiempo. Hablarles de esfuerzo, entrega, renuncia, aspiraciones profesionales y personales, de plan de vida, del cómo te quieres ver cuando tengas cierta edad, no se prodiga mucho e incluso puede parecer obsoleto, retrógrado, típica mentalidad de aguafiestas, ya que parece que hay sectores de poder interesados en que no se prodigue la capacidad de pensar...¡Tú, joven, consume, trabaja y calla!  A veces tiene uno la sensación de vivir en dos mundos: Uno el que proporciona la maquinaria del poder a través de los medios de propaganda y publicidad, mundo feliz, onírico, fácil, al alcance de la mano y otro la vida real: trabajo, pan , renta, alegrías y penas, que también existen, dificultades…

Esta disociación interesada en la que uno no tiene ni pasado ni futuro, y es fruto sólo de sí mismo, y en la que la única dignidad que se abroga es la de ser objeto de consumo, no la de ser persona, está generando unos problemas mentales que están taladrando los presupuestos de todas las Consejerías de Sanidad, y nadie parece querer ponerle remedio. Es cierto que en todas las épocas todas las juventudes han y hemos tenido nuestros espejismos, nuestras utopías, nuestros imposibles, pero éramos  más respetuosos con el pasado, con la tradición recibida y no queríamos desmerecer de ella, a lo más hacerla nuestra,  impulsarla y mejorarla, pero ahora que importa más la técnica mal entendida que el hombre,  creo que nos estamos  pasando e incluso desprotegiendo,  y todo ello fruto de esa es moral utilitario, productiva, de usar y tirar  que hemos puesto en circulación, que invade todas las relaciones humanas , que convierte al hombre en objeto y que está generando serios problemas mentales, y que hace que las bajas laborales se incremente de manera alarmante. Hace unos días en una excelente crónica Alicia Vallina le preguntó a Toni Nadal ,tío de Rafa, que “¿Qué era para él el éxito?, y la respuesta no tiene desperdicio :”Dar la mejor versión de ti mismo…Cada cual ha de ponerse sus propias metas…” , pero eso pasa por conocerse uno a sí mismo. ¿Nos conocemos? ¿Se conocen nuestros jóvenes?

En este contexto surge la palabra que titula este escrito y que en otros tiempos fue venerada, respetada, honrada. Todas las profesiones tienen sus deontologías, su código profesional, imbuido de normas éticas y técnicas, y siempre que surgía algún conflicto o contratiempo se le citaba como argumento de autoridad, de defensa.  Últimamente, a raíz de los continuos conflictos que vemos en esta sociedad tensionada que busca cambiar las leyes por procedimientos no muy reglados, de prisa y sin los deseables consensos, por meros intereses particulares , en contra del sentir de los ciudadanos y de los preceptos constitucionales, y además refrendadas , a veces,  por juristas de experiencia, pero no ajustadas a Derecho , me viene a la cabeza la pregunta de  ¿Cuál es su deontología profesional? ¿Por qué se la saltan? ¿Por qué prescinden de ella? Ni la militancia política ni cualquier otra dependencia u obligación justifica que uno/una vote en contra de su deontología profesional, ni incluso aunque quieran renunciar a su profesión. ¡Dignifíquenla! Esta bajeza moral no debe tener cabida en nuestra sociedad, es como quien acude a un juicio para testificar falsamente. Ninguna ideología, sea la que sea, justifica ir en contra de la verdad y menos en contra del Derecho que dimana de un parlamento democrático. Estos ejemplos que últimamente, por desgracia, abundan en la vida social y política española, no hacen nada bien a nuestros jóvenes, y les viene a decir que todo vale con tal de conseguir o detentar el poder…y esto no conduce a nada estable, a nada bueno, ya que perturba nuestra convivencia…Nuevamente me pregunto: “¿Qué es el éxito en la vida?”… También los ciudadanos tenemos nuestra deontología particular y la ejercemos cuando menos se espera.

La semana empezó con serios problemas de corrupción política y acaba con indicios de responsabilidades políticas muy importantes y de largo alcance… Hace ya algún tiempo leí, no recuerdo el autor, que los amigos en Política son como las olas del mar, van y vienen…

Para concluir con estas líneas de cierto tono reflexivo y lastimoso,  permitidme que aporte una sorpresa, cargada de alegría . El pasado lunes, en mi visita a la Casa de Cultura de Pola de Siero, en busca de poesía para leer -últimamente intento saldar mi deuda con la poesía- me encontré en uno de sus anaqueles con el libro de un antiguo alumno “Radiografía de una tumba”, que me produjo una gran alegría. ¡Enhorabuena, Nacho ! Ya te diré…

 

                                               José Antonio Noval Cueto.

 

P.D   “La palabra del hombre, honradamente

          pronunciada, es hermosa, aunque oscura,

          es clara, aunque aprisione

         el terror venidero.

         Hagamos entre todos la palabra

        grácil y fugitiva que salve el desconsuelo”. ( C.Bousoño )










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