Estas letras del este bello y conocido villancico me dan pie
para escribir este artículo, pues desde que ha nacido Jesús, el Salvador,
parece que todo se impregna de su aroma, de su música, de sus deseos ; sus
palabras son tiernas, dulces, esperanzadoras y todas confluyen en el concepto:
AMOR….Todos los años nos suele ocurrir lo mismo, nace el AMOR , nos brinda sus
posibilidades y seguimiento, cargamos pilas y propósitos, y llegada la fecha de
caducidad – primeros de enero-, el tráfico de obligaciones y compromisos nos lleva
a la rutina, a la inercia, a la repetición, pero algo habrá que hacer para que
uno se singularice, para que uno sea
el único responsable de su decidir
y vivir; en resumen, que sea él quien marque su ruta y destino. Y la Navidad,
sean creyentes o no, nos invita a eso: a agradecer, a desear, a implorar y como
no, también a perdonar, algo que no está muy de moda y que genera serios y
torpes quebrantos a muchos y la mayoría de las veces, por malas
interpretaciones o por las cosas más insignificantes. La Navidad nos invita a
ser auténticos.
Uno que ya ha vivido muchas Navidades, recuerda el
recogimiento de las Nochebuenas de antaño, en las que a partir de las 9’30
horas de la noche se cerraban los bares, por las carreteras no circulaba ni un
coche y sentados, mientras se acababa de preparar la cena, observaba con ojos de niño,
en la televisión en blanco y negro, las imágenes ,en el Telediario, del reencuentro entre las familias de Berlín
Oeste y Berlín Este autorizadas a cruzar el muro de Berlín. ¡Cuánto dolor!
Concluida la cena, en la que novedad era la sopa de marisco, turrón de Jijona y
unos sorbinos del Gaiteru o de Codorniu, juego de cartas, parchís, lotería y algún
que otro villancico como aquel que decía y dice: “La Nochebuena se viene, la
Nochebuena se va, y nosotros nos iremos… ” y mucha conversación. Se hablaba
mucho. Había dos belenes que me llamaban la atención, el de la Iglesia de San Félix
de Lugones y el de la tienda de Nedina en el Cruce Nuevo, al que llevábamos el
moho y poníamos papel de plata para simular el río. Creo recordar que también
se ponía otro en las llamadas casas del Ferrador, actual Bulevar de Lugones.
Hoy la Navidad, como os decía la pasada semana, la celebramos
todos, con más o menos ruido, con más o menos kilómetros, con más o menos
consumo, con más o menos prisas, con más o menos oración, aunque algunos no lo
quieran creer, ni reconocer. No nos deja indiferentes, como tampoco dejó a los
pastores de Belén que con sus precarios medios intentaron cobijar, alegrar y
arropar al Niño-Dios. Es una fecha que marca, que obliga. Todos, el que más y
el que menos, hacemos balance. Para nosotros, los cristianos, es la
confirmación de nuestra fe, tenemos un Salvador, una persona que nos protege y
cuida, que conoce nuestras fortalezas y debilidades; nuestra roca, fortín,
refugio, auxilio, escudo, muralla, camino, guía, pastor…nuestro pesebre de
AMOR…y por eso estamos alegres y esta alegría, desde tiempos inmemoriales la
expresamos con cantos nuevos, arpas, liras de diez cuerdas, y ahora, en la
actualidad de forma más directa con villancicos, conciertos, recitales…como el
que tuvo lugar el pasado 26 de diciembre en el teatro Campoamor , a cargo de la
soprano Ainhoa, acompañada al piano por Javier Carmona.
Organizado por la Asociación que promueve la candidatura de
“Asturias, capital Mundial de la Poesía” y bajo el lema “Versos en Navidad: ”La
voz y los poetas”, tuvo una clamorosa respuesta del público, hasta el extremo
que en los momentos previos al certamen se hacía difícil aparcar en la zona. Antes
de iniciar su actuación, desde un improvisado atril, la soprano Ainhoa Arteta
dirigió unas palabras sobre la finalidad e intenciones de este recital, en las
que destacó la importancia que tiene la cultura, la buena cultura, en el
desarrollo y mejora de personas y pueblos , y más cuando se trata de dos
disciplinas que se hermanan y combinan muy bien , pues ambas se necesitan, y me
refiero a la música y la poesía. Nos dice que la finalidad de este acto es
“embellecer más si cabe esta hermosa tierra y servir de patria para todo el
mundo”.
El recital de Ainoha
Arteta, acompañada al piano por Javier Carmena, tuvo dos partes: una primera ,
diríamos que más exigente, exclusiva y culta en la que la soprano hizo gala de su buen hacer y mucho oficio, con
canciones de Montsalvatge, García-Leóz, Turina y en la que quiero destacar la pericia del
pianista al interpretar un pasodoble a un torero vasco , nacido en Elgoibar en
1856, Luis Mazzantini ( dato que desconocía y que me llevó a evocar otro
pasodoble muy tocado en la plaza de Toros de Bilbao, también dedicado a otro
torero vasco, Martín Agüero, con calle en la ciudad y en la que se ubica la
actual Plaza de Toros de Vistalegre de Bilbao) y una segunda, más popular, más
navideña, con villancicos de Schubert, Guridi y otros más populares como
“Adeste Fideles”, “Noche de Paz”. Su
cercanía y profesionalidad hizo que la
conexión con el público fuese total- nos indicó la importancia que tiene cantar, con mejor o
peor voz, en el funcionamiento de nuestras hormonas- hasta el extremo que
algunos de los villancicos más conocidos fueran tarareados por el público, a
sugerencias suyas. Pero en esta impresión de espectador emocionado, testigo de
una noche inolvidable, quiero destacar su soberbia interpretación de una
conocida canción popular navideña catalana, popularizada por el conocido
violonchelista Paul Casals, “El canto de los pájaros”, que ha llegado a ser
considerada como símbolo de la Paz, al recibir la medalla de Paz de la ONU, un
24 de octubre de 1971 e interpretar esa canción. El Recital ha sido un
auténtico privilegio. ¡Muchas gracias!
Risas, aplausos,
espectadores en pie y la palabra más cantada y citada Paz. ¡Que sea una
realidad entre todos! “…Noche de paz, noche de amor…noche de luz...Ha nacido
Jesús.” No puede decirse de mejor manera que nos ha nacido el Salvador que
cantando y más cuando contamos con artistas del máximo nivel.
José Antonio Noval Cueto.
P:D Acabo de leer una poesía de Lope de Vega que
me ha enviado un amigo desde Palencia y que por su oportunidad os transcribo:
“Las pajas
del pesebre, niño de Belén
Hoy son
flores y rosas, mañana serán hiel.
Lloráis
entre pajas, del frío que tenéis,
Hermoso niño
mío, y del calor también…”
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