sábado, 18 de enero de 2025

Todos tenemos derecho a techo ("La Nueva España Digital de Siero, 19-1-2025")

 

No hay periódico y día que no salga a relucir el problema de la vivienda. No hay líder político que no exponga su solución . No es un tema nuevo. Es de siempre. Ya nuestros padres, aquellos que pasaron su juventud guerreando, penando y callando, nos decían que las prioridades de su vida, por orden de preferencia, eran: vivienda, comida y ropa, y si sobraba algo, para los estudios de sus hijos o de aquel que más despuntaba. En verano, algún que otro día a la playa de Gijón en el tren de cercanías, y algunos más pudientes a secar a León. ¿Cuáles son nuestras prioridades hoy? ... Uno se emancipaba cuando se casaba y no siempre – era frecuente vivir los primeros años en casa de padres o suegros- y sólo después de muchos esfuerzos, penurias y limitaciones, algunos, los más afortunados, llegaban a dar su entrada para su piso o casa. Era la ilusión e inversión de su vida. Para todo ello era necesario que la salud no fallase – en época de la posguerra dura la alimentación era deficiente, escasa y repetitiva, y fruta de temporada ni olerla- y que las horas extra no faltasen, pues eran ingresos necesarios para llegar a final de mes y hacer frente al crédito. Era frecuente que dos familias compartieran piso con derecho a cocina.

Hoy, cincuenta años después, la situación no ha ido a mejor, y la compra o alquiler de vivienda es una necesidad, una angustia para nuestros jóvenes, y esto lo utilizan los oportunistas políticos que blasonan su solidaridad verbal, su quedar bien, pero concreciones pocas y hechos menos, y eso que oportunidades y tiempo hubo. ¿Desde la burbuja o crisis del ladrillo, años 2007/2008, qué se hace hecho para solucionar este problema? Lo de siempre, mirar para otro lado, dejar que el problema crezca, vaya a más, hasta que la situación sea imposible, límite. Recordemos que la vivienda y la falta de sensibilidad política primero del PSOE ( creador de los desahucios express) y el excesivo legalismo posterior del PP,  permitieron que fuerzas antisistema se hicieran un hueco en el Parlamento de la Nación  y formen hoy parte de la nueva casta política. Hasta en el vestir se les nota, pero resolver no resuelven y ahora, al verse descubiertos dicen que la solución es la vivienda de promoción pública cuando lo que desea la mayoría es comprar su piso o hacer su casa donde le apetezca, siempre que le dejen dinero en el bolsillo y no le frían a impuestos a él y a sus descendientes.

A esta situación preocupante se le suma otra mayor y verdadero origen del problema y es que nuestros jóvenes tienen que practicar el turismo laboral, eufemismo que engloba a falsos becarios, contratos temporales de poca duración, minisueldos, despidos, cierres, deslocalizaciones de empresas y sindicatos más preocupados de sus nóminas que de la solución de los conflictos… Hoy nuestros jóvenes – excepto los empleados de la Administración- vagan de empresa en empresa y solo algunos, cuando rondan la treintena o más empiezan a ver cierta estabilidad. Si pasan de cuarenta sin lograrlo, se les complica la situación, se marginan o les marginan, les excluyen. A todo ello añadamos el quebranto laboral, social y económico del Covid y sus secuelas.

Se pueden y se deben arbitrar las medidas que sean necesarias para inyectar  esperanza, optimismo a quienes nos pagan la pensión, pero la más importante  es que nuestros jóvenes y menos jóvenes tengan derecho a un empleo digno que les permita mantener y sacar adelante una familia y para ello la Administración debe crear las condiciones idóneas para que la máquina económica del Estado sea eficaz y eficiente, al servicio de todos, no de unos pocos, moderando los impuestos, favoreciendo la contratación, evitando las subidas caprichosas  de cotizaciones , los impuestos que encubren gastos innecesarios, improductivos que lastran a otros sectores, y por supuesto tenemos que llevar a cabo aquellas inversiones que son necesarias para garantizan el futuro y progreso de la Nación.

Los españoles tenemos derecho a nacer, a vivir con dignidad, a tener vivienda, a pensar, a elegir, a tener oportunidades, a progresar y llevar a efecto lo que uno se propone, pero también tenemos derecho a exigir que se penalice todo gasto fraudulento que dañe el sistema…Ejemplos hay muchos, casi a diario, basta seguir las noticias de los Tribunales. Así es inadmisible que la deuda de RTVE en el año 2024 se acerque a los 60 millones de euros que en pesetas, como mejor nos entendemos los mayores, hacen un total de casi 10.000 millones de pesetas y aquí no pasa nada, o que ahora que tanto preocupa la vivienda dejemos que el poblado vacacional de Perlora se encuentre en la situación ruina y abandono en que está y sin vía de solución, en plena milla de oro del turismo asturiano.

Todos los españoles tenemos derecho a vivienda, a un empleo digno y a que no se nos mienta y se juegue con nuestras ilusiones,  necesidades o carencias… ¿Se preocupan de esto los políticos?

 

                                   José Antonio Noval Cueto.

 

P:D Nuestros jóvenes han tenido una niñez y juventud más cómoda, más fácil, con menos problemas, pero una vez llegados a la vida laboral empiezan las dificultades, las frustraciones, los engaños, abusos…Dicho esto no está de más asumir cuanto antes que el gratis no existe y que lo que se consigue en la vida es con mucho esfuerzo, renuncias y algo de suerte.

 Nosotros, los mayores, hemos tenido muchas carencias y limitaciones en la infancia y juventud, pero hemos tenido un trabajo más estable, más uniforme; no se practicaba el turismo laboral con la intensidad que ahora se hace.





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