“En memoria de Sor Isaura”.

 Publicado :"La Nueva España" "El Comercio"

El pasado 17 de agosto de 2.009, festividad de San Jacinto y de Santa Beatriz de Silva y Meneses, nuestro Padre ha llevado a su presencia a Sor Isaura Verísimo Blanco, Hermanita de la Congregación de los Ancianos Desamparados, y que desde el año 1.962 ejerció su apostolado y dedicación en la Residencia Nuestra Señora de Covadonga de Pola de Siero.

Son muchas las deudas que tenemos contraídas los polesos y sierenses con Sor Isaura. Siempre que visitábamos el Asilo allí, en la Portería, encontrábamos la sonrisa, la delicadeza y la prudencia de la Hermana, que nos daba esa familiaridad que uno necesita para sentirse querido, para sentirse a gusto. Han sido muchas las conversaciones que mantuve a lo largo de estos años con Sor Isaura, y de ellas siempre salía uno más reconfortado, más seguro de sí mismo, más consciente de la importancia de ser Hijo de Dios, más seguro que sólo el Amor salva y justifica una vida.

Y ese fue el mensaje que día tras día nos ha dejado Sor Isaura, que compensa entregarse a Dios a través de los mayores y no tan mayores. Estaba muy satisfecha con la propuesta de ser nombrada HIJA ADOPTIVA de Siero, que estoy seguro que lo será, con la pequeña diferencia que lo será, como decimos los humanos, a “título póstumo”, pero eso son pequeñeces para quien ha seguido el lema de su Congregación que dice: “Los ojos en el cielo, la mente en el corazón y el mundo bajo los pies”;nimiedades ahora que ya goza del máximo galardón que puede desear toda Hija de Dios, y que no es otro que estar en presencia de Dios,  y velar y preocuparse de todos nosotros, que tan necesitados estamos de amparo.

Soy consciente que no hay palabras que puedan expresar la deuda que con Usted tenemos, pero permítame que , al menos, sea agradecido y le dé las gracias, como hacemos los humanos, por sus desvelos y ejemplo.

¡Ojalá que el Señor de la Viña siga enviando operarias como usted¡ ¡Muchas gracias, Sor Isaura, siempre la tendremos en el corazón!

 Pola de Siero, 24 de Agosto de 2.009

               José Antonio Noval Cueto