viernes, 11 de abril de 2014

“Amor con amor se paga”



Estamos en plena Semana Santa y todos sabemos que el Jueves Santo o Día del Amor Fraterno nos recuerda a los cristianos la obligación de ser solidarios con los que sufren – en  Asturias tenemos  más de 103 .000 desempleados, más de 12.000 personas que perciben el salario social, 31.222 asturianos en el extranjero…- y la responsabilidad que tenemos todos de luchar y trabajar por un mundo mejor. Y todo ello en un contexto donde  la deuda de la Administración no  disminuye, a pesar de los recortes padecidos. No hace mucho nos hemos enterado que la deuda pública del año 2.013 se incremento en un 9’9% y  alcanzó la  casi inabarcable cifra  de 836.127 millones de euros que indica que la deuda pública por habitante asciende a la cifra de 20.863 euros en el 2.013 cuando en el  2.003 el importe  era de 9.022 euros ¿Motivos?... La única administración que está cumpliendo con sus obligaciones y controlando los gastos es la municipal.

El refrán que titula este artículo da nombre a una de las mejores canciones del “charro inmortal” Jorge Negrete “Amor con amor se paga”, donde de un modo claro y evidente nos vuelve a recordar la necesidad del amor, del amar, para sentirse vivos, fuertes, seguros, y también nos alerta de las penas y amarguras  que traen la explotación de los afectos, el jugar con los sentimientos de las personas(“Despacito entraste en mi alma/ como se entra en la carne una daga / me rompiste mi vida y mi calma/ pero amor con amores se paga”). En tiempos de desamor o de amor con viruelas, de incomunicación, del culto al yo  o de búsqueda desesperada del éxito personal, no viene mal replantearnos todas nuestras obligaciones, nuestros objetivos y ver si no habremos cambiado de rumbo, confundido nuestras metas. Quizás hemos empezado a considerarnos importantes, olvidando que puede más la mirada de un niño que todo el poder del dinero, descuidando que es más importante ser rico en afectos, en sentimientos, en amigos que en proyectos, empresas, bienes o vanidades humanas.

 A lo largo de la vida son muchas las muestras que uno atesora de amor, de renuncia, de entrega a la persona amada. Así perdura en mi retina la imagen de felicidad, de satisfacción que experimentaba una madre invidente al escuchar a su hija cantar los villancicos en la Fiesta del Colegio. ¡Qué transposición ¡ ¡Qué felicidad!¡Como disfrutaba de cada segundo, de cada momento, de cada nota! ¡Que poco basta para ser feliz! Esta misma escena solía repetirse año tras año, mientras duró la escolaridad de su hija. Más recientemente la despedida de una madre longeva, que viuda desde sus años jóvenes y en tiempos difíciles sacó adelante a sus ocho hijos, me hizo replantearme lo que entendemos hoy por éxito personal. ¿Habrá alguno mayor que sentirse querida, arropada por su prole y amigos?  Hoy, en tiempos tan impersonales y cambiantes como los que vivimos, no viene mal recordar que el termómetro del amor es el que debe mover las conciencias, el que facilita el progreso de los pueblos y especialmente la deseable solidaridad entre todas las edades, ya que si no lo remediamos vamos  camino de enfrentar los intereses de los mayores con los de los jóvenes, como ya se refleja en los Presupuestos de algunos ayuntamientos.

La Cuaresma es generosidad, misericordia, y el día del Jueves Santo o Día del Amor Fraterno, viene bien evocar aquellas  palabras del Libro de la Samuel  que dicen:”Dios no mira como mira el hombre, porque el hombre ve las apariencias, pero Dios ve el corazón”, y ese corazón, el nuestro, debe nutrirse de la humildad de reconocer que uno no es nada, sino un simple pecador que necesita ayuda, protección, amor.

Ante la duda e incertidumbre que pueden provocar sus palabras, sus hechos, el profeta Miqueas nos trasmite las preguntas agónicas del Señor:
“Pueblo mío,¿Qué te he hecho? ¿En qué te he ofendido? ¡Respóndeme! “
Y la única respuesta  es que: “Amor con amor se paga”.


                                    José Antonio Noval Cueto.

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