Hay títulos de canciones que permiten hacer una radiografía
de la sociedad en que nos movemos y más en el momento en que nos encontramos
con las vacaciones tocando en la puerta, los perros en casa, los recursos
escasos y la pregunta desesperada de ¿con quién dejo el perro?¿quién me lo
cuida? Los mayores en el Hospital, en la Residencia , y el hotel para perros no está al
alcance de mi bolsillo
.
El perro siempre ha tenido su protagonismo en el devenir
humano, así fue un perro llamado “Argos “ quien descubrió al astuto Ulises de
regreso a casa. En plena II Guerra Mundial el perro bóxer Mathias fue condecorado en Alemania con
la Cruz de
Hierro, y en el ayer cercano uno de los grandes éxitos televisivos de mi niñez
lleva el nombre de un perro pastor alemán llamado “Rin Tin Tin “ , pero de finales de los
austeros y humanos años 60
a la actualidad han pasado muchas cosas y no para bien,
y entre ellas la más alarmante, la más negativa, la deshumanización de la
sociedad, que es directamente proporcional al incremento del protagonismo de la
bestia, del animal- llámese oso, urogallo, perro, gato, tortuga, canario…- en periódicos,
revistas, cines, notarias y tanatorios, pues ya hay quien se preocupa de la
vida de su mascota cuando él no viva y
mientras algunos indigentes son enterrados en cajas elaboradas con tablas de
pescado.
En los tiempos de mi adolescencia una de las frases que más negativamente me impactó fue aquella de Hitler que decía que “cuanto más
trataba a los hombres más quería a los perros”. Mi escala de valores no admitía, ni por asomo, tal posibilidad, me parecía
imposible que no supiéramos e hiciéramos nuestro la defensa de lo humano, del
hombre y la mujer, pero cuando ahora ves
comunidades insensibles al dolor humano, ante la miseria, ante la injusticia, que no
hacen suya la más elemental defensa de la dignidad humana ,empiezan a entrarte
las dudas, y el mero hecho de dudar ya es malo. En esa misma línea el escritor Mark Twain
escribía “Si recoges un perro hambriento
en la calle y le haces próspero, no te morderá; ésa es la principal diferencia
entre perro y hombre”.Alejados y ajenos de la proverbial ingratitud humana los teóricos ilusos del pensamiento y de la pedagogía planifican
nuevos planes de estudios, nuevas leyes de educación, pero lo más fundamental,
lo más básico, la educación en valores y el sentido común quedan en el olvido. Ahora se comprende que uno de los
comensales de un famoso y concurrido restaurante pidiera a sus
amigos que le quitaran las espadas que tenía, que aún chorreaban sangre sus heridas.
El perro que siempre ha tenido importancia en la vida del
hombre, se carga ahora de protagonismo y en algunas de mis últimas lecturas se les titula Pluto, León, Pancho,
Stalin, Fidel, Pipo o Prim, general de Reus, héroe de Castillejos(Marruecos) asesinado en la calle del Turco de Madrid, actual calle Marqués de Cubas. Espero que este auge perruno no sea un vaticinio
de una descarnada deshumanización, sino reivindicación de la fábula y su proverbial lealtad ,- pues como dice un conocido prelado “sin cielo, no hay tierra”-, y espero que la agoviante y persistente crisis económica no hay incrementado el número de perros abandonados en nuestras calles ni aumentado el número de clientes en las perreras municipales.
José Antonio Noval Cueto.